PAYASADA
1. Si el ministro carapintada
quería colaborar con las instituciones y la Constitución, como declara
en su carta de perdón, ¿por qué no denunció la presencia de un
criminal como Castillo en la custodia presidencial el mismo día en que la
descubrió?
2. ¿Habrá tenido algo que ver
la detención de su antiguo amigo y represor, y el daño que podía
ocasionarle a su figura, que la revelación llegue justo el día en que Página/12 informó tanto de sus últimas andanzas como de la vieja
relación que los une?
3. ¿Acaso Rico no imaginó las
implicancias de su denuncia si hubiese sido cierta? En su carta al
Presidente asegura que no intentó "aprovechar una circunstancia
particular para sacar algún rédito político o de cualquier otra índole".
Pero resulta evidente que en el caso de que su denuncia hubiese sido
verdadera el gobierno de De la Rúa se habría visto envuelto en un escándalo
de imprevisible final. De Santibañes hubiese pagado con su puesto el
desatino de emplear a un acusado de homicidio prófugo nada menos que para
cuidar al Presidente. Y De la Rúa hubiese perdido buena parte de su
imagen de administrador eficaz, en el mejor de los casos, o de
administrador transparente, en el peor. Ese desgaste oficial, ¿no
significaba para Rico ningún rédito político?
4. Carlos Ruckauf mantuvo
silencio durante toda la crisis y, fiel a sus maneras imperiales, hizo
trascender que obligó a su ladero a volver a pedir disculpas. Sin
embargo, resulta difícil creer que Rico se lanzó a semejante aventura
sin por lo menos un guiño de su jefe. Y si no lo tuvo, ¿puede Ruckauf
mantener a su lado a un ministro que muestra tanta audacia e independencia
como para comprometerlo en un conflicto con el Presidente, y tanta
incapacidad y falta de cálculo político como para terminar pidiendo
lastimeras disculpas?
5. Nadie puede negar a la
oposición el derecho a criticar o denunciar al Gobierno. Rico se lanzó
al asalto e intentó utilizar el pavor que despiertan en la sociedad
personajes como su antiguo socio Castillo. Lo cegó el odio y todo terminó
en ridículo. ¿Alguien puede calcular el riesgo de que De la Rúa y
Ruckauf crean o hagan creer que fue solo otra payasada?
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