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JUAN PABLO II EN SU VIAJE JUBILAR LLEGO AYER A TEL AVIV
En Israel, perdón, Tierra Santa

El Papa hizo ayer la primera escala israelí en su peregrinaje del Jubileo de dos mil años por los lugares santos de la religión católica.

Palabras: En la última visita papal, en 1964, el papa Pablo VI se cuidó mucho de no nombrar jamás el país que pisaba con la palabra �Israel�.

El Papa en el avión jordano, en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.
Inició su viaje de cinco días por Israel y territorios palestinos.


The Guardian de Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg desde Jerusalén 

En un momento cargado de sentimiento, el Papa llegó anoche a Tierra Santa en un peregrinaje que combinará su deseo particular y privado de reflexión espiritual con un mensaje público de reconciliación. �Es con profunda emoción que pongo un pie en esta tierra que Dios eligió para �levantar su carpa�, dijo Juan Pablo II después de descender de un avión de la aerolínea real jordana en la húmeda pista del aeropuerto de Tel Aviv.
�En este año del 2000 aniversario del nacimiento de Jesucristo, fue mi mayor deseo personal venir aquí y orar en los lugares más importantes en los que, desde tiempos inmemoriales, han visto las intervenciones de Dios y los milagros que El hizo,� dijo. El Papa ha soñado con este viaje desde los comienzos de su papado en 1978. Pero ayer no había ninguna forma de confundirlo con un humilde peregrino. Aterrizó mientras sonaban las trompetas de una guardia de honor militar. Fue saludado por los dignatarios israelíes, incluyendo al presidente, el primer ministro y el alcalde de Jerusalén, a los que se sumaron los líderes religiosos cristianos, musulmanes y drusos. La pompa de la recepción remarcaba la importancia política de esta primera visita de estado a Israel por un primer mandatario del Vaticano, obispo de Roma, y sumo pontífice de la Iglesia Católica Apostólica Romana, y también los esfuerzos del Papa para reconciliar siglos de desconfianza entre católicos y judíos.
Pero la breve ceremonia de bienvenida también contenía un augurio del tortuoso trayecto que tiene por delante el Papa mientras sigue los pasos bimilenarios de Jesús, el judío que fundó la Iglesia Católica. Durante los siguientes seis días cada palabra que diga será mil veces analizada en su significado. Y no sólo por los judíos comunes, sino también por los funcionarios palestinos e israelíes que buscan apoyo para sus respectivas aspiraciones políticas. Inmediatamente después de que la banda tocó los himnos de Israel y del Vaticano, siguió con Jerusalén de Oro, un himno que proclama estentóreo el reclamo histórico de los judíos sobre la ciudad santa. Hasta el alojamiento del Papa se ha vuelto motivo de conflicto. Los activistas palestinos izaron clandestinamente su bandera nacional cerca de la residencia apostólica en el Monte de los Olivos, en el este de Jerusalén, y los funcionarios israelíes la bajaron después con la misma rapidez.
La última visita papal, en 1964, fue un asunto furtivo, durante la cual el papa Pablo VI jamás mencionó la palabra �Israel�. El Papa actual, Juan Pablo II, reconoció que esa etapa había pasado. Dijo que los �judíos y los católicos deben hacer juntos valientes esfuerzos para eliminar toda forma de prejuicio�. �Y los esfuerzos de reconciliación deben ir aún más lejos, abarcando la tercera fe de la Tierra Santa, el Islam�, agregó.
Las del Papa fueron palabras dulces para el presidente del país, Ezer Weizman, quien dio la bienvenida oficial. Pero Weizman no pudo resistirse a sacar el mayor partido posible de la presencia del Papa. Mencionó el reclamo de Israel por Jerusalén, un reclamo no reconocido por la comunidad internacional. �Usted está llegando esta noche a Jerusalén, la ciudad de la paz, la capital del estado de Israel, el corazón del mundo judío,� dijo. �Jerusalén ha estado en el corazón del pueblo judío durante todas la generaciones, es lo que nos da nuestra inspiración espiritual. Jerusalén es la ciudad de la eternidad.�
Los palestinos tendrán su oportunidad de responder hoy a las maniobras políticas de Israel, cuando el Papa visite Belén, la ciudad natal de Jesús hace dos mil años, y uno de los puntos que las sucesivas Cruzadas cristianas quisieron reconquistar a los musulmanes en la Edad Media. Belén está bajo el control de la Autoridad Palestina.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

 

Claves

  El eje de la visita papal a Jerusalén es la internacionalidad que la Iglesia reivindica para la ciudad como capital de las tres grandes religiones monoteístas (judía, cristiana y musulmana).
  Eso choca con la posición israelí de que Jerusalén es su capital indivisible, y favorece el reclamo palestino de la parte este como su futura capital.

