Las declaraciones del general (R) Arellano Stark al juez Guzmán, el "Garzón Chileno", ponen a Pinochet más cerca que nunca de un juicio en Chile. Página/12 revela cómo fue el careo del jefe de la Caravana.
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La revelación la hizo el coronel retirado Sergio
Arredondo el 27 de enero pasado en un careo con quien fue entonces el jefe
de esa misión y que actuó como "Oficial Delegado" de Pinochet,
el general en retiro Sergio Arellano Stark. Aunque la actuación está
bajo secreto de sumario, Página/12 accedió en forma exclusiva al
documento.
La diligencia judicial fue
practicada en el regimiento de Telecomunicaciones bajo estricta reserva
por el juez del fuero Juan Guzmán Tapia, que investiga las 76 querellas
presentadas hasta ahora en contra del ex dictador. Y constituyó la
primera vez que ambos militares se enfrentaron en el proceso. Durante 5
horas, cara a cara y en presencia del magistrado Guzmán, Arellano y
Arredondo se contradijeron y acusaron mutuamente de los asesinatos
perpetrados.
Arredondo le dijo al juez que
él sabía que la misión era ejecutar prisioneros
y que eso le fue comunicado al inicio de la partida el 30 de setiembre de
1973 por el propio oficial delegado de Pinochet. En esta confrontación
entre los dos más altos oficiales que integraron la Caravana de la
Muerte, el coronel (R) Arredondo también le reveló al juez que el
general (R) Arellano siempre estuvo en conocimiento de todas las
ejecuciones ocurridas al paso de su comitiva. A continuación las partes más
relevantes de estas confesiones, hasta ahora nunca difundidas.
"¿Sabía que precisamente
usted iba a cumplir ejecuciones?", le preguntó a Arredondo el juez
Guzmán. "Sí sabía, tomé conocimiento a través de mi general
Arellano", contestó Arredondo. "Es una aberración lo sostenido
por el coronel Arredondo. Me da vergüenza que un oficial de su
trayectoria falte a la verdad en forma descarada", reaccionó
Arellano. La contrarrespuesta de Arredondo no se hizo esperar: "Mi
general dijo que él estaba consciente de que la responsabilidad era del
mando, del más antiguo y de la verticalidad del mando".
Respecto de doce de las 15
ejecuciones en La Serena del 16 de octubre de 1973, el general (R)
Arellano dijo al juez: "Tomé conocimiento de esas muertes en 1986,
cuando el general Gordon (Humberto), en presencia de mi hijo Sergio y el
abogado Víctor Gálvez, me exhibió la sentencia que condenaba a muerte a
esas personas, la que estaba sin firmar".
Sin embargo, respecto de los
hechos de Calama donde el 19 de octubre de 1973 a las 17 horas fueron
fusilados 26 prisioneros, el general afirmó que "tomé conocimiento
a mi regreso de Chuquicamata el día 19 de octubre de 1973, a las 20
horas, del fusilamiento de 26 detenidos que habían sido sacados desde la
Cárcel de Calama. Hablando con el teniente coronel Arredondo, reconoció
su participación en los hechos y le ordené que elaborara un acta dando
cuenta de estos hechos". El coronel Arredondo lo contradijo: "Mi
general estuvo siempre informado de las ejecuciones y el número de ellas,
en La Serena, Antofagasta y Calama. En La Serena le di cuenta de la
ejecución de 15 personas. Estaba acompañado del comandante de La Serena,
señor Lapostol Orrego". Y agregó que "como jefe del Estado
Mayor del general Arellano, mi obligación era comunicarle todas las
acciones sin apartarme de la verdad. El no hacerlo significaría faltar al
más elemental principio de la ética de un oficial".
Respecto de las ejecuciones de
Antofagasta, Arredondo manifestó al juez: "Se produjeron durante la
noche, y al día siguiente antes de embarcarnos hacia Calama le comuniqué
al general Arellano que se habían fusilado a 14 personas. Quisiera
agregar que, si se mantiene la tesis de que el comandante Pedro Espinoza
no habría participado en estos fusilamientos, mal podría haberle
informado al general Arellano".
El general (R) Arellano también
debió desistirse de la acusación de "conducta brutal y cruel"
que le formuló --también en el proceso-- a Arredondo y a su subordinado
Marcelo Moren. "Esa frase debe quedar sin efecto porque nunca la
dije. En este acto manifiesto que no es verdad lo expresado en dicha
frase", admitió. Pero a pesar de las duras acusaciones que el
general Sergio Arellano le ha formulado a Arredondo desde el fin de su
misión al sur y al norte, acusándolo de actuar a su espalda y de cometer
él los crímenes, en 1978, sin embargo, le manifestaba su amistad con
grandes sentimientos. En otro punto del careo, y ante evidencias
documentadas que presentó Arredondo, Arellano debió admitir que
Arredondo y el entonces capitán Marcelo Moren Brito sí fueron designados
por él mismo para integrar la comitiva.
Como los dos principales jefes
de la Caravana de la Muerte, Arellano Stark y Sergio Arredondo se
encuentran procesados y detenidos, al igual que el subjefe de la DINA,
brigadier (R) Pedro Espinoza y otros tres altos oficiales retirados por
dictamen del ministro de fuero Juan Guzmán por el delito de secuestro
calificado de 19 personas que fueron ejecutadas en el norte del país en
octubre de 1973 y que aún permanecen desaparecidos.
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