Por Eduardo Febbro
Desde París
Un
choque frontal con dos corporaciones celosas de sus tradicionales
privilegios �la educación nacional y la administración fiscal�
llevaron al premier francés a efectuar un profundo cambio en su gabinete.
Sacudido por un inexplicable descontento social en un país en pleno
crecimiento económico, alto consumo y con índices de desempleo en franco
descenso, Lionel Jospin adelantó una transformación que estaba prevista
para mucho más adelante.|
El nuevo gobierno se caracteriza por el ingreso de dos peso pesados del
Partido Socialista, el ex primer ministro Laurent Fabius, ahora ministro
de Economía y Finanzas, y el ex ministro de Cultura Jack Lang, en quien
recae la espinosa cartera de Educación. De los cuatro �renunciantes�,
dos pagan el precio de haber osado reformar sectores como la
administración fiscal o la educación. Ambos son mastodontes dirigidos
con ópticas de un extremo corporatismo que ya habían hecho tambalear
antes varios gobiernos de izquierda y de derecha. El ex ministro de
Educación Claude Allègre apenas asumió su puesto, dijo una frase que lo
persiguió hasta el final de su forzada renuncia: �Hay que sacarle mucha
grasa al mamut�.
Las
otras dos carteras reemplazadas son las de Cultura y Función Pública,
ahora en manos de los socialistas Catherine Tasca y Michel Sapin. Lionel
Jospin intenta así poner punto final al terremoto de conflictos que se
acumulan desde el mes de enero motivados por la controversia del destino
del fabuloso excedente fiscal (8500 millones de dólares), la reforma de
la administración fiscal y la educación sumadas a ciertas dificultades
sectoriales en la aplicación de las 35 horas de trabajo semanales. Pero,
por sobre todas las cosas, el acto significativo es la participación en
el gobierno de Laurent Fabius. El ex jefe de gobierno es uno de los
enemigos más acérrimos de Lionel Jospin y, al mismo tiempo, el más fiel
representante de las fuerzas mitterrandistas en el seno del PS. Fabius
pasó años en el patíbulo a raíz de su implicación en el caso de la
sangre contaminada con el virus del sida. En nuevo equipo gubernamental
tiene la misión de preparar las elecciones municipales de marzo del 2001
y las presidenciales y legislativas del 2002.
Según afirmó Jospin, esta sexta reorganización ministerial no sepulta
la �política de reformas inspirándose en los valores de izquierda�.
Esta reformulación de gabinete demuestra que Francia inventó una curiosa
variante de la inestabilidad democrática: puso en jaque a un gabinete en
un período de bonanza y transparencia de la gestión política y encerró
a un premier que tuvo, hasta ahora, el raro mérito de haber aplicado una
política bastante parecida a la que prometió durante la campana para las
elecciones legislativas de 1997.
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