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Hablemos de ciencia

La renuncia de Mario Albornoz, segundo del secretario para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, Dante Caputo, desató una dura polémica alrededor de las prioridades de inversión con eje en internet, los proyectos de �evaluación� de investigadores y las alternativas de financiamiento. Página/12 consultó a protagonistas de ese mundo.

1 ¿Argentina tiene que seguir realizando investigación básica, o debe orientarse sólo a la aplicada?

2 ¿La ampliación del uso de Internet debe ser una prioridad?

3 ¿Los investigadores deben conservar su régimen de estabilidad laboral, o deben ser
flexibilizados?

4 ¿Cómo y en cuánto se podría aumentar la inversión en ciencia y tecnología?

Juan C. Del Bello *.
1 Los enfoques modernos en ciencia y tecnología han sustituido esta dicotomía y plantean el tema en términos de �problemas a resolver�. Los países tienen que afrontar distintos �problemas�, los que sí deben ser priorizados por el Estado, en tanto representación de la expresión mayoritaria de una sociedad. Para su resolución convergen actividades de investigación básica y aplicada, y transferencia y difusión de información y conocimientos preexistentes. Más allá de los �problemas� específicos a atender, la investigación básica tiene un papel clave en la mejora del sistema educativo en general y universitario en particular. En los países desarrollados se observa que a la investigación básica se destina aproximadamente un tercio de la inversión total en I+D. En Argentina su participación relativa es mayor por el peso específico que tienen las universidades y el CONICET en el sistema científico tecnológico nacional. Una política en ciencia y tecnología consistente debe procurar acercarnos a los estándares internacionales, y así está planteado en nuestra política científica y tecnológica (ver Plan Nacional Plurianual de Ciencia y Tecnología 2000-2002).
2 Prioritario es: renovar el equipamiento científico, incrementar la cantidad de becarios e investigadores, mejorar los ingresos de los investigadores y apoyar a los empresarios innovadores para desarrollar nuevos productos y/o procesos que mejoren la competitividad.
3 Como en los países desarrollados, los investigadores argentinos están �flexibilizados� por definición, ya que son los únicos trabajadores que tienen que buscar dinero para trabajar: la competencia por recursos escasos con base en criterios de calidad para llevar a cabo proyectos de investigación. Hay que continuar ampliando el financiamiento competitivo de proyectos de investigación y equipamiento científico, incorporando grants para el bolsillo de los investigadores como lo hace la National Science Foundation.
4 El país tendría que tener una meta de alcanzar en el más corto plazo posible una inversión en I+D equivalente al 1% del PBI. Si dicho objetivo se planteara para el 2005, suponiendo que el PBI creciera a una tasa anual del 4,1% (según proyecciones de FIEL), la suma invertida total en I+D alcanzaría los de u$s 3580 millones. Para alinearnos con los países desarrollados, las empresas deberían asumir alrededor de la mitad del gasto total, lo cual significa que tendrían que triplicar el nivel de inversión actual. Dado que Argentina es un país con organización federal, sería deseable que para entonces las provincias aportasen en torno al 20% del gasto estatal. En tal supuesto, el presupuesto del gobierno nacional debería incrementarse en un 50% y el presupuesto consolidado de las provincias debería multiplicarse por más de cuatro. Suponiendo un incremento del número total de investigadores (equivalentes a tiempo completo) del 55% respecto a los niveles actuales, el gasto por investigador en el 2005 sería comparable al actual de España. Es estratégico para alcanzar estos objetivos ampliar el crédito fiscal para el sector privado y un pacto federal que considere el aumento de los presupuestos del Estado nacional y las provincias.
* Ex secretario de Ciencia y Técnica

Luis A. Quesada Allué *.
1 No existe más una antinomia entre ciencia aplicada y ciencia básica. Es universalmente aceptado que lo esencial es tener ciencia de calidad, la cual constituye un continuo que va desde simplemente conocer más (de las galaxias a las moléculas) hasta resolver problemas concretos de la sociedad. Un poco artificialmente se puede dividir la investigación en fundamental o básica, orientada y aplicada. Las dos últimas se alimentan de la primera y Argentina debe tener obligatoriamente las tres si aspiraal pleno desarrollo. Para ello, además, se deberá fomentar fuertemente la innovación tecnológica, que representa la demanda de las fuerzas productivas.
2 El crecimiento explosivo de las redes de comunicación durante los próximos años ocurrirá con o sin intervención estatal, ya que el gran capital internacional está motorizando ese desarrollo. Nuestro pequeño �San Telmo Valley�, con sus cableados de última generación y sus ciberempresas de futuro millonario se ha venido desarrollando a metros del microcentro, sin que el anterior ni este gobierno se hayan dado cuenta cabal del fenómeno. Es importante destacar que internet es sólo una herramienta más, que ofrece a quienes están preparados enormes posibilidades de información, de eficiencia en el trabajo e intercambio de bienes y servicios. La web crea nuevas dinámicas, pero por sí sola no puede aumentar nuestra capacidad científica ni tecnológica.
3 El régimen laboral de los científicos argentinos institucionalizados (en el CONICET u otros entes) es del tipo francés, es decir, un sistema estable donde idealmente se debería progresar sólo en base al mérito. Frecuentemente, el sistema ha sido tergiversado por razones ideológicas o de pertenencia a ciertos grupos, postergando o eliminando a gente de mérito o ascendiendo a gente que no lo tiene. El sistema norteamericano es mixto: una minoría de excelencia consigue puestos estables de por vida, la famosa tenure universitaria, y el resto debe depender de subsidios. Es parecido a lo que les pasa a los jóvenes que, por no poder entrar en el sistema, dependen de las becas. Si el país decidiera pasar de un sistema a otro, hay que hacerlo gradualmente, en no menos de nueve años.
4 A corto plazo, sólo existe una posibilidad de incrementar el presupuesto de investigación y desarrollo: que la sociedad y sobre todo nuestros gobernantes y empresarios se convenzan de que la única posibilidad real de progreso es la cadena virtuosa de educación-ciencia-tecnología. La inversión en investigación y desarrollo (inversión en futuro) debe pasar del 0,32 por ciento del PBI actual, al 1 o al 1,5, para que podamos recuperar el nivel relativo de potencial que teníamos en 1966.
* Vicepresidente de la Fundación Campomar