Desbloquean negociaciones

Tras dos meses de bloqueo, israelíes y palestinos reanudaron ayer en la base del ejército norteamericano de Bolling, en el Estado de Washington, las negociaciones de paz. El israelí Oded Eran y el palestino Yasser Abed Rabbo, bajo la mirada del mediador Deniss Ross, tratarán de establecer un programa de trabajo y un calendario �acuerdo marco� que deberá permitir luego iniciar, en otro lugar, las verdaderas y definitivas negociaciones, bautizadas con el nombre de Estatuto Final, en el que se contemplan multiplicidad de problemas que incluyen entre otros el futuro de Jerusalén, la definición de fronteras, distribución de agua, retorno de refugiados y sobre todo aprobación de un posible Estado de Palestina.
Las discusiones sobre este acuerdo-marco, que se prolongarán durante una semana, deberán efectuarse a contrarreloj, ya tienen un retraso de más de un mes sobre el calendario inicialmente previsto, puesto que ambas partes se habían comprometido a tenerlo listo para el pasado 13 de febrero, con la intención de poder alcanzar un acuerdo final para el 13 de setiembre.
Las negociaciones se iniciaron ayer en Washington pocas horas después de que el ejército hebreo se retirara del 6,1 por ciento de Cisjordania, entregando a la Autoridad Palestina el control efectivo de todo este territorio, que supone unos 300 kilómetros cuadrados. Con este repliegue Yasser Arafat detenta el control sobre el 42,9 por ciento de Cisjordania, aunque en su mayor parte son territorios calificados de B, en los que Israel tiene aún potestades de tipo militar y policial, aunque no de orden administrativo. El repliegue del ejército hebreo, como suele suceder en estas ocasiones, estuvo precedido de un incremento de la tensión entre las dos comunidades. Esta vez el escenario escogido fueron las cercanías de la ciudad de Hebrón, donde en la noche del lunes al martes tres colonos judíos, estudiantes de un seminario rabínico, fueron heridos por balas, disparadas sobre el coche en que viajaban. Horas más tarde un soldado israelí disparaba a su vez, desde un control militar de la misma ciudad, sobre un coche palestino, matando a una mujer e hiriendo al conductor.

 

TENSION ISRAELO-PALESTINA A FLOR DE PIEL EN CIUDAD SANTA
Preparan una �revuelta de banderas�

El País de Madrid
Por Ferrán Sales desde Jerusalén

La llegada del Papa a Jerusalén ha hecho estallar con toda virulencia las tensiones políticas entre israelíes y palestinos sobre el control de la Ciudad Santa. La policía hebrea detuvo ayer a varias decenas de jóvenes palestinos cuando festejaban la venida del Pontífice, lo que ha provocado la enérgica protesta de dirigentes de la OLP, que han manifestado la firme determinación de hacer ondear su bandera en lo alto de los mástiles en el sector este de la ciudad. �No toleraremos infantilismos por parte de los palestinos�, ha afirmado en tono amenazador el ministro israelí Haim Ramón, encargado de las relaciones con el Parlamento y responsable de la organización de la visita del Papa.
Ramón se refería a la explosión de alegría popular de centenares de jóvenes palestinos, que celebraron la llegada del Pontífice, agitando al mismo tiempo sus banderas nacionales y carteles con la fotografía del presidente Yasser Arafat, en el sector este de la ciudad. La policía israelí actuó con determinación y detuvo a varias decenas de estos jóvenes manifestantes, acusándolos de haber instigado disturbios y de haber asimismo arrancado banderas israelíes de sus mástiles, reemplazándolas por enseñas de Palestina. Ocho de los arrestados fueron puestos en libertad inmediatamente después de que firmaran un documento en el que se comprometían a abandonar Jerusalén mientras dure la visita papal, pero otros tres pasaron a disposición judicial, al encontrárseles una pistola y balas con las que según ellos pretendían �matar judíos�.
La represión policial sobre los palestinos en Jerusalén ha provocado la reacción airada de los dirigentes de la OLP, quienes han reclamado el derecho a �celebrar la visita del Papa en nuestra ciudad, en nuestra capital�, refiriéndose a Jerusalén oriental, e incluso a politizar la estancia del Pontífice, ya que como explicaba a la prensa la diputada y ex ministra cristiana Hanan Ashrawi: �Juan Pablo II no viene únicamente a ver las piedras sino para ver también las realidades humanas en Palestina, y en Jerusalén en particular�.
Los seguidores de Yasser Arafat confiesan estar preparando en Jerusalén una verdadera �revuelta de banderas�, mientras desde Casa de Oriente, sede oficiosa del gobierno palestino en la ciudad, se repartían ayer enseñas nacionales, con un orden clara: �Esconderlas en casa, hasta que llegue el momento adecuado�. Ayer se entregaban también gratuitamente camisetas en las que se podía leer �Jerusalén la eterna capital de Palestina da la bienvenida a Su Santidad el Papa�. Por su parte un grupo de medio centenar de imanes y sacerdotes árabes ultimaban ayer al mediodía los detalles de un documento en el que se reivindica la intervención del Pontífice para �defender el derecho del pueblo palestino sobre la ciudad de Jerusalén�. El texto del documento, escrito en árabe, inglés e italiano, que está siendo firmado por centenares de ciudadanos, será entregado a Juan Pablo II el próximo domingo, el último día del peregrinaje papal a Tierra Santa. La ofensiva palestina sobre Jerusalén ha hecho reflexionar a los dirigentes religiosos judíos, quienes ayer inesperadamente decidieron bajar la guardia y mitigar tensiones, divulgando un comunicado, firmado por el Gran Rabinato de la capital, en el que se aceptan las disculpas que el Papa había presentado al pueblo hebreo desde el Vaticano el pasado 12 de marzo y que un amplio espectro de los rabinos había considerado �insuficiente� ya que no hacía referencia ni condenaba la actitud del Papa Pío XII con respecto al Holocausto nazi.
La bienvenida de los rabinos de Jerusalén escondía además otro objetivo: desautorizar a los sectores radicales judíos, que han desencadenado unacampaña contra la visita, organizando todo tipo de manifestaciones, incluida un exorcismo �Pulsa Denura� que como mandan los rituales tuvo como escenario un cementerio, el de la ciudad de Safed en el norte de Israel, donde un grupo de diez ultraortodoxos se conjuraron para pedir y rezar por la muerte del presidente palestino Yasser Arafat, del presidente sirio Hafez El Assad y sobre todo del papa Juan Pablo II, al tiempo que eran filmados por la televisión de Tel Aviv.

