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EL MINISTRO DE JUSTICIA,
RICARDO GIL LAVEDRA, CONTRA EL AUMENTO DE LAS FACULTADES POLICIALES
�Los argumentos demagógicos no solucionan la seguridad�

Intenta no pelearse con el sector oficial que impulsa la �mano dura�, pero admite que es riesgoso que la policía vuelva a interrogar. Ricardo Gil Lavedra califica de �demagógicos� discursos sobre seguridad como el del gobierno de Ruckauf. Y asegura que quienes buscan copiar la �tolerancia cero� sólo hacen marketing político.

Para Ricardo Gil Lavedra, �en materia de seguridad no se puede hablar de mano dura ni mano blanda sino de poder aplicar la ley�.

Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) �Todas las argumentaciones que tienden a sostener posiciones demagógicas no solucionan la seguridad sino que son meros discursos facilistas�, dice el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Ricardo Gil Lavedra, para salir al cruce de quienes, de un lado y otro de la General Paz, propician el endurecimiento del régimen penal y la �mano dura�. Con perfil bajo, el ministro polemiza con la idea del secretario de Seguridad, Enrique Mathov, de darle mayores atribuciones a la policía, e inició una inédita consulta sobre el tema a todos los jueces y fiscales nacionales. En una entrevista con Página/12, propuso en cambio reformas integrales para el funcionamiento de las cárceles, un régimen penal para los menores de 16 años, mayor prevención y mejoras en el sistema penitenciario. Dice además que no fue consultado por los pliegos de ascenso a militares cuestionados por violaciones a los derechos humanos.
�¿El Presidente le dio instrucciones para que estudie un proyecto para otorgarle mayores atribuciones a la policía?
�No. El Presidente no me encomendó elaborar ningún proyecto sino que me solicitó que estudiara la cuestión, que preparara un informe, y que consultara a los operadores del sistema: fiscales, jueces y la policía.
�¿Y cuál es su opinión?
�Hace mucho que se discute sobre esta facultad policial. La policía tuvo esa atribución, pero dio lugar a muchas polémicas y fue eliminada: ahora, lo único que puede hacer es establecer la identidad del detenido. El problema de esa atribución es qué validez tiene la prueba que se obtiene a partir de esos dichos. Si se obtiene bajo coacción, la prueba puede ser anulada aunque el interrogatorio sea legal.
�La propuesta del secretario de Seguridad, Enrique Mathov, habla de una pregunta orientadora para proseguir la investigación.
�Hay muchas legislaciones que permiten a la policía tomar declaración indagatoria, con todas las garantías. Pero lo que ocurrió muchas veces en la Argentina es que estas facultades dieron lugar a gran cantidad de excesos, por lo cual se decidió cortar por lo sano.
�En definitiva, ¿le parece necesario devolver a la policía esa facultad?
�No creo. No se ha demostrado la eficacia de esta atribución. Se aplicaría en un segmento muy escaso, cuando el autor es sorprendido in fraganti. Además, hemos comparado los resultados obtenidos en la investigación cuando existía esa facultad y cuando se derogó. Y los resultados son muy similares.
�En el Consejo de Seguridad Interior se planteó un posible consenso con las provincias en materia de seguridad. ¿Se puede consensuar con la línea dura de Aldo Rico?
�En materia de seguridad no se puede hablar de mano dura ni mano blanda sino de poder aplicar la ley, que el sistema de seguridad y el sistema penal funcionen y que la gente pueda sentirse más segura. Todas las argumentaciones que tienden a sostener posiciones demagógicas no solucionan la seguridad sino que son meros discursos facilistas. La seguridad es un tema complejo, serio, y hay que encararlo de esta manera. Lo que se habló en el Consejo es ver de qué manera se pueden articular los distintos segmentos para poder conformar una política criminal eficaz.
�Los candidatos traen expertos de Estados Unidos y hay dirigentes que viajan a Nueva York, con la intención de importar la doctrina de la tolerancia cero. ¿Cómo lo ve?
