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DE SANTIBAÑES ORDENÓ LEVANTAR LA FILIAL LOCAL DE LA SIDE
Córdoba se queda sin servicios

Fernando de Santibañes, el Señor Cinco de la Alianza, decidió cortar por lo sano.

Luego de varios escándalos por espiar jueces y políticos, la SIDE decidió levantar la oficina regional de Córdoba por cuestiones de ahorro. Varios agentes se quedaron sin trabajo y otros vienen a la Capital Federal.


Por Mónica Gutiérrez
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El jefe máximo de la SIDE, Fernando de Santibañes, ordenó levantar la Delegación Córdoba de la SIDE. El ajuste presupuestario --por el que más de mil agentes quedaron fuera de la estructura de Inteligencia oficial-- vino como anillo al dedo para resolver de una vez el maratón de escándalos que en Córdoba involucraron a la SIDE local y a la cúpula de Inteligencia del Tercer Cuerpo, en algunos momentos prácticamente indivisibles.  Inteligencia interna, agencias de seguridad y escuchas clandestinas unieron a ambos organismos en una asociación poco clara. Tal como lo adelantara Página/12 en su edición del 27 de febrero último, también la estructura de la Central de Reunión de Información del Tercer Cuerpo (CRI) quedó desarticulada al quedar cesantes los agentes civiles como una consecuencia directa del espionaje del que fueron objeto tanto la Justicia federal --que investiga la "verdad histórica" con relación a la última dictadura militar-- como periodistas, políticos y gremialistas.

  Si bien la desaparición de la oficina Córdoba forma parte de la desafectación de 1200 agentes de la SIDE, algunos de los que se desempeñaban en la delegación local fueron enviados de vuelta a la Capital Federal mientras que otros fueron directamente despedidos. El gobierno provincial fue notificado expresamente de la novedad en los últimos días; un funcionario cercano a José Manuel de la Sota reveló el agrado del gobernador por la noticia, ya que se sabían "permanentemente escuchados" por los espías de la SIDE. De la Sota ya había sido objeto directo del espionaje ilegal cuando la Justicia federal descubrió que un par de agentes del Ejército seguían de cerca sus pasos durante la campaña electoral. 

  Aquel episodio --que llegó a rozar a Jorge Miná, ex jefe de Inteligencia del Ejército, y que terminó en una causa penal que aún tramitan la jueza Cristina Garzón de Lascano y la fiscal Graciela López de Filoñuk-- fue el primero de una serie de incidentes graves que terminaron decidiendo el final, al menos formal, de las estructuras de Inteligencia en la provincia.

  Más tarde, López de Filoñuk promovería acción penal contra Horacio French, el titular de la SIDE cordobesa, después de descubrir que era propietario --a través de testaferros-- de una agencia de seguridad privada, Mediterránea SRL. Pero, ya antes, French no la estaba pasando bien: Hugo Anzorreguy lo había desplazado de su cargo por permitir que la jueza Garzón de Lascano allanara las oficinas de la SIDE. Cuando se presentó a declarar en la causa, French se amparó en el "secreto profesional", argumentando que aún pertenece a las filas del organismo de Inteligencia. Las agencias de seguridad en Córdoba no son tantas ni tan independientes entre sí. Uno de estos negocios, MBM, estuvo bajo la mira desde que se supo que sus directores eran un tal Malberti, Maldonado (colaborador directo del ex titular del Tercer Cuerpo, Juan Manuel Llavar) y Néstor Baudano, uno de los militares imputados por espionaje ilegal que trabajaba para José Guillamondegui, ex jefe de la CRI.

  Pero no para todo eran una familia unida. De hecho, los agentes de la SIDE se cobraron viejos rencores cuando no informaron a sus parientes del Tercer Cuerpo que la Justicia federal había pedido las intervenciones legales de sus teléfonos para investigar el espionaje ilegal que ya sospechaban, y cumplieron con esas órdenes. Facturas más o menos, hoy se encuentran unidos por la misma desgracia.

 

 

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