Por V. G.
¿En qué medida la globalización puede pensarse ayudando al proceso de justicia en las sociedades afectadas por el terrorismo de Estado? ¿Por qué hablamos de la memoria del terror pero no de la memoria previa al terror? ¿Cuándo las democracias se ponen en peligro, cuándo castigan o cuándo perdonan a los responsables de los crímenes? ¿Puede existir una sociedad sin memoria? Estas fueron algunas de las preguntas formuladas ayer por los expositores de la conferencia sobre Políticas Públicas realizada en el Primer Encuentro Internacional sobre la Construcción de la Memoria Colectiva organizado por la Comisión de la Memoria de la provincia de Buenos Aires.
Juan Corradi, director de la Universidad de Nueva York en Florencia; Meltem Ahiska, investigadora de la Universidad Bogazici, de Estambul; Ana González, miembro de la Comisión por la Verdad de Guatemala, y Patricia Valdez, de la Comisión por la Verdad de El Salvador, expusieron ayer en La Plata distintas experiencias sobre las políticas públicas de la memoria. El panel fue coordinado por Mabel Gutiérrez, de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas.
Desde una perspectiva más teórica que el resto, Corradi habló del concepto de la memoria como un �bien público� y narró que las sociedades que pasan por los traumas como el terrorismo de Estado se vuelven �comunidades rotas�. Estos pueblos se encuentran, explicó, tironeados entre dos posibilidades: revivir el pasado constantemente o tratar de borrarlo. La venganza o el olvido. Y si no pueden resolver el conflicto no logran procesar problemas rutinarios y �tienden a desaparecer; se desintegran por migraciones masivas o son subsumidos por otros�.
Los restantes panelistas se refirieron a los casos de Turquía, Guatemala y El Salvador. En estos dos últimos países se realizaron, en el marco de negociaciones de paz entre el gobierno y las agrupaciones guerrilleras, comisiones �por la verdad� organizadas por Naciones Unidas.
�En Turquía no tenemos ni siquiera un lenguaje público para hablar de violaciones a los derechos humanos, tenemos negación y olvido�, afirmó Ahiska. Pero la investigadora mencionó que su país puede ser comparado con Argentina por los golpes militares, las desapariciones y las Madres de los Sábados �grupo equivalente a las Madres de Plaza de Mayo. Las Madres de
los Sábados nacieron en 1990 cuando sus hijos comenzaron una huelga de hambre en la cárcel. Actualmente, se sientan todos los sábados frente a un colegio cargando con las fotos de sus hijos desaparecidos.
González y Valdez relataron las condiciones en que fueron producidos los informes sobre las violaciones a los derechos humanos en Guatemala y El Salvador. En el trabajo sobre Guatemala, a diferencia de El Salvador, no se pudo individualizar con nombres y apellidos a los responsables de los crímenes. Pese a las limitaciones a las que estuvieron sujetos estos informes, González afirmó que �la comisión implicó que para algunos se había roto el silencio y para otros la impunidad�.
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