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KAROL WOJTYLA LLEGA HOY A ISRAEL EN SU MAXIMA GIRA
Salga un Papa a hablar paz

Los palestinos demandan que Juan Pablo II les reconozca Jerusalén oriental como capital de su futuro Estado.

El Papa mira a Jerusalén desde la altura del Monte Nebo


Por Lola Galán
Enviada especial a Amman

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El papa Juan Pablo II habló ayer de las dificultades por las que todavía atraviesa el proceso de paz en Medio Oriente no bien aterrizó en Amman, la capital de Jordania, país donde el Pontífice inicia un histórico viaje a Tierra Santa que lo llevará a visitar Israel y los Territorios bajo el control de la autoridad palestina a partir de esta tarde. "En esta área del mundo se plantean graves y urgentes cuestiones relativas a la justicia, los derechos de los pueblos y de las naciones que tienen que ser resueltas por el bien de todos", dijo el Pontífice en el discurso de respuesta a las palabras de bienvenida que le dirigió el rey Abdalá II.

Palabras directas que habrán sido escuchadas en Israel, adonde llegará hoy el Pontífice, con comprensión por parte del Ejecutivo pero con desconfianza por parte de los extremistas ortodoxos decididos a aguar esta visita sin precedentes del Papa polaco al Estado judío reconocido oficialmente por la Santa Sede desde 1994. Al menos, el Pontífice tuvo el lunes la experiencia agradable del recibimiento caluroso que le prodigaron las autoridades jordanas, con el rey Abdalá y la reina Rania a la cabeza. Juan Pablo II, por su parte, elogió los esfuerzos de Jordania "por garantizar las condiciones necesarias para la paz", entre cristianos y musulmanes.

  Abdalá II, en su discurso de bienvenida, había dedicado palabras extraordinariamente cariñosas a Karol Wojtyla, "símbolo de lo más noble y puro que hay en la vida", dijo el joven rey que heredó el trono hachemita hace un año tras la muerte de su padre, Hussein. Abdalá II recordó también con palabras elogiosas la visita que hizo Pablo VI a Jordania en 1964. La misma que llevó al antecesor de Wojtyla a Israel, y que ha dejado en el Estado judío un pésimo recuerdo, entre otras cosas porque Pablo VI no mencionó ni siquiera al país por su nombre. El rey jordano citó a todos los pueblos árabes de la zona (Siria, Líbano, Irak) y expresó su confianza en el efecto beneficioso para el futuro de todos ellos que tendrá esta visita de Juan Pablo II. El Papa abordó también en su discurso la importancia del diálogo y la cooperación "entre los pueblos que reconocen al único, al verdadero, al indivisible Dios, Creador de todo lo que existe. Las tres grandes religiones monoteístas --añadió-- incluyen la paz, el bien y el respeto por la persona humana entre sus principales valores". Wojtyla se trasladó directamente desde el aeropuerto al Monte Nebo, uno de los lugares sagrados de Jordania para cristianos y judíos. Desde la cima del Nebo, el profeta Moisés vio por primera vez la Tierra Prometida extenderse ante sus ojos 40 años después de la salida de Egipto. Desde lo alto del monte, de poco más de 800 metros de altura, se contempla un panorama único, incluso con la bruma que deformaba ayer el horizonte. A la izquierda puede verse el Mar Muerto, y al fondo, a lo lejos, se intuye la ciudad de Jerusalén, las localidades de Jericó y Belén, distantes poco más de un centenar de kilómetros. En el monte existe un monasterio gestionado desde 1933 por los Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, fundada en el siglo XIII, y hay un Memorial dedicado a Moisés que data del siglo VI. El Papa celebró un breve acto religioso en el templo, en plena fase de reconstrucción, cubierto sólo con un techo de uralita, que consistió en una lectura del Deuteronomio y el rezo de dos oraciones. Al terminar, el Pontífice cumplió su sueño de contemplar con sus propios ojos el mismo panorama que se presentó, tras el largo éxodo del pueblo judío, a Moisés, un profeta venerado por las tres grandes religiones monoteístas que litigan en esta tierra desde hace siglos. Moisés no llegó a pisar nunca la tierra de sus sueños, por expreso deseo divino, pero Karol Wojtyla tendrá la posibilidad de hacerlo mañana por la tarde, cuando llegue al aeropuerto de Tel Aviv para instalarse durante seis días en Jerusalén.

  Antes, el Pontífice se reunirá esta mañana con la comunidad católica de Jordania (una minoría dentro de la minúscula proporción de cristianos que apenas llega al 8 por ciento sobre una población de 6,3 millones de personas) en una misa que se celebrará en el estadio deportivo de Amman. A primera hora de la tarde y antes de emprender viaje a Israel, visitará también la localidad de Wadi Al-Kharrar, donde, según algunos estudiosos, se localiza el lugar (uno de los lugares, el otro está en Israel en la otra orilla del río Jordán) donde Jesús fue bautizado por San Juan Bautista, patrón de Jordania.

 

CLAVES

  * Los hechos de ayer muestran que el proceso de paz en Medio Oriente está siendo dinamizado en todos sus frentes: mientras el Papa podría pronunciarse hoy o los próximos días por la "internacionalidad" de Jerusalén --ayudando así al sueño palestino de convertir al sector árabe de la ciudad en la capital de su futuro Estado--, el anuncio por Bill Clinton de su primera reunión formal con el presidente sirio Hafez el Assad en seis años entrega indicios de que Washington está dispuesto a pisar el acelerador para la paz sirio-israelí.

  * El otro frente, el libanés, depende de esto último, ya que Líbano es un virtual protectorado sirio.

 

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