Por S. K.
A
Charles Morley es fácil confundirlo con un profesor apacible y
simpático, de esos que son queridos por sus alumnos. Pero de profesor lo
único que tiene son los seminarios explicando cómo capturar a narcos y
lavadores de dinero, criminales que lleva décadas persiguiendo. Graduado
en finanzas y contabilidad, Morley empezó muy joven a trabajar para el
Internal Revenue Service, la AFIP norteamericana, y se pasó 11 años
atrás de grandes evasores y estafadores. En 1980 fue nombrado director de
investigaciones del subcomité permanente del Congreso dedicado a fraudes,
blanqueo de fondos y a la entonces naciente preocupación por el lavado de
divisas. En 1985 abrió su propia empresa y pasó a ser consultor de la
DEA, la CIA, la división narcóticos del Departamento de Estado, el
Servicio Secreto y gobiernos extranjeros como los de Eslovenia, Colombia y
Perú. Esta semana llegó a Buenos Aires para dictar un seminario, el
jueves, y dos cursos para policías y gendarmes, el viernes y mañana,
invitado por el Programa de Seguridad Ciudadana de la Secretaría de
Provincias del Ministerio del Interior.
�¿Qué es el lavado de dinero?
�Buena pregunta... generalmente no se lo define en términos legales. En
términos generales, es el blanqueo de dinero malhabido. Si usted tiene
una cantidad de dinero ilegal y quiere poder usarlo, alguien tiene que
hacer que su dinero parezca legítimo.
�¿Y por qué, exactamente, hay que blanquearlo? ¿Por qué no se puede
usarlo?
�Porque si usted no tiene empleo y tiene un millón de dólares, alguien
se va a preguntar cómo tiene tanta plata.
�¿Quién se va a preguntar eso? ¿La DGI?
�Por ejemplo, o nuestro IRS.
�O sea que es una cuestión de pagar impuestos...
�Sí, aunque no sólo de eso. Hay otros organismos que se van a
preguntar de dónde sacaste tanta plata, aunque no necesariamente sepan
cuánto ganas. Pueden saber que uno estuvo haciendo algo ilegal en algún
momento y decidir que la plata que uno tiene debe ser también ilegal, por
lo que comienzan una investigación. La manera de evitar este tipo de
incomodidades es lavar el dinero para legalizarlo.
�¿De cuánto dinero estamos hablando?
�Nadie lo sabe, son miles y miles de millones. Yo ni pienso en eso
porque todo el mundo está adivinando. Cuando mencionan una cifra, están
adivinando.
�¿Cuáles son las fuentes de estas fortunas en las Américas?
�La principal son las drogas. La cantidad de dinero que mueve el
narcotráfico te deja estupefacto, es inimaginable. Yo mismo vi cuentas de
traficantes pequeños que movían un millón de dólares por día, en
cash. Y eso era apenas una parte del negocio de un pequeño narco. Hemos
seguido cuentas que movían diez millones por día. Pero el dinero ilegal,
evidentemente, es resultado de todo el espectro de actividades ilegales,
corrupción, robo, contrabando... cosas tan extrañas como el fraude a las
aseguradoras o al servicio médico público.
�Me imagino la corrupción que genera este dinero.
�Este nivel de dinero genera un enorme poder. No sabemos a cuánto
llega, no podemos calcularlo, pero tenemos la corrupción como un factor
implícito en todo lo que hacemos. Hay casos que aparecen todo el tiempo,
como el de nuestros guardias fronterizos: es simple, basta preguntarles
�¿cuánto ganaste el año pasado?� y ponerles esa plata en la mano.
El cargamento pasa, porque estos guardias ganan poco. No sale caro
comprarse un policía, un político de pueblo chico. Hasta te ofrecen
abrirte una cuenta en algún país y todo lo que tenés que hacer es... no
hacer nada. �¿Y la corrupción en el exterior, que termina depositada
en bancos norteamericanos? Su país parece ser un destino favorito para el
dinero sucio de varios gobiernos...
�Parece, ¿no?, por los escándalos que aparecen en la prensa todo el
tiempo. Ahora resulta que hay dinero ruso en Nueva York. Obviamente,
EE.UU. es un país enormemente estable y atrae todo tipo de dinero, la
Bolsa no para de subir, hay todo tipo de inversiones. Hay que asumir que
no todo el dinero que llega es limpio.
�¿Se puede parar la entrada de dinero sucio?
�Es muy difícil. El centro es que todo el mundo haga su parte. No hay
una solución simple; los políticos no pueden pararse y prometer que van
a parar este crimen con una ley. Pero, si varios países montan un
sistema, entonces se pone realmente difícil mover fondos sucios. Lo que
aparece en la última década es que se está creando una red mundial,
aunque todavía está llena de agujeros por los que se cuela el dinero.
Hay una presión terrible para que cada país se ponga al día con sus
leyes y prácticas. El precio a pagar es tener mala reputación
financiera, que hoy es mortal.
�¿Qué reglas imponen estas convenciones?
