debate
Por Herman Schiller

Las palabras que pronuncié en la conferencia de prensa de Izquierda Unida el 14 de marzo pasado, en el Teatro del Pueblo, no fueron recogidas por ningún medio. Textualmente señalé, entre otros conceptos: �Hay otros partidos de izquierda, compuestos por luchadores y a los que siempre llamaré compañeros. Partidos como el PO, el Frente de la Resistencia, el PTS, el PH y otros son, en principio, opciones que apuntan a objetivos similares a los nuestros. Me siento profundamente conmovido de que me hayan convocado a ocupar este lugar en Izquierda Unida, pero con toda la responsabilidad y cautela que puedo, y porque además creo que estamos a tiempo, afirmo que si alguno de los partidos de valiosa trayectoria que acabo de nombrar está todavía dispuesto a construir una alternativa unitaria, yo me bajaría inmediatamente de esta candidatura para sumarme desde abajo a esa posibilidad de hacer una izquierda atractiva y movilizadora�.
Palabras que, en este momento, pueden parecer quizá demasiado ingenuas o idealistas, porque la unidad nunca se visualizó tan lejana como ahora. Pero siempre consideré la desunión de las izquierdas como una verdadera tragedia política y siempre consideré al PO y a su líder, Jorge Altamira, más allá de las disidencias, como factores imprescindibles para iniciar un camino unitario.
Y me parece que las simpatías eran recíprocas. Por algo integré la lista antiburocrática promovida por el PO en las últimas elecciones de la Utpba; por algo el PO me ofreció participar como candidato a diputado en los comicios anteriores (lo que hubiese sido un honor para mí, pero no pude aceptar, como no acepté el ofrecimiento de IU, porque entonces aún no me sentía en condiciones de enfrentar semejante desafío); por algo el PO me convocó a evaluar el resultado electoral del 24 de octubre en una mesa redonda llevada a cabo en la Facultad de Filosofía (donde volví a llamar a la unidad y recuerdo que Altamira pronunció palabras de elogio hacia mi persona); y por algo Altamira fue a escucharme a algunos actos (lo que no significa que haya aprobado mis posiciones, pero igualmente aprecié su aplauso cuando dicté la conferencia en la sede de la AMIA después de testimoniar ante Garzón).
¿Entonces yo no era el demonio sionista que parece que soy ahora que decidí elegir como marco de lucha para la unidad una trinchera militante que no es la suya? ¿En qué momento dejé de ser �un compañero con trayectoria de tanto mérito� para convertirme en un impulsor de la �limpieza étnica�? ¿Por qué rotula de �oportunista� a IU cuando el PO hizo exactamente lo mismo en 1999?
Molesto por mi candidatura �y a lo mejor está en su derecho a sentirse despechado�, ha emprendido una campaña de calumnias que no corresponde ni a su trayectoria ni a su innegable capacidad. Su objetivo aparente es, por un lado, deteriorar mi imagen ante el presunto electorado judío; y, por el otro, quebrar a Izquierda Unida que, en los temas que él obsesivamente pretende instalar como prioridad de la campaña �judaísmo, sionismo, palestinos, Israel, Medio Oriente�, no existe unidad de criterios; y, al menos a mi entender, son debates de largo alcance que no pueden ser elaborados superficialmente con una irresponsable toma de posición coyuntural. Y, mucho menos, con un nervioso apriete de Altamira que, escondiendo su pasado en �Hashomer Hatzair� (sionismo de izquierda) y su paso como habitante de un kibutz de Israel hace algunas décadas, ha desempolvado viejos prejuicios para que nos entretengamos en discusiones que, en estas circunstancias, en la Argentina del avance de la miseria y la desocupación me parece que son secundarias.
Perder el tiempo en divertir a los fascistas con la desunión de los revolucionarios es contribuir a aumentar la impunidad del poder policial, de los nazis de los servicios de inteligencia y de los promotores del modelo de ajuste y exclusión. (Dicho sea de paso: no existe el �electorado judío�, unívoco, como Altamira y los antisemitas, obsesionados por el preconcepto del monolitismo judío, nos quieren hacer suponer que existe.La derecha judía, igual que la derecha no judía, va a votar por los partidos del sistema. Y los sectores populares judíos seguramente lo harán por los partidos de confrontación con el modelo. En cuanto al intento de fracturar a IU, es oportuno destacar que la provocación no hizo mella ni en su dirección ni en su militancia �al contrario: los fortaleció aún más�, lo que para mí, personalmente, colocado inesperadamente en el centro de esta estéril controversia, ya constituye un paso nada desdeñable en el avance de la construcción de la unidad.)
Querido Altamira: dejáte de joder, apuntá tus talentosos cañones hacia el FMI, el PJ y la Alianza, porque me parece que yo no soy tu enemigo. Y para aclarar más las cosas te invito a mi casa a comer unos ricos varenikes, como los que hacían tu bobe y la mía, elaborados con pasta y harina bajo las recetas del sionismo internacional...