|
Por Ian Traynor Con 47 años, Putin conquistó los corazones de la nación siendo todo para todos los rusos a través de un sofisticado marketing político deliberadamente carente de sustancia. Putin plantea soluciones terminantes, pero también es extremadamente calculador y cauto. En sus tres meses como presidente interino, su única política fue llevar adelante cruelmente la guerra en el Cáucaso. Explotando Chechenia como su vehículo hacia el poder, Putin podría dirigirse ahora hacia la búsqueda de una estrategia de salida y el logro de un acuerdo político. Aunque ayer Moscú realizó más de 190 salidas aéreas contra la ciudad de Nozhai-Yurt, recapturada ayer por guerrilleros chechenos mientras miles de refugiados chechenos y soldados rusos elegían presidente en la república caucásica. Pero a pesar de que Chechenia es el asunto más apremiante en su orden del día, Putin debe enfrentar además un formidable conjunto de problemas, al tener que manejar los desacuerdos de una década de disturbios poscomunistas. �El refuerzo de la ley y las relaciones entre las regiones rusas y el centro son los problemas centrales�, explica Vladimir Mau, un economista estrella y colaborador de Putin para un plan de desarrollo de 10 años. La publicación del programa fue retrasada hasta después de la elección de ayer, y se espera que sea revelado en mayo. Mau pronostica que los primeros dos años del nuevo régimen evitarán las reformas estructurales radicales en la economía, y que el presidente Putin se concentrará en la consolidación de su poder: �Será un período de baja inversión y vulnerabilidad para la economía rusa�. Putin parece dispuesto a intentar ampliar los amplios poderes de los que gozan los presidentes rusos. Deslizó la sugerencia de que el mandato presidencial sea extendido de cuatro a siete años, y que los poderosos gobernadores de las regiones rusas deberían ser designados por el presidente en lugar de ser elegidos por el pueblo. El nuevo presidente, un antiguo oficial de la KGB, asegura que recurrirá a sus amigos de la policía secreta para combatir la penetrante corrupción y que reforzará los poderes policiales. Pero todo giro anticorrupción carecerá de credibilidad pública a menos que al mismo tiempo ponga freno a las �oligarquías�, los magnates que hicieron fortunas a través del desmantelamiento de los bienes del ex Estado soviético. Esas oligarquías, encarnadas en el magnate del petróleo y de los medios de comunicación Boris Berezovsky, también ejercen una enorme influencia política, y Putin debe su ascenso entre las filas a ellos. ¿Morderá ahora la mano que lo alimentó? ¿Tiene la autoridad y el coraje para ponerles un freno? �Putin realmente entiende los problemas que enfrenta Rusia. El hará lo que se necesita hacer sin la ayuda de las oligarquías financieras, haráposible que todo ciudadano viva decentemente, no sólo los oligarcas�, dice Vladimir Litvinenko, un amigo del presidente de sus tiempos de San Petersburgo y jefe del Instituto de Minería de esa ciudad. Pero Berezovsky es optimista. �El rol de las oligarquías aumentará. Jugarán un papel aún más grande �asegura�. Yo sé lo que Putin no quiere. No sé lo que quiere. No sé si es un estratega o no�. Berezovsky dispara que �no hay una sola nueva idea� en los planes diseñados por Mau y otros. Moscú está repleta de rumores de que Putin podría deslizarse lentamente hacia un gobierno modernizado. A diferencia de Boris Yeltsin, él tiene la fuerza para esa purga, y puede recostarse en un parlamento mucho más complaciente a darle su apoyo. �El presidente Putin será un demócrata en el grado que sea necesario�, predice, en una fórmula ambigua, Vitaly Tretyajov, editor de Nezavisimaya Gazeta, un periódico que apoya a Putin.
|