�Hay que cooperar entre países, hay que vigilar lo que hacen otros
países. Hay varias convenciones, entre otras las de la OEA, a las que
adhirió Argentina. Lo primero, claro, es declarar que el lavado de dinero
es en sí un crimen, que es algo que el Congreso argentino está tratando
ahora. Después se necesita trabajar con las instituciones financieras
para diseñar sistemas que detecten el lavado y montar un sistema de
monitoreo para vigilar que las instituciones financieras cumplan con las
reglas. Por supuesto, se necesitan agentes del Estado que puedan vigilar
este crimen y entiendan de finanzas. Esto es complicado, porque en pocos
países existe el personal que pueda hacer esto y los policías en general
no quieren hacer este trabajo. Es difícil, tarda años y muchas veces se
trabaja y trabaja sin saber siquiera si se cometió un crimen, ni hablar
de encontrar quién lo cometió. Tiene que ser un sistema muy pervasivo
para que funcione, no puede ser algo de los bancos. Si los policías a
nivel local no están entrenados en absoluto, ni se dan cuenta si alguien
vive muy por encima de sus medios, con lo que el sistema no funciona. Hace
falta acumular información sobre transacciones raras y personas que viven
de un modo que no pueden justificar, hace falta gente que estudie esta
información, la entienda y la pase a las autoridades que correspondan.
Como estos delitos son por esencia multinacionales, la cooperación
internacional es esencial: los argentinos tienen que trabajar con los
uruguayos, con los brasileros. Toma tiempo.
�Aquí, ni le cuento.
�(Se ríe.) No sólo aquí... Pero no se desanime. En 1985, cuando yo
era investigador del Senado norteamericano, hubo un caso de muy alto
perfil y yo hice un informe sobre lavado de dinero para los senadores,
pensando que no iba a pasar nada en absoluto. Y sin embargo, en estos
años pasó de todo, y muy rápido, en EE.UU. y a nivel internacional.
�Mucha gente dice que, si hace falta capital, no hay que fijarse de
dónde viene. ¿Por qué es tan diabólico el dinero lavado?
�Si uno acepta dinero de los malos, les vende el alma. Es como Fausto.
Uno tiene que hacer lo que ellos dicen, exactamente como ellos dicen. Eso
termina mal, como terminó Panamá. Por años, EE.UU. vio a Panamá como
un paraíso del narcodólar y ¿qué hicimos? Los invadimos, nos llevamos
al presidente, rompimos todo el lugar. Es ridículo, pero es lo que pasa.
Y ahora nuestro Congreso está debatiendo leyes que prohíben dar ayuda a
países que no tengan leyes bancarias que impidan el lavado de dinero. Por
otro lado, si uno deja entrar dinero sucio a una economía, ese dinero
destruye a la economía legítima, como ocurre en Colombia. Allí hay un
mercado negro fenomenal que destruye el comercio y la industria legales,
porque no pueden competir con los precios. Y puede pasar, como les pasa a
varios países del Caribe, que nadie acepte el clearing de un país.
Losrusos aceptaron cualquier tipo de dinero, y mire cómo terminaron.
¿Quién acepta un cheque ruso? ¿Quién quiere invertir allá? Hacer
negocios en Rusia es peligrosísimo, es lidiar con criminales.
�Cuando usted entrena a funcionarios y policías, ¿cuáles son los
errores más comunes que encuentra? ¿Qué es lo que menos entienden?
�Indiferencia, falta de ganas de trabajar en este tipo de casos, que
toman años. Uno cree que los banqueros se van a interesar, pero resulta
que a ellos les interesan los negocios bancarios, no el lavado de dinero.
Para que esto funcione, para que alguien preste atención, uno necesita
que el gobierno esté interesado y lo haga una prioridad. Por mi contacto
con el gobierno argentino, veo que están interesados. Hace falta, repito,
una ley que diga que el lavado es un delito, sino banqueros y funcionarios
pueden contestarme �¿para qué me dice esto?, no es asunto mío�, y
tienen razón. Y hace falta una agencia que vigile el tema para que los
bancos se preocupen, no quieran tener problemas. Esta función ya la
cumple EE.UU., porque la DEA, la Aduana y el FBI tienen la costumbre de
vigilar de cerca a los bancos latinoamericanos, de armarles operaciones
encubiertas para ver si aceptan dinero sucio.
�Además del dinero del narcotráfico, ¿hay realmente interés
norteamericano en evitar que lleguen a EE.UU. fondos clandestinos de, por
ejemplo, latinoamericanos que evaden impuestos? Le aclaro que los bancos
de su país acá rutinariamente preguntan si uno quiere la cuenta en
blanco o en negro.
�Y... no mucho. En Houston, en California, en Miami, en Nueva York hay
miles y miles de millones de dólares latinoamericanos y no creo que nadie
se moleste en ver si son producto de fraudes contra el Banco Central, la
figura que cubre evasión o cosas como sacar dinero de un país que
prohíbe tener cuentas en el exterior. Si se pusieran duros en serio, ¿no
se caerían estos bancos?
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