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FUERTE CONDENA DEL PAPA AL HOLOCAUSTO EN ISRAEL 
Un día de emoción en Jerusalén

Ayer Karol Wojtyla hizo historia al condenar en los términos más contundentes posibles el Holocausto en el memorial a las víctimas que se alza en Jerusalén. Y se reunió con los dos Grandes Rabinos del país.

El Papa habla ayer en el memorial de Yad Vashem. �La terrible tragedia del Holocausto, que nadie puede olvidar.�

Karol Wojtyla con la sobreviviente polaca que él salvó. Se trata de Edith Tzirer, a quien alimentó en la posguerra.


El País de Madrid
Por Lola Galán 
Enviada especial a Jerusalén 

t.gif (862 bytes) El papa Juan Pablo II reconoció ayer la gravedad de la �terrible tragedia� del Holocausto, que �nadie puede olvidar�, y cuyas dimensiones �nadie puede minimizar�, en el memorial dedicado en Jerusalén a los millones de judíos aniquilados en los campos de concentración nazis. Ante prácticamente la totalidad de las autoridades israelíes, el Pontífice reiteró la profunda tristeza de la Iglesia Católica por el �odio, los actos de persecución y las manifestaciones de antisemitismo dirigidos por los cristianos contra los judíos en cualquier tiempo y lugar�. Pero no pidió perdón por el silencio de la Iglesia durante los años del nazismo. 
La visita al Yad Vashem (literalmente un lugar y un nombre) representó ayer el momento culminante del viaje del Papa a Tierra Santa. Al menos para el Estado judío que funda sus raíces en la tragedia de la Shoah. Karol Wojtyla llegó pasado el mediodía al lugar donde se alza el memorial fundamental de Israel y fue recibido por el primer ministro Ehud Barak. En el llamado Vestíbulo del Recuerdo, un sobrecogedor espacio casi en penumbra donde arde constantemente una llama en memoria de las víctimas, el Papa permaneció unos segundos en silencio. �Silencio porque no hay palabras lo suficientemente fuertes para deplorar la terrible tragedia de la Shoah�, diría después en su discurso. 
El Pontífice rindió tributo en sus palabras a los millones de judíos muertos en el Holocausto pero no mencionó la palabra perdón, al contrario que en la ceremonia solemne que él mismo presidió el 12 de marzo pasado. Fue un discurso en el que subrayó, además, que �sólo un mundo en paz, con justicia para todos, podrá evitar que se repitan los errores y los terribles crímenes del pasado�. Palabras que no complacieron al Gran Rabino askenazi de Israel, Meir Lau, que esperaba una mención clara al silencio de Pio XII durante las persecuciones nazis a los judíos de Europa. Sin embargo, para el gobierno de Israel, comenzando por el primer ministro Barak, la presencia de Karol Wojtyla en el memorial a las víctimas del Holocausto significa un punto de inflexión en el tortuoso camino de reencuentro entre la Iglesia Católica y el pueblo judío. 
La de ayer fue una apretada jornada para el Papa, que hizo las visitas de rigor a los dos Grandes Rabinos de Israel y al presidente Ezer Weizman y presidió un encuentro, parcialmente fallido, entre las altas jerarquías judías, cristianas y musulmanas, en el que se produjo un momento de tensión cuando el rabino Lau agradeció al Pontífice �el haber reconocido a Jerusalén como capital de Israel�, algo que el Papa no ha hecho. Las protestas de algunos de los asistentes se vieron reforzadas por la intervención, durísima, del sheik musulmán. Por la mañana, el Papa celebró una misa en la sala superior del Cenáculo de Jerusalén, actualmente propiedad del Estado de Israel, que fue origen ayer de numerosos rumores, según los cuales estaría a punto de ser cedido a la Iglesia Católica a cambio de recuperar como sinagoga la Iglesia de Santa María la Blanca de Toledo. Los rumores, propagados por los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, fueron enérgicamente desmentidos a este diario por una alta fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí. 
El Papa estrechó ayer la mano de media docena de supervivientes de los campos de concentración nazi, invitados especiales a la ceremonia que se celebró en el Memorial de Yad Vashem. Entre ellos, una mujer polaca, Edith Tzirer, no pudo contener las lágrimas cuando su compatriota Wojtyla se acercó a ella para saludarla. Las lágrimas de Tzirer reflejaban una historia tormentosa que se inició para esta mujer polaca, nacida en 1931 en Katowice, una localidad muy cercana al pueblo natal del Papa, Wadovice, cuando a los 11 años se quedó sola en el mundo tras la invasión alemana de Polonia. La pequeña vagó durante un tiempo entre Cracovia y Leopoldi hasta que fue detenida por los nazis y deportada con el resto de los judíos locales y numerosos polacos católicos. Edith Tzirer sobrevivió a las duras condiciones de vida del campo de concentración de Skarzysko-Kamienna, pero su salud quedó minada por una tuberculosis grave. Cuando, en 1945, las puertas de Kamienna se abrieron, la pequeña Edith se encontraba sin fuerzas. Fue entonces cuando un joven sacerdote polaco, Karol Woj- tyla, le prestó ayuda. Le dio de comer y la llevó a cuestas hasta Cracovia, donde la pequeña fue ingresada en un orfelinato. A partir de ahí sus vidas se separaron, tomando caminos bien opuestos. 
Edith pudo ser trasladada a Francia, donde fue ingresada en un sanatorio y logró superar la tuberculosis. En 1951, como miles de judíos europeos, Tzirer se embarcó rumbo a Israel, el recién nacido Estado judío, donde se casó y rehízo completamente su vida. Entre tanto, el joven sacerdote Wojtyla había desarrollado una fulgurante carrera religiosa, siendo nombrado cardenal de Cracovia por el papa Pablo VI y poco después, siendo elegido Papa a su vez, con el nombre de Juan Pablo II. El destino los reunió ayer brevemente bajo los focos de las televisiones de medio mundo y la mirada complacida de las autoridades de Israel y la jerarquía vaticana.


