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�Siria no está madura para la paz.� Con esas palabras el premier israelí Ehud Barak resumió los motivos del fracaso de la cumbre de paz sirionorteamericana del domingo. Pero hay indicios de que ese momento fue el más �maduro� que se verá por un tiempo. Un motivo es la inestabilidad del mismo gobierno de Barak. Ayer la fiscalía israelí abrió una causa contra el rabino Yossef, líder espiritual del partido ultraortodoxo sefardita Shas. Eso es riesgoso para el premier, cuya mayoría parlamentaria depende del Shas. El premier reiteró además que se replegaría del sur del Líbano. Esa sería una operación muy peligrosa sin la venia de Siria, verdadero poder en el Líbano. Y el amigo americano (con sus elecciones presidenciales cerca) probablemente no lanzará nuevas iniciativas de paz en el futuro cercano. En cualquier caso, ayer las partes no daban muchas señales de querer reiniciar el diálogo. El canciller israelí David Levy opinó que �si Siria deseara la paz no se mostraría tan intransigente�. Su colega sirio Faruk Al Shara respondió que no �haremos ningún favor a Barak�. El aludido disparó: �No cederé en los intereses nacionales de Israel�. Pero también aseguró que �no nos hemos cerrado a la negociación con Siria�. Su crisis con el Shas bien podría eliminarlo como interlocutor en el proceso de paz. El problema es netamente de política interna. El ministro de Educación, Yossi Sarid, del partido laico Meretz, intenta desde hace meses reducir los subsidios a las escuelas religiosas del Shas. El 18 de mayo, el rabino Yossef condenó a Sarid como �un Satán que debe ser borrado de la memoria�. La declaración era similar a los llamados que llevaron al asesinato en 1996 del premier laborista Yitzhak Rabin. Ayer se reveló que el rabino estaba siendo investigado por �incitación a la violencia con riesgo de muerte�. La directiva del Shas entró de inmediato en deliberaciones para decidir su respuesta política. En ese momento hubo un peligro real de que Barak cayera al perder el apoyo ultraortodoxo. Finalmente, la directiva anunció que �por ahora� el Shas seguiría en el gobierno. A largo plazo, sin embargo, el problema con el Líbano podría ser el más serio para Israel. Barak prometió ayer que �no obstante el fiasco en Ginebra� su ejército se retiraría antes del fin de julio de la �zona de seguridad�. Pero sin un acuerdo de paz con Siria, nada impediría que la guerrilla islámica Hezbollah reiniciara sus ataques contra ciudades en el norte de Israel. Esos ataques habían sido el motivo original para la invasión de 1982. El premier advirtió ayer que �no aconsejaría poner a prueba nuestras reacciones tras un redespliegue del ejército a la frontera israelí�.
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