 

opinion
Por Amos Oz *

En la ruta del rabino Jesús

Los miembros más ancianos de mi familia, refugiados judíos del este de Europa, miran hacia otro lado cada vez que pasan por delante de una iglesia. Algunos se ponen tensos cuando ven una cruz o si oyen el sonido lejano de campanas de iglesia. Cuando era niño solía hacer muchas preguntas sobre Jesús, pero no recibía más que respuestas reticentes. En presencia de algunas de mis tías, hablar de Jesús y hablar de sexo provocan la misma reacción: ¿por qué no hablamos de algo agradable? Cuando tenía ocho o nueve años, un día, al volver del colegio, le dije a mi abuela que Jesús era judío. Pensé que se apresuraría a negarlo, pero se limitó a responder con tristeza: �Ojalá no lo fuera. Desde hace miles de años, todos los judíos cargamos con la culpa de los líos que él solo se buscó�. Pasé mis años de crecimiento con una extraña mezcla de emociones sobre �ellos� y �nosotros�, y descubrí que me sentía más cercano a Jesús y los judíos �los más desvalidos� que a la Iglesia y mis tías.
Muchos años después, viajé en un compartimento de segunda clase de un tren nocturno francés con dos jóvenes monjas católicas. Charlamos para pasar el tiempo y salió a relucir que yo era de Jerusalén. En cuanto lo dije, se intercambiaron una mirada alarmada y una de ellas me preguntó, tímidamente: �¿No está Jerusalén lleno de judíos ahora?�. Le respondí que, de hecho, yo era judío. Silencio. Entonces, la más joven dijo: �Era tan bueno; ¿cómo pudieron hacerle eso los judíos?�. Había una tristeza y un dolor tan profundos en su voz que me dieron ganas de decirle que yo no había sido, que aquel viernes concreto precisamente tenía una cita con el dentista. De pronto, quizá por primera vez en mi vida, este judío nacido en Israel empezó a comprender de qué no hablaban mis tías y mi abuela.
Y, sin embargo, cuanto más leo sobre Jesús, más estoy de acuerdo con la monja, por lo menos en un aspecto: era verdaderamente bueno. El hecho de que su nombre evoque tanto resentimiento entre los miembros de mi familia, en millones de judíos, está relacionado con sus discípulos, no con él. En primer lugar, está relacionado con la Iglesia Católica, que durante milenios se dedicó a calificar a los judíos de asesinos de Dios. Qué temibles y horripilantes debían de parecer a generaciones de sencillos creyentes cristianos: unas gentes capaces de haber matado a un Dios tenían que ser sobrehumanos y, al mismo tiempo, infrahumanos. Pero mi Jesús no es ninguna de las dos cosas. Es completamente
humano.
Cuando el papa Juan Pablo II viaje a Nazaret y Belén, al mar de Galilea y a Jerusalén, seguirá los pasos de uno de los judíos más genuinos que jamás han existido. Yo lo llamo, con frecuencia, el rabino Jesús. A algunos amigos míos, tanto judíos como cristianos, les incomoda este título, pero los seguidores originales de Jesús le llamaban muchas veces eso: �Rabino�, una palabra hebrea que no significa �padre�, ni �profeta�, ni �santo� sino sencillamente �maestro�. Y un maestro es lo que fue; un maestro judío no ortodoxo que quería devolver el judaísmo a lo que consideraba sus puros orígenes, o empujarlo hasta lo que le parecían sus consecuencias irrenunciables. Ni tiene que decir que no era cristiano: enseñó y debatió en muchas sinagogas, pero nunca pudo poner el pie en una iglesia, ni se santiguó, ni se arrodilló ante una cruz, icono o imagen; jamás en su vida. En términos modernos, tuvo una vida de judío reformista y una muerte de judío no conformista.