Claves

  Juan Pablo II fue ayer todo lo lejos que podía ir en su condena al Holocausto: condenar a su predecesor Pio XII por su connivencia con el nazismo, como se lo pedían los dos Grandes Rabinos (ashkenazi y sefardita), era imposible técnicamente, ya que hubiera cuestionado el principio de la infalibilidad papal.
  Por eso, la condena de ayer cierra la segunda mitad de la operación de arrepentimiento de la Iglesia formulado el 12 de marzo por el Papa en el Vaticano.
  Ayer fue el día consagrado a los judíos del viaje de Su Santidad a Tierra Santa, como anteayer, en Belén, Autonomía Palestina, había estado dedicado a los palestinos, dentro de una gira de equilibrios políticos precisamente calibrados.
  Del mismo modo, fue el momento culminante de la gira papal por Medio Oriente, que finaliza este sábado. 

 

INDEPENDENCIA CIBERESPACIAL
Estado Palestino.com

Por Javier Valenzuela
Desde Washington 

Palestina ya es independiente en el ciberespacio. Cuando Israel todavía arrastra los pies a la hora de reconocer el derecho de los palestinos a disponer de su propio Estado, el gobierno de Estados Unidos, a través de su Departamento de Comercio, les ha concedido una patria virtual en Internet. La decisión estadounidense crea una dirección colectiva propia �el sufijo .ps� para las páginas web palestinas. 
La independencia de los palestinos en el ciberespacio coincidió con las declaraciones del papa Juan Pablo II a favor del �derecho natural� de este pueblo a disponer de un �hogar nacional�. Del mismo modo que durante años los israelíes utilizan para sus páginas web el sufijo .il �y los españoles .es o los franceses .fr�, los palestinos pueden ahora enmarcar su presencia en el ciberespacio en el dominio .pl. Es la primera incorporación de un código nacional a Internet, donde ya existen más de 200, desde 1998. 
El departamento de Comercio aprobó el nuevo sufijo horas después de recibir una recomendación favorable de la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), el organismo que agrupa a las empresas privadas norteamericanas que controlan el sistema mundial de direcciones en Internet. El ICANN justificó su recomendación en la política de Naciones Unidas y otros organismos internacionales de crear estatutos específicos para los territorios palestinos ocupados por Israel en 1967. Aunque simbólicamente muy importante, esta decisión no implica, señalaron el jueves fuentes gubernamentales, que Washington reconozca el derecho de los palestinos a disponer de su propio Estado físico.

 


 

Esperando a Mr. Clinton en Siria

A tres días de la cumbre entre Clinton y su colega sirio, Israel reclama el lago Tiberíades y Siria las Alturas del Golán. 