�Me parece muy importante poder relevar la experiencia comparada. Pero hay que separar esas intenciones del marketing político. Es muy importante que los candidatos tomen contacto con esta realidad. Ahora, esto no quiere decir que uno pueda trasladar automáticamente modelos de un lugar a otro.
�Ruckauf quiere eliminar la ley del dos por uno, a la que considera responsable por la libertad anticipada de condenados. ¿Cuál es su posición?
�Esa ley penaliza al Estado que se excede en el tiempo del juicio computando mejor el tiempo de prisión preventiva. La pregunta es ¿dónde está el defecto?, ¿en la ley o en que los juicios son muy largos?
�Según Ruckauf, la ley penaliza a la sociedad al liberar al delincuente antes de tiempo.
�La obligación del Estado es que el sistema penal funcione y que los juicios sean en tiempo razonable. Hay que buscar de qué manera equilibramos esto. Ojo, la ley del dos por uno es una reglamentación posible, puede ser otra. El legislador puede decir que el tiempo razonable no son dos años sino tres.
�Ruckauf dijo que no adherirá al plan de desarme de la población impulsado por su ministerio, para no dejar desarmada a la sociedad frente a los delincuentes. ¿Qué opina?
�En realidad, no hay un programa nacional de desarme. Se ha alertado que el perfil de los hechos que más preocupan a la sociedad son los delitos violentos, contra la propiedad, con la utilización de armas de fuego. Esto supone la necesidad de establecer un control muy estricto acerca de la entrega de armas a la comunidad y de buscar mecanismos que tiendan a recolectar las armas que están circulando fuera del control de la autoridad. Entendemos que la mayor circulación de armas en la sociedad facilita la comisión de delitos.
�¿Tanto por parte del que las usa para delinquir como de quien las tiene para su defensa?
�Por supuesto que toda persona tiene derecho a defenderse de una agresión ilegítima. Lo que destaco es que la posesión del arma aumenta también el riesgo. Quien utiliza su arma frente a un delincuente no sólo puede tener éxito: también está poniendo en riesgo su propia vida y la de terceros, aumenta la escalada de riesgo. No es cuestión de dejar indefensa a la sociedad sino de ser conscientes de que la mayor cantidad de armas estimula la producción de situaciones de violencia.
�Sin embargo, la sociedad no recibe del Estado una respuesta alternativa: ¿qué hacer en lugar de armarse?
�Brindar seguridad a los habitantes no sólo es una obligación del Estado, es una de las razones que justifica la existencia de un Estado. Por lo tanto, es responsabilidad del gobierno nacional, de las provincias, establecer medidas eficaces para que la gente se pueda sentir segura.
�Según las estadísticas del ministerio, el delito que más creció últimamente es el robo violento con armas cometido por jóvenes de 15 a 25 años. ¿Este perfil permite elaborar una política criminal?
�Ese es el perfil del delito de calle �que no es tan grave en costo social como la evasión, el contrabando o el narcotráfico�, pero es el que más afecta a la gente. En ese sentido se han orientado las propuestas, como penalizar más severamente el uso de armas de fuego, una aplicación más estricta de la ley penal, un régimen penal juvenil, y mejorar la eficacia de la vigilancia policial, pues estos delitos no se cometen en sitios cerrados, pasan en lugares sujetos a la vigilancia de la autoridad pública.
�¿Cuál es su posición sobre los pliegos de ascenso de militares cuestionados por violaciones a los derechos humanos, que envió el Ejecutivo?
�El Senado tiene que atender cuidadosamente todos estos reclamos, cuidando de que no pertenezcan a las Fuerzas Armadas quienes hayan cometido violaciones a los derechos humanos. Por otro lado, también es atendible que en el ejercicio de esta tarea no se comentan injusticias. Ha habido casos de homónimos...
�¿Usted no fue consultado?
�No he tenido ninguna intervención.
�Se han denunciado presiones sobre la Oficina Anticorrupción por parte de funcionarios del PAMI. ¿Está garantizada la independencia de ese organismo?
�Hemos verificado que no ha habido ninguna interferencia del Gobierno en ese organismo. Y en la resolución, que es pública, puede constatarse que la causa se archivó porque no hay lugar para la promoción de la denuncia.

