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EE.UU. PAGARA 500 MILLONES POR DISCRIMINAR A MUJERES
Las chicas que ríen último

Son 1100 mujeres que denunciaron no haber sido contratadas por una agencia gubernamental sólo debido a su sexo. Iniciaron una demanda colectiva y ahora cada una recibirá casi medio millón de dólares.

Cocina: Hubo mujeres que en las entrevistas laborales fueron humilladas. A algunas les dijeron que era mejor que estuviesen en la cocina que en el empleo que buscaban.


Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa 
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) Después de 23 años de litigio, el gobierno de Estados Unidos acordó ayer indemnizar con 508 millones de dólares a 1100 mujeres que no fueron contratadas debido a su género. La demanda fue presentada contra la desaparecida Agencia de Información de Estados Unidos (USIA) y por la radio Voz de las Américas, que dependía de la agencia, en el período comprendido entre los años 1974 y 1984. Cada una de las mujeres recibirá aproximadamente 460.000 dólares, con la excepción de 44 que percibirán más de medio millón por pagos compensatorios retroactivos. El arreglo �el mayor en la historia norteamericana en un caso por discriminación� se concreta así 16 años después de que un tribunal federal encontrara culpable al gobierno de relegar a las mujeres. El Estado apeló en sucesivas oportunidades, pero al llegar a la instancia de la Suprema Corte, ésta se negó a escuchar el caso. �Creo que esto sienta un precedente muy serio para otras agencias oficiales que preferirán no discriminar antes que tener que pagar una indemnización de este tipo�, dijo Judith Ambrose, una de las demandantes, a Página/12.
Las mujeres se habían presentado para ocupar cargos de locutoras, técnicas de radio, periodistas, editoras y productoras. A pesar de que muchas de estas profesionales eran decididamente calificadas y habían trabajado en emisoras como la BBC de Londres o la radio del Vaticano, fueron rechazadas y la USIA contrató hombres para los puestos ofrecidos. 
El grupo inicial de demandantes en el juicio colectivo estuvo integrado por nueve mujeres. Posteriormente, se publicó un llamado a las mujeres que se habían presentado para empleos en la agencia en el período 1974-1984. El número de demandantes discriminadas se elevó así a más de mil. De ese millar, sólo dos mujeres perdieron el juicio, pero entre las demandantes acordaron democrática y generosamente que la indemnización se repartirá también con las perdedoras.
Bruce Fredrickson, abogado de las mujeres, dijo que en los juicios se había concluido que la USIA y la Voz de las Américas, la radio gubernamental que trasmite al exterior en onda corta manipulaba sistemáticamente el proceso de contratación excluyendo a las mujeres. �Mujeres muy calificadas y con relevante experiencia específica fueron rutinariamente rechazadas para contratar a hombres que tenían menos conocimientos y menos experiencia�, señaló el abogado. 
Exactamente así fue el caso de Ambrose, una técnica de radio y televisión, que había intentado entrar a trabajar en la USIA en 1975. �Cuando yo me presenté para conseguir un empleo en la Voz de las Américas, tenía más de seis años de experiencia y muy buenos antecedentes laborales. Había trabajado para la cadena NBC y había sido la primera mujer empleada como técnica televisiva en Georgia. Fui rechazada y los directivos me dijeron que habían tomado a un hombre más calificado y con más experiencia que yo�, contó a este diario.
�Cuando hicimos la investigación para el juicio me enteré de la verdad, que habían tomado a un muchacho recién egresado de la escuela secundaria, cuya experiencia se limitaba a un par de trabajos veraniegos en radios de localidades balnearias�, y agrega que el juicio también reveló que en su profesión, técnica en televisión y radio, la agencia había contratado a 103 hombres y ninguna mujer en el período de tiempo que cubrió la demanda colectiva. �¡No pueden decirme que no había ninguna mujer calificada!�, se indigna Ambrose. 
Ambrose sostiene que cada una de las mujeres que hizo juicio tiene �una historia triste� para contar. �Por ejemplo, una señora que había trabajado para la radio de Vaticano con largos años de trayectoria y que no fue tomada porque prefirieron contratar a un amigo de uno de los directores. También está el caso de una traductora de varios idiomas, cuya prueba para conseguir el puesto fue alterada para que un hombre obtuviese el trabajo. Y como si esto fuera poco, hubo mujeres que en las entrevistas laborales fueron humilladas. A algunas les dijeron que era mejor que estuviesen en la cocina que en el empleo que estaban buscando.�
El abogado Fredrickson comentó que el fraude en los resultados de las pruebas de admisión era una práctica común para la discriminación, así como la destrucción de archivos y de tests que pudieran comprobar la mayor aptitud de las aspirantes a empleos.
¿Por qué ocurrió esta discriminación extrema, de proporciones casi grotescas? Ambrose lo atribuye �a la mentalidad que existía hasta hace muy poco, esa especie de red o fraternidad de los viejos muchachos que llevó a que los hombres sólo quisieran contratar hombres�.

