OPINION Ni las formas Por Eduardo Aliverti |
En
política nunca debe perderse la capacidad de asombro porque es el
primer paso hacia la indiferencia, y la indiferencia popular es a su
vez el primer paso para satisfacer a quienes se sirven de ella
haciendo la política a su antojo. Mucho más en estos tiempos,
universales, de travestismo político, en los que se cambia de ideas y
de partido como de ropa.
Dos hechos de los últimos días son asombrosos. No porque no
confirmen que el orden conservador es el único vigente, sino por el
grado de impunidad con que lo exhiben sus dueños. En otros términos,
ya ni siquiera les importa guardar las formas.
La llamada �CGT de los gordos�; la de los burócratas más
recalcitrantes; la de Daer, la de Cavallieri, la de Barrionuevo, la de
West Ocampo, que había cerrado con Gobierno y empresarios su apoyo a
la �reforma� laboral en un acto de besamanos público, fue al
Senado a decir que no había acordado nada de nada. Y la llamada �CGT
de los duros�; la de los presuntos combativos; la de Moyano, la de
Palacios, la de Piumato, se reunió con la de los gordos para avanzar
en la reunificación. Viene a ser la versión gremial de la
prostitución Cavallo-Beliz, unidos en una fórmula tras vivir para
putearse. El asombro no es ideológico, porque derecha y peronismo
son, al fin y al cabo, paralelas que se juntan. Pero cómo no
asombrarse de que les importe un pito mostrarlo así, a lo bestia. Y
luego, cómo no ratificar que lo hacen porque la sociedad no los
sanciona. ¿O acaso los �gordiduros� no son sistemáticamente
reelectos por sus bases? ¿O acaso los ministros del menemismo no
están ya pisándole los talones a la Alianza en la intención del
voto porteño, o acaso �en cualquier caso� no van a hacer una
excelente elección?
El segundo episodio es todavía más fuerte, aunque parezca mentira y,
siempre, visto desde el asombro de lo formal. También en público,
delante de las cámaras y los micrófonos de medio país acompañado
por su gabinete, Fernando de la Rúa le propuso a los gobernadores
peronistas transparentar el reparto de los fondos sociales a cambio de
que le voten la reforma laboral y la emergencia económica ¿Así que
la transparencia también se canjea? O mejor, ¿así que también se
canjea a la vista de todo el mundo? ¿Y así que también se anima el
hombre que hizo del cuidado de su imagen un sentido principal de su
vida política?
Es que así de único es el orden conservador vigente. Así de
totalitario. Porque su carencia de oposición es directamente
proporcional a aquello a lo que se animan. |
|