 


 

EL ESCANDALO DE LAS SALIDAS IRREGULARES DE PRESOS
La mira, en los informes carcelarios

Por E.V.

�A raíz del escándalo por la salidas irregulares de detenidos en cárceles bonaerenses, el gobernador Ruckauf propuso restringir las salidas transitorias de los condenados por homicidios. ¿Cuál es su opinión?
�El caso de la provincia de Buenos Aires es un caso patológico, inadmisible: que alguien haya recuperado la libertad sobre la base de malos informes penitenciarios. Pero el defecto no está en la posibilidad de las salidas anticipadas. Nuestro sistema nacional de ejecución de la pena es un sistema progresivo en el cual el interno primero es observado, de ahí se lo clasifica, luego hay un período de tratamiento y luego otro de prueba, porque el criterio de la pena privativa de libertad es la posibilidad de que el individuo pueda reinsertarse en el sistema social. por lo cual, el defecto no está en la norma sino muchas veces en la ejecución que de ésta se haga. Nosotros estamos analizando y seguramente vamos a efectuar algún cambio en el sistema federal de reglamentación de estos informes para tratar de conjurar al máximo la posibilidad de que se cometan estos errores.
�En el Servicio Penitenciario Federal también se han detectado salidas irregulares de detenidos, supuestas complicidades entre guardiacárceles y los detenidos que salen a robar.
�No tengo presente esos casos. De todas formas, lo que compete al Estado es extremar los recaudos para que estos hechos no sucedan.
�¿Cree que las cárceles cumplen con el propósito de readaptar y reeducar a los internos?
�Creo que es el punto al cual se tiene que aspirar. El sistema carcelario argentino no está bien. Arrastra décadas de desinversión y de desatención y, en realidad, es un punto clave dentro de una política criminal eficaz, porque si uno no le da al detenido condiciones dignas de vida, de alojamiento, si no le puede brindar educación y trabajo, no consigue que esta prevención especial pueda ser efectiva. La pena no tendrá sentido. La eficacia del sistema carcelario se mide por su tasa de reincidencia. Lo primero a lo que debe aspirar la sociedad es que el individuo que va a la cárcel, cuando salga, no vuelva a delinquir. Mas allá del castigo, la pena tiene una clara finalidad de prevención, la readaptación y reeducación el interno. Este principio, incluso, quedó incorporado en la enmienda constitucional del �94.


Régimen penal para menores

�Se ha discutido mucho sobre si se debe bajar o no la edad de imputabilidad. ¿Cuál es la posición del ministerio?
�El actual régimen de menores colisiona con la Convención por los Derechos del Niño, pues dispone que tanto el menor que es autor como el que es víctima de un delito queda expuesto a la discrecionalidad del juez. Esto es malo para el menor y para la sociedad. La imputabilidad es una es una discusión hipócrita. Porque cuando se dice que el menor de 16 años es inimputable, se quiere decir que lo que se toma respecto de él son medidas de seguridad tutelares, no son penas. Pero esto es falso, porque vía medidas tutelares, los menores también son privados de libertad, son encerrados sin posibilidad de control alguno. Las normas sancionadas en la región apuntan a un régimen penal juvenil. Para el menor de 16, cuando comente hechos graves, debe existir la posibilidad de una pena o una sanción, pero dándole los mismos derechos que los adultos, con el debido proceso, con la posibilidad de defenderse.
�¿En qué consistiría ese régimen penal?
�Las sanciones deben ser diferentes de las del adulto, pues el menor está en proceso de formación. La respuesta de la ley penal tienen que ser flexible. En los casos más graves, debe ser la privación de la libertad.
�¿El ministerio tiene un proyecto en ese sentido?
�Voy a reunirme en abril con los legisladores para consensuar un proyecto.

 

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