 


 

LA DISCRIMINACION LABORAL DE LA MUJER EN ARGENTINA
Con todas las de perder

Por Mariana Carbajal

�En nuestro país es impensable una indemnización similar a la que va a pagar el gobierno norteamericano, cuando ni siquiera existe una ley que prohíba que los avisos de oferta de empleo sean sexuados�, opinó Carmen González, presidenta de la Comisión de la Mujer de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, sobre el resarcimiento económico que cobrarán en Estados Unidos 1100 mujeres discriminadas en el trabajo. En un contexto de desocupación, las mujeres argentinas están más desprotegidas. De hecho, la discriminación laboral por género fue durante 1999 la primera causa de denuncia en el Foro de ONGs Contra la Discriminación.
�La mayoría de los casos involucraba a mujeres que no fueron promovidas a un cargo superior por arbitrariedad del jefe, que las echaron para tomar a un postulante varón en su lugar o por quedar embarazadas�, detalló a Página/12 Daniel Barberis, director del Centro de Denuncias. Del total de reclamos que recibió el Foro en 1999, el 30 por ciento correspondió a casos de discriminación laboral por género. En ese rubro, siete de cada diez denuncias fueron de mujeres. �Desde el Foro proponemos una estrategia de mediación comunitaria entre la víctima y el empleador. Pero debo reconocer que en la mayoría de los casos de discriminación laboral, perdemos�, observó Barberis.
Las estadísticas muestran que en la Argentina las mujeres siguen muy relegadas en el trabajo. �La primera discriminación que sufren es la oferta de trabajo. Nadie obliga a que se tome la misma cantidad de hombres y de mujeres. Si somos todos iguales ante la ley, a igual capacitación debería emplearse la misma cantidad de mujeres que de hombres. En España hay una ley que establece que en los avisos las ofertas de trabajo no pueden ser sexuadas. O sea, salvo algunos empleos que por una individualidad muy exagerada sólo puedan pertenecer a un sexo, todas las ofertas de trabajo tienen que ser neutras. En nuestro país, no hay ninguna norma que establezca esa obligación�, señaló la abogada Carmen González, autora del libro Mujer trabajadora en Argentina. Según González, la mujer es más solicitada en las tareas llamadas rutinarias. �Pero para los puestos de decisión se siguen tomando más hombres, fundamentalmente porque no existe el riesgo de la maternidad y de que un día planteen que tienen algún problema con sus hijos�, señaló.
Para la abogada, la segunda gran discriminación que soportan las mujeres es la paga. Aunque la ley de contrato de trabajo dice que a igual trabajo debe darse la misma remuneración, las diferencias de sueldos entre hombres y mujeres persisten. Más aún en un contexto de desocupación.
Según datos del Indec, las mujeres trabajan en empleos menos calificados, a pesar de que registran mayor nivel educativo y ganan un 30 por ciento menos que los hombres. Además, sufren más subocupación porque son empleadas a tiempo parcial, muchas de ellas en empleos de baja calidad. Registran una mayor tasa de desempleo y están más tiempo desocupadas, muchas veces discriminadas por tener hijos pequeños o porque están recién casadas y podrían quedar embarazadas, y con frecuencia son empleadas �en negro�, lo que significa que no tienen seguridad social.

 

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