Por Diego Schurman
 �Fascistoides�, �chantajistas�, �torpes�. Hacia afuera, los dirigentes sindicales no ahorraron críticas al Gobierno por la difusión del spot televisivo que los acusa de haberse enriquecido a costa de los trabajadores. Pero en la intimidad, la cúpula de la CGT oficial se preocupó de gestionar con el propio presidente Fernando de la Rúa el levantamiento del aviso pergeñado para apurar la sanción de la reforma laboral.
La propaganda logró unificar a la dividida CGT. Tanto la oficial de Rodolfo Daer como la rebelde de Hugo Moyano replicaron al Gobierno y lo acusaron de impulsar una �campaña sucia�. Esta vez, la Alianza no hizo distinciones y puso como enemigos tanto a aquellos con los que hace más de un mes acordó los lineamientos de la reforma como a los que llevaron miles de personas a Plaza de Mayo para repudiar el proyecto.
Fue, al fin, la primera respuesta a la perfidia de Daer y compañía, que después de fotografiarse con De la Rúa en la Casa Rosada, sorprendieron la semana pasada exigiendo cambios a la iniciativa que ahora analiza el Senado. En el spot aparecen Daer, Moyano, Cavalieri, Luis Barrionuevo y Lorenzo Miguel.
Más allá de las palabras, los sindicalistas sospechan que el aviso es sólo el inicio de un juego de presiones del Gobierno. Por eso ayer el mercantil Armando Cavalieri salió presuroso a un encuentro con De la Rúa detrás de un sello llamado Club del Siglo, que reúne a empresarios de primera línea y al ex ministro de Salud del menemismo y titular de la Universidad de Belgrano, Avelino Porto.
La sospecha de los sindicalistas es, a su vez, alimentada por el Ministerio de Trabajo, que no sólo agita el fantasma de la desregulación total de las obras sociales, para que éstas compitan con las empresas de medicina prepaga, sino que amenaza con abortar definitivamente la posibilidad de que la CGT tenga participación en el manejo de los fondos de las obras sociales.
�No es democrático hacer este tipo de campañas. No tiene por qué hacer este juego sucio de chantaje �se quejó Cavalieri asegurando haber conseguido el compromiso de De la Rúa de sacar el aviso del aire, pese a que en la Casa Rosada aseguran que se mantendrá.
En la CGT oficialista se esmeraron en atacar al entorno del Presidente, pero no a De la Rúa, una vieja estrategia que también utilizaron con Menem para dejar abierta la posibilidad de una negociación.
Los dirigentes sindicales no creen ser los responsables del parate de la reforma laboral en el Senado. Pero saben que es más fácil pegarles a ellos que a los legisladores, con los que el Gobierno necesita negociar. La tarea no será sencilla. En las últimas horas comenzaron a escucharse voces de legisladores afines de Carlos Menem amenazando rechazar la iniciativa, pese a que el ex presidente pidió votar esa ley a �libro cerrado�. Hasta ahora los que azuzaban con el rechazo eran senadores que responden al ex gobernador Eduardo Duhalde, mientras que los menemistas prometían aprobarla, pero con algunas modificaciones.
Hay también varios sindicalistas que encuadraron el aviso realizado en la Secretaría de Comunicación que maneja Darío Lopérfido en el marco de la campaña de la Capital. De hecho, las elecciones porteñas están permanentemente en los discursos de todos.
El propio vicepresidente, Carlos �Chacho� Alvarez, acusó a los senadores del PJ de estar trabajando a favor de la candidatura de Domingo Cavallo, mientras que el ministro de Economía, José Luis Machinea, hizo un cuestionamiento general a los legisladores justicialistas de la Cámara alta, diciendo que estaban �dormidos�. Es un secreto a voces que en el PJ buscan patear el tratamiento de la reforma laboral para después de la elección porteña, el 7 de mayo, con la esperanza de que los oficialistas Aníbal Ibarra y Cecilia Felgueras sufran un traspié y deban ir a un ballottage con la fórmula que integran Domingo Cavallo y Gustavo Beliz.
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opinion
Por James Neilson |
| El país que viene
Corre el año 2010 y detrás de su sonrisa reluciente el presidente Carlos Ruckauf está en graves dificultades. Los dos pilares de su gestión están tambaleando. ¿Cómo puede explicarles al gobernador de Buenos Aires, Aldo Rico, y al país que su negativa a aplicar la ley islámica en todo el territorio patrio se debe a su fervor católico romano y apostólico, no a su amor fraternal por los delincuentes? También tiene que hacer frente a la Unión Industrial Argentina cuyos voceros lo están criticando con amargura por el éxodo de miles de empresas pequeñas y medianas, entre ellas algunos de los quioscos más populares del país, al Uruguay, nuestro socio del Mercosur refundado. Un día difundirá una lista y jura que el escándalo será mayúsculo.
No es que Ruckauf no haya tratado de responderles, recordándole a Rico que él es el presidente más duro del mundo y a los industriales que si no fuera por su defensa implacable de la producción nacional tendrían que habérselas no sólo con los temibles uruguayos sino también con el ogro brasileño, aquel devorador insaciable de la riqueza argentina que fue expulsado ignominiosamente del Mercosur seis años atrás. Es que siempre le exigen más. Además, aunque todos dicen querer que su gestión sea un éxito rotundo, sus enemigos están comenzando a mostrarle los dientes, sembrando rumores de que sus custodios son travestis �¿viste las fotos?� y que a veces falta a misa.
Todos sus esfuerzos han resultado vanos. La estrategia de llenar de plomo a los maleantes ha fracasado y no hay más lugar en las nuevas cárceles donde para reducir los gastos los reclusos se comen los unos a los otros. La alternativa planteada por Rico, la de despedazar a los delincuentes en potencia en las canchas de fútbol antes de los partidos -propuesta que entusiasma a los dueños de los clubes�, ya cuenta con el apoyo del 38,62 por ciento de los habitantes del conurbano bonaerense. Según Rico, la resistencia del gobierno a hacer obligatoria la tortura en las comisarías muestra que el presidente siempre ha sido un comunista sensiblero vendido a los medios subversivos. Igualmente decepcionante ha sido el programa ruckaufiano de compre sólo lo nuestro, la base de la política económica posdolarización que, para desconcierto de los teóricos, incluye una veda importadora casi completa. Para poder competir, afirma la UIA, habrá de eliminar por completo el �costo argentino�. ¿Por qué tenemos que pagar a nuestros obreros más de lo que percibe un desocupado? se preguntan. ¿Es justo esto? ¿No entiende el gobierno lo de la globalización? Rodeado por sus asesores, el presidente está redactando su respuesta. |
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