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Por Diego Fischerman El hecho de que le guste tocar valsecitos y de que use una armonía más o menos emparentada con Ravel hizo que unos cuantos se apresuraran a calificarlo como �un nuevo Bill Evans�. Pero Brad Mehldau, el más importante entre los pianistas de jazz surgidos en las últimas décadas, tiene muy poco que ver con Evans. Mucho más cercano a Keith Jarrett y al modelo de Jarrett, el canadiense Paul Bley, el estilo de Mehldau tiene, sin embargo, la virtud de ser absolutamente personal. Hay muchos que tocan bien, ya se sabe, pero los que han creado lenguajes con su instrumento son muchos menos. Bud Powell, Evans, Hancock, Corea, McCoy Tyner, Bley, Jarrett. No son muchos más y Mehldau tiene el privilegio, con 29 años y apenas seis discos propios grabados, de pertenecer a ese exclusivo cuadro de honor. El notable contrabajista Charlie Haden, con quien Mehldau tocó en un trío que incluía también al saxofonista Lee Konitz, dijo hace poco de él que �es el único muchacho joven que respeta y honra la importancia de la espontaneidad, la invención y la profundidad creativa�. Cuatro de sus álbumes llevan el explícito título de The Art of The Trio. El CD anterior tenía un nombre aún más explícito: Introducing Brad Mehldau. En el medio, sus trabajos con Joshua Redman (vale la pena escuchar lo que hace Mehldau en la versión de �Summertime� que está incluida en el último disco del saxofonista), los dos álbumes grabados en vivo con Konitz y Haden (Alone Together y Another Shade of Blue), uno de piano solo (Elegiac Cycle) y, desde hace dos semanas, Close Enough For Love, en dúo con la cantante holandesa Fleurine, con quien llegará por primera vez a Buenos Aires para actuar el próximo sábado 8 de abril en el Teatro Gran Rex. Apasionado por la literatura y la filosofía, lector de Rainer Maria Rilke y Theodor Adorno, muchos de los ejes desde los que Mehldau dispara su música pasan por allí. Su lectura del Dr. Faustus de Thomas Mann, según confiesa, fue para él tan importante como la música de Brahms y Schumann. Estudiante de música de la New School For Social Research de Manhattan, donde tuvo como profesores a dos de los mejores pianistas de jazz vivos, Fred Hersch y Kenny Werner, este músico hace de la elección del repertorio una declaración de principios. Están los temas clásicos del género, claro. Y también los temas propios, donde combina su conocimiento del jazz con su debilidad por el viejo contrapunto de cuño alemán (debilidad que comparte con Jarrett, por supuesto). Pero más interesante aún es cómo toma temas de tradiciones ajenas al jazz y los inviste con la categoría de standards. Por ejemplo �Exit Music (for a film)�, de Radiohead o, en su dúo con Fleurine, �Logical Song� de Supertramp o �Up From The Skies� de Jimi Hendrix. Las canciones del dúo van desde esas pequeñas incursiones en el mundo del rock y el pop hasta temas de Jobim, Michel Legrand y Johnny Mandel, canciones en las que la cantante compone letra y música o en que escribe textos para músicas preexistentes (como �Better Days Ahead�, de Pat Metheny o varias piezas de Brad Mehldau incluidas en sus Art of The Trio o en Elegiac Cycle). Lo curioso es que algunos de estos textos, Fleurine los escribe en portugués. El dúo actuó durante el año pasado en Alemania y República Checa (además de tocar en el Village Vanguard neoyorquino) y llega a Buenos Aires después de presentarse en Brasil.
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