Israel y Siria pueden estar más cerca que nunca de llegar a un acuerdo de paz. Pero esto no quiere decir que estén tan cerca como para lograrlo. Aunque apenas faltan tres días para la cumbre de Ginebra entre el presidente Bill Clinton y su colega sirio Hafez al-Assad �en la que podría participar el premier israelí Ehud Barak�, también es cierto que la negociación sigue trabada en las cuestiones prioritarias para cada parte. Según el ministro israelí de Turismo y ex jefe de Estado mayor, Amnon Lipkin-Shahak, Israel exige el control total del lago Tiberíades, central para su abastecimiento de agua, en el marco de un reclamo más amplio para discutir antes que nada las cuestiones de seguridad, recursos hídricos y normalización de relaciones. Y Siria sigue firme en su decisión de tratar primero el tema de las fronteras, que incluye como condición el regreso de la totalidad de las Alturas del Golán ocupadas por Israel durante la Guerra de los Seis Días en 1967. 
Después de casi cuatro años, Israel y Siria volvieron a sentarse a la mesa de negociaciones en la ciudad norteamericana de Shepherdstown en diciembre del año pasado. Pero el avance duró poco. El 10 de enero las conversaciones fueron nuevamente congeladas por desacuerdos a la hora de decidir qué cuestiones tratar primero. Anteayer, Clinton aseguró tener un plan maestro para presentarle a Assad que podría dar un nuevo impulso a las congeladas conversaciones de paz. Sin embargo, el ministro israelí Lipkin-Shahak, designado por Barak para integrar el equipo negociador en caso de que se retome el diálogo, confirmó que su país mantiene en pie su exigencia del �control total del lago Tiberíades y sus alrededores para que los israelíes puedan circular alrededor. Una reanudación de las negociaciones luego de esta cumbre constituiría una posibilidad de llegar a la paz, pero no hay que olvidar que existen numerosas cuestiones en las cuales no estamos de acuerdo�.
El ministro israelí de la presidencia en el consejo, Jaim Ramon, se sumó a la postura al criticar �la actitud de los sirios, que quieren imponernos una frontera antes de hablar de cuestiones de seguridad�. Es que el reclamo territorial de Damasco incluye la devolución de la margen oriental del Tiberíades, algo a lo que los israelíes demostraron no estar dispuestos. 
Tirki Saqr, director del oficialista diario sirio al-Baath respondió en un editorial que �las estimaciones de Barak serán totalmente erróneas si él llegase a creer que Siria podría alterar su previa postura en relación con una plena retirada israelí. Una promesa israelí sobre la demarcación de fronteras en los límites del 4 de junio de 1967 es la única forma de allanar la senda hacia la reanudación de las conversaciones de paz sirio-israelíes�. En ese sentido, la pregunta más frecuente en la prensa del país era si Clinton llevará a Ginebra una propuesta que tenga en cuenta ese reclamo. �Si esta oportunidad dorada, que es la última, se pierde, entonces Siria y el presidente Clinton no deberán ser responsables�, remató al-Baath.
En una reunión con los líderes de los partidos que integran la coalición de gobierno de Israel �varios de los cuales se amenazaron con retirarse ante las posibles concesiones del gobierno en los múltiples frentes de negociación�, Barak aseguró que �la próxima semana puede haber acontecimientos políticos importantes, pero es posible que no sea así. Veo una ocasión importante, una ocasión preciosa, y dependerá de nosotros, como dirigentes, tomarla. Si fracasamos, asumiremos la responsabilidad�.

 

 

opinion
Por David Cesarani *

Juan Pablo II ha hecho más por mejorar las relaciones entre los judíos y la Iglesia Católica Romana que cualquiera de sus predecesores. Pero aun su declaración de ayer sólo pone de manifiesto su poco interés en reconocer la terrible conducta del Vaticano hacia los judíos durante la era nazi. En 1933, Hitler llegó a un Concordato con la Iglesia que garantizaba los derechos religiosos de los católicos alemanes, a cambio de la no interferencia de la Iglesia en la política alemana. El Concordato fue negociado por el cardinal Pacelli, quien luego fuera Pío XII, cuyo odio por el comunismo ateo lo llevó a recibir con sumo agrado a los nazis.
Los nazis estaban incómodos con una comunidad que respondía a otra serie de lealtades: su ataque a las instituciones católicas alemanas en 1938 provocó que Pío XII redactara una encíclica en la que criticaba la doctrina racial nazi, pero no mencionaba la persecución de los judíos alemanes. Cuando estalló la guerra, Pío XII buscó preservar la neutralidad del Vaticano, que permaneció oficialmente silencioso incluso cuando se encarceló y asesinó a sacerdotes católicos en Polonia ocupada por los nazis. Cuando Hitler invadió la Unión Soviética en 1941, la Iglesia estuvo efectivamente de su lado. Los regímenes católicos, especialmente en Eslovaquia y Croacia, se unieron entusiastas a la cruzada asesina contra el �Judeo-Bolchevismo�. El Vaticano recibió excelentes informes de inteligencia, provenientes de esos países y de su red diplomática a través de Europa, sobre las masacres de judíos en Rusia y en los Balcanes. 
Pio XII no dijo nada. Declinó apoyar a sus obispos de Francia y Holanda que protestaron contra la deportación de judíos a los campos de concentración en 1942. Se dijo que él temía que los nazis respondieran atacando a los judíos conversos, pero esto sólo expone su doble discurso: la Iglesia trataba de proteger a los conversos, pero los judíos como judíos, o como simples seres humanos, no eran de su incumbencia. 
El Vaticano evitó apoyar la declaración de los aliados del 19 de diciembre de 1942, condenando el exterminio de los judíos. En su mensaje de Navidad, Pío XII sólo se refirió a �aquellos cientos de miles que, sin culpa propia, sólo por su nacionalidad o su raza, están marcados para la muerte o la extinción gradual�. Para los judíos, era incomprensible que no los citara específicamente. 
Es verdad que en mayo de 1944 el nuncio del Vaticano en Budapest, Angelo Rotta, le dijo al gobierno húngaro que la Santa Sede deploraría la deportación de judíos de su territorio. El 25 de junio de 1944, Pío XII mismo le pidió al jefe de estado húngaro que �haga todo lo que esté en su poder para salvar a mucha gente de más pena y dolor.� Un pocos días después finalizaron las deportaciones. Pero más de 435.000 húngaros judíos ya habían sido enviados a Auschwitz. 

* Profesor de Historia Judía Moderna en la Universidad de Southampton, Inglaterra. Publicado en The Guardian.

 

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