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Cerca del �Día O�, los estudios están que arden

Las grandes compañías productoras agotaron ya su capacidad de lobby y se preparan ahora para festejar los premios de sus películas.

Richard Zanuck, productor de la ceremonia, supervisando un ensayo.
Según anunció, este año durará tres horas y no habrá musicales.


Por Martín Pérez 
Desde Los Angeles

t.gif (862 bytes) La bandera está atada a todos los postes de luz de Century City, el barrio donde están los hoteles de las estrellas de Hollywood. En ella se puede ver la estatuilla del Oscar, atrapada dentro de los ceros del año que corresponde a esta 72ª entrega. El Oscar en los ceros del 2000, ésa es la idea. Porque esta vez el auténtico protagonista del show es la bendita estatuilla. Y no sólo por la consabida comedieta del robo, que finalmente fue resuelta con rapidez (ayer se informó que el único que permanece arrestado es Lawrence Ledent, conductor de la compañía de transporte), sino también por la fuerza de los números redondos. En la prensa especializada se puede apreciar la pulseada entre Dreamworks y Miramax -que el año pasado lucharon cabeza a cabeza con Rescatando al soldado Ryan y Shakespeare enamorado y esta vez repiten con Belleza americana y Las reglas de la vida�, y en sus artículos se recuerda que ésta será la última entrega de los noventa (se premia lo mejor del �99). Pero el Oscar de este domingo se anuncia como el del 2000. La estatuilla y los ceros, marca convenientemente registrada en este nuevo siglo tan flamante y ya tan de marcas antes que de productos.
A la luz de sus propios números, si les correspondiese a los tomadores de apuestas de Las Vegas decidir quién se llevará la estatuilla más preciada, seguro que elegirían a Belleza americana, tan favorita que sus apuestas no pagan nada. Según Las Vegas, le siguen en la lista El informante (2-1 en las apuestas) y Sexto sentido (3-1). Fue precisamente este film el que el director Peter Bogdanovich señaló como su elegido cuando debió escoger la mejor película en el clásico programa de televisión �Si el Oscar lo diera yo�, que conduce esa institución de la crítica cinematográfica estadounidense llamada Roger Ebert.
Junto al fallecido Gene Siskel, Ebert solía hacer el programa cada año, una semana antes de los Oscar, y esta vez decidió invitar a Bogdanovich para acompañarlo en la votación. De esta manera, el director de culto devenido populista (Bogdanovich), y el crítico popular devenido de culto (tal como lo acusan en Hollywood por concurrir a demasiados festivales) abrieron sus sobres. Mientras Bogdanovich eligió a Denzel Washington como mejor actor, la dirección artística de Anna y el Rey y al niño Haley Joel Osment como mejor actor de reparto, Ebert se quejó porque �según su opinión� Belleza americana debería haber sido acompañada por films de su talla en el rubro mejor película. Películas como ¿Quieres ser John Malkovich?, Tres Reyes, Topsy-Turvy o Magnolia. Obviamente, luego de semejante comentario, Ebert eligió como mejor al film de Mendes. Pero, tal como él mismo recordó, el único que realmente vota es Bogdanovich.
En la catarata de anuncios destinados a promover las nominadas, llama inmediatamente la atención la frase que abre cada uno de ellos: �For your consideration�. O sea: Para su consideración. Es que son, efectivamente, anuncios dirigidos directamente a los votantes de la Academia, que �dado el affaire de los votos perdidos� tienen tiempo hasta el día de hoy para enviar sus pareceres. Escribió Variety sobre el tema: �Apenas se informó que el plazo límite para la entrega de los votos se había extendido por dos días, comenzaron a sonar los teléfonos con llamados de las compañías comprando avisos para promocionar a sus nominados dos días más�.
A diferencia de la masiva presencia de citas con elogios de la crítica que abundan en todos los anuncios (el mejor ejemplo son los avisos de Universal apoyando al ascendente Washington como actor frente al favorito Kevin Spacey), la campaña más llamativa es la que Dreamworks dedicó a Belleza.... Se trata de dobles páginas sobriamente ilustradas con fotogramas y citas del guión original de Alan Ball. Algunas de las escenas elegidas son la imagen de la bolsa de plástico en el viento, el flashback en blanco y negro del personaje de Spacey o el diálogo entre la pareja gayy su flamante vecino militar. Eso sí: son acompañadas por una larga lista con los premios que el film de Mendes ya cosechó.
Algo que todo el mundo se preocupa por recordar a la hora de intentar anticipar los resultados finales de los Oscar es que, finalmente, el film que se lleva el premio mayor es el que acumula más nominaciones. La única vez que no sucedió algo así en los últimos diecisiete años fue en 1992, con el triunfo de El silencio de los inocentes, con siete nominaciones frente a las diez de Bugsy, de Warren Beatty. Tal vez por eso es que la Academia le entregará al eterno Beatty su Oscar honorífico, al igual que al polaco Andrzej Wajda, en una ceremonia que será animada nuevamente por Billy Crystal. Dueño del mejor rating de las transmisiones del Oscar durante la década del noventa con el show de Titanic en el �98 (segundo en esa lista queda el tan criticado David Letterman), Crystal estará al frente de un show sin musicales. Eso es fue lo que prometió Richard Zanuck �hijo de Darryl F. Zanuck, legendario jefe de la 20th Century Fox� al hacerse cargo de la producción del show. Zanuck aseguró recordar la época en que la entrega de los Oscar duraba apenas media hora, y él solía mirarla junto a su padre y después cada uno decidía cómo continuar la noche. �Con el tiempo, la entrega se transformó en un show en sí, pero no hay razón por la cual deba durar tanto�, dijo Zanuck, que confesó que la duración ideal sería de unas tres horas. �No es algo fácil�, aclaró. �Los tiempos en los ensayos nos dan tres horas y cuarto. Pero al menos confío en que no nos extenderemos a las cuatro horas que duró el año pasado.�

 

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