A menudo me pregunto cómo se habría sentido el rabino Jesús dentro de una catedral o en medio de las manifestaciones terrenales del poder católico. Me pregunto qué le habría parecido a aquel sincero e irónico joven poeta descalzo de Galilea el vicario de Cristo si se lo hubiera encontrado en sus viajes por la Galilea actual, con su séquito majestuoso y rodeado de miles de guardias armados judíos. ¿Se consideraría Jesús uno de los invitados? ¿O uno de los anfitriones? ¿Estaría entre las multitudes aclamadoras? ¿Se arrodillaría? La visita del Pontífice a Galilea, ¿le haría sentirse como mis tías y mi abuela, o más bien como las monjas francesas? Durante miles de años, los judíos han sido el blanco del amor cristiano. Les han dicho sin cesar que debían cambiar. Que tenían que amar a Jesús tanto si lo amaban como si no. Como, en general, a los judíos les costaba mucho amar a Jesús, los inquisidores españoles, los cristianos responsables de los pogroms o los antisemitas de la casa de al lado estaban siempre dispuestos a ayudarles a encontrar el amor. En el vocabulario de la Iglesia, �la conversión de los judíos� llegó a ser sinónimo del segundo advenimiento y la salvación del mundo. Al rechazar tercamente a Jesús y negarse a la conversión, los judíos han sido los culpables de posponer la redención y, por consiguiente, han prolongado el sufrimiento del mundo. Por tanto, deben ser crucificados.
La única de mis tías que sigue viva (aunque ya muy anciana) no está satisfecha. Insiste en que la petición de perdón no basta, que la Iglesia Católica �y el mundo cristiano en general� tiene que hacer todavía un serio examen de conciencia y una labor de autocrítica con respecto a su tratamiento histórico de los judíos. En su opinión, lo mínimo que pueden hacer ahora los cristianos para expiar sus numerosos pecados contra los judíos es ponerse del lado de Israel en su disputa con los árabes. Mi tía cree que, aunque este conflicto no es más que una escaramuza pasajera a propósito de los derechos sobre el territorio, el conflicto judeocristiano tiene un aspecto oscuro y teológico que no puede resolverse mediante negociaciones diplomáticas: al fin y al cabo, los árabes sólo nos acusan de robarles sus tierras, no de traicionar a su Dios. Al hablar de la inminente visita del papa Juan Pablo II, mi tía comentó, en parte para sí misma: �Quizá está bien que sea polaco. Yo también soy polaca. Los dos sabemos lo que de verdad les hicieron los católicos a los judíos. El Papa debería contárselo a Arafat�.
�Perdónales �dijo el rabino Jesús� porque no saben lo que hacen.� Bueno, estoy dispuesto a asumir la tradición cristiana del perdón, pero no con el �no saben�. Aunque debamos intentar perdonarnos unos a otros por las injusticias pasadas, no podemos hacerlo basándonos en el infantilismo moral o la imbecilidad ética. Todos sabemos lo que hacemos cuando infligimos dolor, causamos humillaciones o cometemos agravios, porque en alguna ocasión a todos nos ha tocado ser víctimas de ello.
Mi abuela lo sabía y, al menos por lo que respecta a los santos lugares que tanta ira despiertan, creo que su propuesta es la única realista. Pero, ¿estaría dispuesto el Papa a apoyarla? ¿Pueden vivir con ella judíos y musulmanes? ¿Podemos sobrevivir todos sin ella?

* Escritor y periodista

 

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