Por Eduardo Febbro
Desde París
En
diciembre de 1999, Alejandro Toledo, el líder del partido Perú Posible,
era el hombre del 6%. Ese era la modesta intención de voto que los
sondeos le otorgaban para las elecciones presidenciales del 9 de abril.
Lejos de Alberto Fujimori, del intendente de Lima Alberto Andrade, y del
tercer pretendiente con fuerza, Luis Castañeda de Solidaridad Nacional.
Cuatro meses después, Toledo es el único candidato que puede derrotar en
las urnas al oficialista Fujimori. En 45 días, pasó del 6 a más del 31%
de los votos, convirtiéndose en el favorito de los peruanos. En 1990,
Fujimori derrotó al favorito Mario Vargas Llosa en las mismas condiciones
en que Toledo le hace sombra hoy a Fujimori.
Alejandro Toledo supo usar a su favor el poderoso racismo interno de los
peruanos. Sus orígenes andinos le valieron el apodo de �Choledo�. El
candidato de Perú Posible recorre el interior del país con el lema de
una canción popular que dice �Cholo soy y no me compadezcas�. En esta
entrevista exclusiva con Página/12, Alejandro Toledo explica los
misterios de su fulgurante ascenso y detalla los contenidos de un programa
de gobierno cuyos ejes son el trabajo y la restauración de la
institucionalidad democrática.
�Del 6% al 31% en menos de dos meses es auténtico milagro. ¿Cómo
explica usted ese cambio repentino del electorado?
�Desde hace 5 años trabajamos en construir una nueva institución,
Perú Posible. Esta institución fue creada para que quede aquí con el
explícito objetivo de preparar a las generaciones peruanas a enfrentar
los retos de la globalización y la competitividad. Pero Perú Posible
está muy anclado en las raíces de la historia del Perú. Ahora estamos
compitiendo en estas elecciones en condiciones muy difíciles, desiguales,
con enormes obstáculos. Creo que el tema de nuestro mensaje sobre la
generación de trabajo y la reactivación de la economía ha sensibilizado
a la gente. Hemos descubierto una química a flor de piel con la
población, fue como una suerte de amor a primera vista. Creo también que
nuestro crecimiento se explica porque los peruanos se dieron cuenta de que
el gobierno utiliza recursos inadmisibles para minar candidaturas como las
de Andrade y Castañeda. La gente se dio cuenta de que el barro y la
basura que tiran contra ellos y que ahora dirigen contra mí ya no
afectan. Cada vez que me golpean crecemos más. El gobierno se ha
desacreditado con la denuncia del millón y medio de firmas falsificadas.
El ojo internacional viene monitoreando muy de cerca un proceso que, a
priori, es irregular, inconstitucional, y que tiene copadas todas las
instituciones del Estado.
�La clave del triunfo pasa sin embargo por el respeto del pacto de
gobernabilidad que los partidos del Perú firmaron el 14 de enero...
�Creo que sí. Soy un defensor inamovible, no hago concesiones sobre la
necesidad de construir una institucionalidad democrática, con contrapeso
de poderes y libertad de expresión.
�Usted promete trabajo. ¿Pero cuál es el método que piensa aplicar si
accede a la presidencia para cumplir con esa promesa?
�Sin ninguna ambigüedad, le puedo anticipar que en los primeros 30
días vamos a restituir el tribunal constitucional, vamos a restituir el
Consejo de la Magistratura, vamos a crear una independencia del ministerio
público y vamos a iniciar la reconstrucción de un Poder Judicial
independiente, con jueces titulares, sin comisiones interventoras. Vamos a
hacer un esfuerzo por incrementar los sueldos de los jueces. Necesitamos
construir una estabilidad jurídica, económica, social y política en
función de la fortaleza de las instituciones democráticas. Los peruanos
tienen que sentir que están amparados bajo una ley y que la estabilidad
para atraer inversiones nacionales y extranjeras no dependa de la
permanencia de ninguna persona. �Vuelvo a la pregunta: ¿qué acción
llevará a cabo para curar la pobreza endémica del Perú?
�Yo vengo de una extracción social de una extrema, extrema pobreza. Y
si bien es cierto que tuve la oportunidad de triunfar como economista,
como profesional, nunca me voy a olvidar de mis orígenes. Nunca me
olvidaré de la justicia y la equidad. Quiero que la economía crezca.
Pero el crecimiento por sí mismo no es suficiente. Necesitamos que los
beneficios del crecimiento se distribuyan más equitativamente y que
puedan recibir más los que menos tienen: en el Perú ha llegado el
momento de que los pobres, de que esos 13 millones de peruanos, puedan
tener la misma oportunidad que yo tuve para salir de la pobreza. Todo
dependerá de cuánto hayamos invertido en nuestro gente. Quiero ponerle
un rostro humano a mi país en medio de la competitividad.
Carta de un golpe negado
Al mismo tiempo que Estados Unidos pedía más garantías de
elecciones limpias, ocho coroneles peruanos lanzaron ayer una
advertencia epistolar contra Fujimori desde la pseudonimia: �No
reconoceremos al ilegal candidato-presidente de salir victorioso en
las próximas elecciones del 9 de abril, dándole nuestro total apoyo
a cualquier candidato que ocupe el segundo lugar�. Los firmantes
enviaron la carta al diario opositor Liberación, pero pidiendo que
sus palabras �no se interpreten como un anunciado golpe de Estado�.
Pero dejaron la incógnita de quiénes se esconden detrás de los
intrigantes apodos de �Atila�, �Goliat� (coroneles del
Ejército), �Fénix�, �Cóndor� (coroneles de la Fuerza
Aérea), �Tiburón� y �Ulises� (capitanes de navío), y �Ciclón�
y �Hércules� (coroneles de la Policía). |
|