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¿Una era de cambios, opura corrección política?

La guionista Aída Bortnik, el director Eduardo Milewicz y el escritor Juan Pablo Feinmann analizan el perfil siglo XXI de la Academia


Por Horacio Bernades
t.gif (862 bytes) A miles de kilómetros de Los Angeles, hay quienes piensan que los resultados del Oscar 2000, con Belleza americana a la cabeza, demuestran que Hollywood está cambiando su cabeza. Otros, algo más desconfiados, creen que el travestismo es más aparente que real. Pero en algo coinciden todos: las elecciones de los votantes de la Academia no pasan inadvertidas a la hora de las recaudaciones. Por lo menos, las que tienen que ver con los premios más importantes. �Puedo decir que los resultados generales coinciden con mi propia votación�, señaló a Página/12 Aída Bortnik, miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood desde mediados de los años 80, cuando La historia oficial, cuyo guión le pertenece, ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera y le abrió las puertas académicas, junto con Luis Puenzo y Norma Aleandro. �Yo también elegí a Belleza americana�, corrobora Bortnik, aunque no deja de señalar que la satisfacción no fue completa. �Quedó postergada El informante, que me parece una película excelente y creo que debería haber ganado al menos en dos rubros: el de mejor guión adaptado y el de mejor actor protagónico. Pero ya había pasado lo mismo con Quiz Show, otra película magnífica. Es evidente que Hollywood se sigue resistiendo a premiar los films que denuncian el poder omnímodo de las corporaciones. De todos modos, me parece alentadora la tendencia a abrirle la puerta al cine independiente. Algo visible no sólo en el triunfo de Belleza americana, sino también en la presencia de películas como Los muchachos no lloran, que recibió el premio a Mejor Actriz Protagónica. En este sentido, conviene tener en cuenta que todos los años se incorpora a la Academia gente más joven, y esa gente tiende a hacer pesar nuevos criterios�.

Para el escritor y ensayista José Pablo Feinmann, la gran ganadora del domingo es más convencional de lo que parece. �Más aún, la crítica al american way of life que propone Belleza americana es toda una tradición en Hollywood, desde los años 50 para acá. Hasta el punto de que puede considerársela casi un género en sí mismo. A Hollywood le encanta mostrar su capacidad de autocrítica, y sabe venderla. En este sentido, no me parece que la última votación esté señalando una posible renovación. En cuanto a Los muchachos no lloran, creo que Hilary Swank está magnífica y el premio a su actuación me parece merecidísimo. Pero lo que se está premiando ahí es justamente esa actuación, más que el tema de la película, la discriminación que sufre una chica que quiere ser un chico. Hollywood puede aprobar una defensa de las minorías sexuales, como a la que apunta esa película. Pero lo que nunca premia son películas que hagan críticas de fondo a la economía de mercado o la injusticia social. Al capitalismo, para usar una palabra en desuso�.

El realizador Eduardo Milewicz (La vida según Muriel), que además es seleccionador del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, coincide en líneas generales con el punto de vista de Feinmann. �Lo que muestra la última entrega de los Oscar son gestos de corrección política. Tanto Belleza americana como Los muchachos no lloran son el tipo de películas que yo llamo HCH: de Hondo Contenido Humano. Ojo que no me parece que estén mal. Pero en el caso de Los muchachos no lloran, lo que se premia es la capacidad técnica, el histrionismo si se quiere, de su actriz protagónica. Que está fantástica, sin duda. En cuanto a Belleza americana, que también está magníficamente actuada, propone una revulsión aceptable, una rebelión hasta ahí. Porque si rebelarse pasa por fumarse un porro, hacer fierros y escuchar a Bob Dylan... Yo creo que la película que de veras patea el tablero es ¿Quieres ser John Malkovich?, y no ganó nada. Lo que marca esta entrega son las señales de invitación que Hollywood le manda al cine independiente, y eso tampoco es nuevo: empezó con Sexo, mentiras y video, que es de fines de los 80. La razón es muy simple: Sexo,mentiras y video rompió las boleterías y señaló que esa clase de cine también podía dar plata. Y eso es algo que Hollywood premia siempre�.

Si de dinero se trata, es allí donde los expertos coinciden. Se estima que un Oscar en alguno o varios de los rubros principales redunda en un crecimiento del 30 al 50 por ciento de las recaudaciones. Y no sólo en casa: a Belleza americana le bastó con el favoritismo y los rumores previos para llevar un 14 por ciento de público más, la semana pasada en la Argentina. Todo indica que esas cifras crecerán esta semana. A su turno, la distribuidora local de Todo sobre mi madre relanzó la película con ocho copias, dos semanas atrás. La semana pasada, con el Oscar encima, duplicaron esa cifra. El jueves hará llegar al circuito una veintena de copias, esperando las repercusiones y teniendo en cuenta la presencia, exposición mediática y los elogios recibidos por su protagonista y crédito local, Cecilia Roth. Como para que a nadie le queden dudas de que el tío Oscar viene barnizado en oro.

 

 

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