Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


PRIMER QUIEBRE DEL PACTO DE SILENCIO
La DINA cuenta todo

El brigadier chileno Pedro Espinoza era el número 2 de la policía política de Pinochet tras el golpe. Y ayer se volvió el primer militar que acusa directamente a Pinochet por violar los derechos humanos.

Brigadier Pedro Espinoza en una imagen de TV.
Fue poco antes de ser arrestado por el caso Letelier.

t.gif (862 bytes) Ayer se quebró por primera vez el pacto de silencio entre los militares chilenos. No sólo eso, sino que quien rompió filas acusó indirectamente a nadie menos que Augusto Pinochet por violaciones a los derechos humanos. El informante fue el brigadier chileno retirado Pedro Espinoza, quien durante una entrevista televisada ayer implicó a Pinochet en la ejecución de la �Caravana de la Muerte� en 1973. �En el ejército nada se hacía sin que hubiera un responsable en cuanto al mando, en cuanto a la jerarquía y en cuanto a la autoridad�, enfatizó desde la prisión de Punta Peuco. Con el mismo argumento de la subordinación jerárquica, Espinoza acusó a Manuel Contreras, su antiguo superior en la DINA, la policía política de Pinochet. Conteras y Espinoza son hasta ahora los únicos militares encarcelados por crímenes cometidos durante la dictadura. Por su parte, Pinochet fue internado ayer luego de un desmayo el lunes.
�Desde el punto de vista personal he pagado un precio muy alto e injusto.� Esa afirmación encierra la clave para entender las sorpresivas revelaciones que realizó ayer su autor, Pedro Espinoza. Tanto él como su jefe Contreras fueron condenados a prisión por el asesinato en 1976 en Washington del ex canciller de Allende, Orlando Letelier. Luego de que fuera sentenciado, Espinoza se declaró en rebeldía y rehusó ir a prisión. Pero el ejército no le dio refugio. Fue pasado a retiro a una velocidad bastante poco ceremoniosa para que pudiera cumplir la pena. Naturalmente, la medida no le agradó. �El ejército me ha entregado para que vaya a la cárcel�, afirmó con amargura antes de entrar a la penitenciaría que comparte con Contreras.
Sin embargo, ese resentimiento no explica del todo sus revelaciones de ayer. Su motivo se encuentra en desarrollos más recientes de las investigaciones sobre la dictadura de Pinochet. El elemento central es la causa que maneja el juez chileno Juan Guzmán Tapia por la �Caravana de la Muerte�, un operativo represivo ejecutado en varias localidades chilenas luego del golpe. Las 16 querellas presentadas por ese caso son las que fundamentaron el pedido de Guzmán para que Pinochet fuera desaforado. Espinoza entró en esta historia hace poco. Para ser precisos, el lunes a la noche. Ese día Guzmán anunció que lo procesaría en relación con esas 16 querellas.
Fue demasiado para el ex brigadier. En su entrevista ayer con la televisión chilena, Espinoza denunció que un grupo de oficiales habían conspirado para implicarlo ante Guzmán: �Le mintieron al juez diciendo que yo andaba con uniforme y con armas (en el lugar y la fecha en los que se realizó la Caravana de la Muerte)�. Aseguró que en 1973 uno de sus acusadores, el coronel Sergio Arredono, �retiró de la cárcel de Calama a personas que ahora se dan por desaparecidas�. Pero no sólo Arredono debía caer. También, �jerárquicamente deberían responder otros de acuerdo a la verticalidad del mando; así lo dispone el Código de Justicia Militar y el reglamento de disciplina�. Por si eso no era muy claro, Espinoza pasó a detallar exactamente a quiénes se refería. Didáctico, comenzó explicando que Contreras �tenía como director de la desaparecida DINA todas las atribuciones de mando: las administrativas, ordinarias y de ejecución�. Por lo tanto, él también debía ser implicado en la �Caravana de la Muerte�. Pero la propia lógica de Espinoza lo llevó aún más lejos: �Y, según el decreto que nombró a Contreras como jefe de la DINA, él era el segundo del comandante en jefe�. Y ése era, por supuesto, Augusto Pinochet.
Mientras tanto, el juez Guzmán recibió ayer la querella número 76 contra el ex dictador. La querella fue por el homicidio de Ricardo Weibel, un dirigente comunista. También ayer Guzmán presenció la excavación de lo que se presume fue una de las fosas comunes donde se enterraron a víctimas de la dictadura. Por su parte, Gonzalo Townsend Pinochet, un sobrino del ex dictador, advirtió sobre el riesgo de una guerra civil si su tío era juzgado. �Vamos a llegar a un enfrentamiento entre los chilenos. Estamos sentados sobre un polvorín. Hay riesgo de una guerra civil: las fuerzasarmadas no van a aceptar el juicio, porque lo que hubo en 1973-1990 no fue el gobierno de una persona, el gobierno de Augusto Pinochet, sino el de todas las fuerzas armadas, fue un gobierno militar�, argumentó. Citó como prueba del riesgo de guerra civil una declaración del lunes del comandante del ejército Ricardo Izurieta, en la que afirmaba que �veo mucha agresividad en algunas personas� hacia las fuerzas armadas.


Frei, desde ayer �vitalicio�

Durante la mayor parte de su presidencia denunció la institución. Pero ayer se sumó a sus filas. Hablamos, por supuesto, del ex presidente chileno Eduardo Frei, quien ayer juró como senador vitalicio en el Parlamento. La medida fue duramente criticada como hipócrita por la derecha. Pero Frei respondió que ocupar esa banca era necesario para acabar con la capacidad de la derecha de bloquear reformas constitucionales en el Senado. �No voy a ceder ningún espacio; mi voto servirá para reformar la Constitución, para perfeccionar la democracia�, declaró ayer Frei en la radio. La entrada de Frei otorga una mayoría de un escaño al bloque de la Concertación en el Senado. Eso no es suficiente, sin embargo, como para aprobar proyectos de reforma constitucional.

Patología de los juicios

Con cada nueva causa que se acumula contra él, la salud del ex dictador chileno Augusto Pinochet parece hacerse aún más precaria de lo que era cuando Gran Bretaña lo liberó por �razones humanitarias�. Es cierto, cuando volvió a Chile evidenció un vigor asombroso para un anciano de 84 años que padecería �demencia senil�. Pero ahora las señales parecen indicar una recaída. La semana pasada habría sufrido un desmayo en su finca en Bucalemu. El lunes sufrió un segundo desmayo, según informaron los medios citando a �fuentes cercanas a su familia�. Y ayer mismo el ex dictador fue internado por algunas horas en un hospital para someterse a exámenes cerebrales. Su hija Jacqueline intentó minimizar la internación: �Son chequeos para evaluarlo en Chile, de rutina�. Otra de sus portavoces filiales, Lucía, negó incluso que se hubiera desmayado el lunes. Actualmente la salud de Pinochet tiene la misma importancia que tuvo durante su arresto en Londres. Si el proceso de desafuero contra él tiene éxito, su última línea de defensa antes de un juicio sería argumentar que está loco. La derecha chilena reiteró ayer ante el presidente Ricardo Lagos su pedido de un �retiro digno� para el ex dictador.

 

PRINCIPAL