Alberto Kornblihtt *.
1No existe investigación aplicada que no esté sustentada por fuerte investigación básica, que no sólo genera las herramientas sino los cerebros para poder transferir los conocimientos y productos al campo productivo o de servicios. El Gobierno debe identificar cuáles son sus prioridades y, además de invertir en muchos proyectos básicos buenos, invertir en unos pocos proyectos con orientación aplicada. Estos últimos deberían ser multidisciplinarios y estar avalados por científicos con experiencia probada en lo básico, de manera de garantizar cierto grado de éxito a mediano plazo (5 años). Hay que tener mucho cuidado con la calidad porque de lo contrario se corre el riesgo de apoyar a investigadores mediocres por el solo hecho de que su proyecto es aplicado, y en ese caso se estaría malgastando el dinero. Debe preocuparse más por distinguir la ciencia de buena calidad, original, competitiva y relevante de aquella práctica científica no original y de escasa trascendencia.
2 Es un disparate que sea una prioridad de política científica. En todo caso la internet y su expansión tienen que ver con el área de telecomunicaciones. La internet no es más que una herramienta, tan sofisticada como lo fueron el fax, la plancha eléctrica o el bolígrafo en sus respectivas épocas, y a nadie se le ocurrió crear la �secretaría del fax� o el �ministerio de las planchas� o la �presidencia de la birome�. Aún más, sospecho que pronto internet llegará solita a todos lados y a todos los sectores sociales como la Coca Cola, sin necesidad de ninguna ayuda estatal. Pronto las empresas prestadoras la ofrecerán a preciosbajísimos o incluso gratuitamente, ya que es un medio de publicidad pasiva excepcional. ¿Cómo se implementaría una política científica para incrementar el uso de internet con los 5 millones de pesos con que cuenta el Lic. Caputo? ¿Va a comprar 5000 computadores a 1000 pesos cada una? Eso parecería una farsa en vez de política científica. Además, esta política no tiene fundamentación ni epistemológica ni educativa, porque privilegia la forma por sobre el contenido. La manera en que el Lic. Caputo la expone sorprende porque peca de un antiintelectualismo similar al del algunos sectores minoritarios norteamericanos que se oponen a la teoría de la evolución y a la ciencia en general.
3 Los investigadores del CONICET no tienen estabilidad laboral. Son evaluados cada dos años mediante un informe y a los dos informes rechazados pueden ser separados de sus puestos. Los profesores universitarios que hacen investigación deben concursar sus cargos cada 7 años y pueden perderlo si no cumplieron con su plan o si gana el concurso otro postulante mejor. Es responsabilidad de las autoridades (y no de los científicos) que estas disposiciones se cumplan de manera que quienes ingresen y permanezcan en el sistema sean los mejores. No creo en un sistema de incentivos. Creo en un salario adecuado (no como ahora) y en la rigurosidad de la selección y en la evaluación permanente. Nuevamente sorprenden las declaraciones del Lic. Caputo cuando adopta el discurso del ex ministro Cavallo y da el mensaje a la sociedad de que el problema fundamental es que los científicos somos unos ñoquis, que no aportamos nada y que tendrá que evaluarnos para ver si servimos para algo. Puede que deba reestructurarse el sistema y mejorar su composición, pero de ninguna manera ése es el eje principal. No se puede desconocer la existencia de una gran proporción de científicos serios y tampoco se pueden desconocer cambios cualitativos positivos puestos en marcha por la administración del Lic. Del Bello, en cuanto al mejoramiento de la calidad de las investigaciones y de los investigadores. Digo esto, a sabiendas de que es público que me opuse a algunas políticas de la administración Del Bello. Sin embargo, el mensaje de Caputo nos retrotrae a las acusaciones de Cavallo a que vayamos a lavar los platos.
4 Sería ideal que pase del 0.4 al 1 por ciento del Producto Bruto Interno. Ese aumento es necesario para reestructurar el sistema. Es un círculo vicioso. Se acusa al CONICET de ineficiente y por eso se le quita dinero del presupuesto, con lo cual falta dinero para poder hacerlo eficiente. Es necesario que el CONICET pase de sus 185 millones de pesos anuales a unos 220 para modernizar su funcionamiento y poder financiar decentemente sus investigaciones y pagar salarios dignos a sus investigadores. En términos de presupuesto nacional no es mucho dinero y puede provenir de los ahorros que este gobierno ya ha hecho en varios ministerios en gastos redundantes que efectuaba el gobierno de Menem. Con el limitado presupuesto actual no es sorprendente que se lo gaste mayoritariamente en salarios, que encima son bajos. Pero todo depende de una decisión política del Gobierno: si su concepción de la actividad científica se parece más a la de un gasto, compraventa de investigaciones o beneficencia a unos pocos gatos locos llamados científicos, nunca se verán los resultados para el país. Por el contrario, si se practican políticas robustas y concertadas de inversión estatal en ciencia de manera profesional, puede que algún día dejemos de ver el éxodo de los mejores estudiantes que formamos.
* Profesor titular, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA. Investigador principal, CONICET.

 

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