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ESPECTACULAR DESCENSO DE PUTIN EN LA CAPITAL CHECHENA
Todo un Señor de la Guerra

En una escena digna de Hollywood, el presidente y principal candidato ruso llegó a Grozny para mostrar confianza.


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Es difícil encontrar precedentes para lo que hizo ayer el premier-presidente interino ruso Vladimir Putin. Para encontrar uno habría que remontarse a los '60, cuando un ministro de Vietnam del Sur tenía la costumbre de arribar todos los días a su oficina a bordo de un helicóptero de combate. Pero nada puede superar el efecto de un avión de caza piloteado por el líder de una potencia nuclear. Ese parece haber sido al menos el cálculo de Putin, quien ayer arribó a la arrasada capital chechena de Grozny piloteando un Su-27. Su motivo era simple. A sólo cinco días de las elecciones presidenciales, el presidente interino debe asegurarse que la participación general y el voto para él sean lo más altos posibles. Y una buena manera para hacerlo es contrastar la vitalidad del ex jefe del KGB con la decrepitud de su predecesor: Boris Yeltsin.

  El Top Gun ruso de ayer se originó en decisiones tomadas la semana pasada, cuando Putin prometió reducciones en el nivel de tropas en Chechenia. Actualmente se calcula que hay alrededor de 100.000 tropas rusas desplegadas en el territorio. Según el gobierno ruso, la caída de la capital chechena de Grozny significó el fin del "operativo antiterrorista" en Chechenia. Sólo restarían operaciones subsidiarias en las montañas del sur del país, donde todavía combaten alrededor de 10.000 guerrilleros chechenos. Por lo tanto, el Kremlin decidió subrayar que la guerra de Chechenia estaba ganada al anunciar reducciones de su complemento militar en la región. Hasta ahora, el elemento más publicitado de esa política fue la retirada de una división completa de élite: la 331 de paracaidistas. La ceremonia formal de despedida se proyectó para ayer. Se sabía que Putin, nunca reacio a asociarse con buenas noticias, asistiría. Pero ciertamente nadie adivinó la modalidad que tendría su viaje.

  Ayer a la mañana, los observadores en el aeropuerto militar de Jankalá pudieron distinguir un solitario cazabombardero Sukhoi-27 aproximándose. Eso de por sí no era inusual, dado que ese tipo de avión es usado extensamente en las misiones de bombardeo contra las guerrillas chechenas. Pero en el aeropuerto todos sabían que su pasajero no era para nada usual. Al aterrizar, las cámaras de todos los canales de televisión rusos ya estaban listas y apuntaban al asiento del copiloto. Allí estaba, sonriente, nada menos que Vladimir Putin. El presidente interino salió de un salto de la cabina y aceptó ser entrevistado por la TV, siempre frente al avión. Vestía ropas de piloto y un casco. Sólo faltaban anteojos oscuros y un cigarrillo para completar el cuadro. Hizo lo mejor que pudo para afectar el estilo de un piloto de caza: "El Su-27 es un avión magnífico; magnífico, hermoso y obediente". No obstante el hecho de que ocupaba el lugar del copiloto, la agencia ITAR-TASS aseguró que el presidente interino había manejado el avión por la mayor parte del vuelo.

  Unas horas más tarde, Putin pronunció un discurso ante los paracaidistas de la división 331. Su objetivo primordial era enfatizar lo cercano que estaba el fin de la guerra. En ese sentido, ofreció incluso dialogar con los guerrilleros para acelerar la llegada de la paz a Chechenia. "Estamos listos para iniciar negociaciones con ellos para arreglar los problemas del territorio en el que nos encontramos por la vía de negociaciones pacíficas y el proceso político." Eso constituyó una importante modificación en la política de Putin, quien antes se había negado terminantemente a dialogar con "terroristas que pertenecen a la cárcel". Putin subrayó que, no obstante la retirada de tropas, siempre tendrá que haber una sustancial presencia militar rusa en la república separatista. "No podemos retirarnos porque Chechenia se volvería a convertir en una plaza de armas para atacar a Rusia, y Rusia no puede permitir esto ni lo hará: es mejor acabar con los bandidos aquí que en suelo ruso." Antes de partir de vuelta a Moscú, Putin prometió que reconstruiría Grozny (devastada por semanas de combate calle a calle) "desde sus ruinas".

  De hecho, una noticia ayer hizo un poco hueca la retirada de tropas rusas. El comandante Guennadi Troschev reveló que fuerzas adicionales fueron enviadas a repúblicas rusas adyacentes a Chechenia. En parte, la medida reflejó los temores de que los chechenos lanzarán una ofensiva a gran escala el día de las elecciones rusas, el 26. Pero los refuerzos rusos también estarán disponibles en caso de emergencias en Chechenia. Troschev resumió el ánimo entre los generales rusos: "Permaneceremos sea cual fuere el tiempo necesario para destruir a los combatientes chechenos, una semana, un mes, uno o cinco años".

 

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