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Por David Cufré �Un argentino es un italiano que habla español y piensa que es un inglés�, bromea la revista brasileña Veja en su última edición. Veja es el semanario más influyente del país vecino, con ventas de dos millones de ejemplares en cada tirada. La nota de tapa del número que salió ayer está dedicada al conflicto comercial con la Argentina. O mejor dicho, retrata la visión argentina de ese conflicto. Por la importancia y representatividad del medio, el artículo puede interpretarse como la voz oficial de la opinión media brasileña sobre cómo observan allá la relación con su �arrogante� socio del Mercosur. A lo largo de las doce páginas en que se extiende la nota, se remarca que la Argentina culpa a Brasil por sus penurias económicas. Y que en especial lo hacen �oportunistas� como Carlos Ruckauf y empresarios con severas dificultades económicas. La respuesta es una avalancha de datos que contradicen esa hipótesis (ver aparte). �Haga la prueba de vivir diez años sin aumento del salario real. ¿Difícil? ¿Y si, además, usted debiera dos tercios de lo que gana? ¿Y si tuviera que pagar dos dólares por un café y cuatro por un jugo de naranja? Tal vez esos ejemplos ayuden a entender el actual estado de ánimo de los argentinos�, arranca el artículo, firmado por el corresponsal de Veja en Buenos Aires, Raúl Juste Lores. Los ejemplos sirven para desmitificar la sensación mayoritaria que al parecer tienen los brasileños sobre el estado de situación en la Argentina, respecto de que sería un país donde la calidad de vida es muy superior a la del resto de América latina. �Para la clase media de nuestro bravo vecino del sur, cambiar de auto es tan caro como para la clase media brasileña conseguir una casa propia�, clarifica. El corresponsal cuenta a los lectores brasileños que �el actual deporte en la Argentina es culpar a Brasil, al que ahora los políticos llaman �la economía gigante del Norte��. El más cuestionado por esa actitud es el gobernador bonaerense, de quien se reproducen sus declaraciones sobre el Mercosur de las últimas semanas. Ruckauf se ganó, además, un recuadro dedicado a contar sus opiniones políticas más polémicas. Allí se lo califica como �el más oportunista de los portavoces del sentimiento antibrasileño en la Argentina�. También se comenta su propuesta de sancionar a empresas que emigren a Brasil mediante su exclusión de las licitaciones de la provincia durante veinte años. Y se recuerda que durante la campaña electoral �prometió meter bala a los ladrones� y calificó a Graciela Fernández Meijide de �atea, abortista y anticristiana�. Finalmente, se menciona que designó a Aldo Rico, �un notorio autoritario y golpista�, como ministro de Seguridad. Otro que fue identificado como socio del club de incriminar a Brasil es Domingo Cavallo. �La cosa debe estar negra por allá, puesto que incluso cabezas pensantes, como la del ex superministro de Economía, Domingo Cavallo, andan medio desorientadas�, se afirma, antes de citar una de sus últimas expresiones: �La culpa de la crisis es de Brasil�. En cambio, el artículo puntualiza que el Gobierno ha mantenido una postura totalmente distinta a la de dirigentes de la oposición. Y rescata las expresiones del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, quien enfatizó que �es injusto demonizar a un país vecino y hermano como Brasil� y que �el Mercosur debe ser profundizado�. Veja recuerda que �la reacción antibrasileña comenzó con un comunicado de la Unión Industrial Argentina, en diciembre pasado, afirmando que más de 100 empresas habían cerrado sus plantas para trasladarse a Brasil�. En torno de ese debate, se sostiene que la central fabril jamás cumplió con su promesa de presentar un listado con los nombres de las compañías emigrantes. Al igual que el gobierno brasileño, la revista asegura que no existe tal éxodo masivo, sino que apenas se fueron veinte compañías autopartistas, �la mayoría de las cuales tenía plantas en ambos países�. Otro debate en que se inmiscuye la nota es el efecto que causó la devaluación del real sobre la producción argentina. �A pesar del superávit comercial que mantienen con Brasil, allá existe el mito de que hay una invasión de productos brasileños que ha destruido sectores de la economía argentina, que en realidad son más afectados por la recesión interna y por la falta de modernización, como textiles y calzados�. �Esta semana, los ataques surgidos de casi todos lados contra Brasil �culpándolo de todos los males del país� dejaron en claro que, para ciertos sectores, la solución es el divorcio� en la relación comercial bajo el ala del Mercosur, sostiene Veja. Para la revista, �una razón más palpable� de la persistencia del estancamiento económico es �la falta de competitividad de sus productos en el mercado mundial�. Y ello ocurre, razona, debido a la política monetaria adoptada por la Argentina. �Haber atado el peso al dólar sirvió para controlar la inflación. Pero, ahora, los argentinos están en medio de una encrucijada. Si devalúan, todos quebrarían. Y bajar precios y salarios para tornar su economía más competitiva, es políticamente inviable�, concluye.
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