|
Por Silvina Friera José Luis Cabezas vuelve a vivir sin pedir ni dar explicaciones y se sorprende al ver sus propios ojos que lo miran desde los afiches. Rodolfo Braceli escribió esta idea en forma de monólogo periodístico, publicado en el libro Argentinos en la cornisa. El texto fue reescrito para teatro, y cuando el director Daniel Marcove leyó la obra se encontró con lo que estaba buscando. Inmediatamente, Roly Serrano se sumó a la propuesta para interpretar al fotógrafo asesinado. Hoy se estrenará El novio de la memoria (Una resurrección de Cabezas) en la sala The Cavern del complejo La Plaza (Corrientes 1600). Actor y director coinciden ante Página/12 en que la obra apuesta a la vida y a la memoria. �Es un material provocador que deja muchas más preguntas que respuestas. Estoy seguro que algunas monedas van a caer�, sugiere Marcove. �¿Por qué se plantearon hacer una obra sobre Cabezas? Daniel Marcove: �Con Braceli hace tiempo que teníamos ganas de hacer algo juntos. La decisión fue desde un punto de vista estético e ideológico. Desde lo estético, El novio de la memoria tiene en sus entrañas una enorme teatralidad, a pesar de ser un soliloquio. Desde lo ideológico, es una forma de homenaje en un momento en que el teatro debe tener la misión de contar desde un lugar diferente, más poético. Me parece que Cabezas es una metáfora que permite hablar de muchas otras cosas. Hay temas con los cuales nuestra sociedad mantiene una cruel distancia. El teatro debe acercar esos temas entre el espectador y el actor. Roly Serrano: �Cuando me convocaron me sentí un afortunado por la confianza que me brindaron. Hubo de entrada una aceptación desde lo ideológico. La gran mayoría de los actores necesitamos tener un compromiso social, un motor muy importante que nos movilice. Caí en este proyecto abrazado por el deseo y la confianza del autor y del director. �El caso Cabezas planteó un antes y un después. ¿La obra es una bisagra que permite hablar de otros crímenes impunes? �Daniel Marcove: Sin duda es una bisagra. El libro de Braceli trasciende a Cabezas de la misma manera que Cabezas trascendió a su historia real. Es una especie de cable conductor. Al ser el novio de la memoria, nos hace a todos recordar la cantidad infernal de injusticias que se cometen cotidianamente. Los amigos de José Luis dicen que él sería el primer sorprendido de saber todo lo que ha generado. La resurrección de Cabezas es un puente que une los casos de María Soledad Morales, el soldado Carrasco, el estudiante de periodismo (Miguel) Bru, la AMIA y los desaparecidos. Roly Serrano: �Más allá del compromiso ideológico evidente que hay en este homenaje, tampoco tenemos que despegarnos de la necesidad de cornisa que tenemos los actores de querer representar lo que aparentemente es irrepresentable. Yo no estoy imitando a José Luis ni estoy haciendo su biografía. Con esta experiencia crecí mucho como actor. �El juicio oral terminó hace dos meses. ¿No teme que consideren oportunista a este estreno? Daniel Marcove: �Sentía la necesidad de realizar este proyecto. Cuando elijo un texto me tiene que causar una conmoción con las imágenes y las emociones que me despierta ese material. Evidentemente, aquí hay un plus que tiene que ver con la existencia real del personaje. Empezamos los ensayos en pleno juicio, entonces muchas voces muy queridas nos decían que era todo muy cercano y que podía ser mal interpretado que hiciéramos este espectáculo. Nos convencimos de que estábamos en el camino correcto dos días después de la sentencia, cuando ya nadie mencionaba a Cabezas. Así como muchos se concedieron el derecho de matar, nosotros tenemos el deber de resucitarlo. Esto es muy teatral, los duendes del teatro se despiertan cuando comienza la función. Ojalá junto a José Luis se despierten muchos otros. Cada espectador verá en José Luis a un ser querido que no está y que gracias a la magia del teatro puede andar suelto sobre el escenario. �A pesar de no ser una biografía ¿sintieron la necesidad de investigar aspectos de su vida? Roly Serrano: �A los actores nos gusta curiosear, vamos por la calle mirando caras, somos unos pulidores de la vida. En este caso creo que preferí observar la recreación poética de Cabezas. Tomé de José Luis sus pasiones: por la fotografía, por su familia y sus amigos, para trasmitir las cosas que él sueña. Antes de que empezáramos a ensayar estuve cerca de Pinamar. Pensé visitar la Cava pero finalmente decidí no hacerlo. No lo necesitaba. El punto clave de mi trabajo es que no me gane el actor al personaje, porque el actor tiene la información de todo lo que pasó, en cambio el personaje no. �¿Se menciona a Yabrán? Daniel Marcove: �No concretamente. Pero en algunas partes, Cabezas habla de que existen algunos tipos que meten miedo. Muchos de sus amigos le piden que deje de hacer fotos imposibles. Hay una mixtura entre lo onírico y lo real. (Edgar Allan) Poe decía que la única realidad está en los sueños. El periplo de José Luis es entre los sueños y realidad. �¿�El novio de la memoria� plantea más interrogantes que certezas? Daniel Marcove: �Es un material provocador que deja muchas más preguntas que respuestas. Es importante poder hablar de ciertas cosas, demostrar que el silencio no es buen compañero y rescatar el valor de la vida. Apostamos a la memoria que construye, que va para adelante, no la que se queda en el ayer.
|