Por Roque Casciero
Dice
el refrán que hay quienes nacen para estrellas y otros que nacen
estrellados. Pues bien, con sus shows en la Argentina, Shakira demostró
claramente que pertenece al primer grupo. La colombiana es casi el sueño
de cualquier productor: es linda, sabe sonreír a la hora de vender
gaseosas o teléfonos celulares, se mueve con una mezcla de candor y
sensualidad muy atractiva, canta aceptablemente �aunque su falsete pueda
llegar a resultar exasperante�, baila bien y compone canciones pop que,
sin ser nada del otro mundo, logran calar profundo en los corazones de las
adolescentes. Y éstas le responden en gran escala: en las cuatro
funciones que Shakira ofreció en el Luna Park quedó tanta gente afuera
que los organizadores estiman que, si hubiera tenido la agenda libre,
podrían haber agregado otras cuatro.
El show de Shakira recorrió los éxitos de sus últimos dos álbumes de
estudio, Pies descalzos y ¿Dónde están los ladrones?, con un tono más
rockero que el que esperaban sus fans. Igual, las chicas no pararon de
gritar un solo segundo, al punto que resultaba difícil escuchar a la
cantante. Cuando arremetió con una versión �pobre� de �Alfonsina y
el mar�, los aullidos llegaron a distraerla.
Rodeada por una banda numerosa y competente, la colombiana apareció en el
escenario �arreglado como una gran telaraña� dentro de una suerte de
capullo, que se esfumó apenas ella empezó a cantar �Dónde estás
corazón�. Los hits se sucedieron y el público dio muestra de conocer
al detalle cada letra, cada entonación. No en vano la cantante ya
facturó más de 500 mil discos en la Argentina. En �Ojos así�,
Shakira bailó la danza del vientre, como para demostrar que no se olvida
del origen de su familia, y en �Moscas en la casa� armó una especie
de living con sofás y hasta un teléfono de telenovela de los 50.
La ovación mayor llegó con �Ciega sordomuda�. Después hizo �Tú�
arriba del piano de cola y pareció desarmarse con el noise que preludió
a �Pies descalzos, sueños blancos�. Con todas las chicas paradas
arriba de las butacas, la cantante se despidió con el exitoso �Estoy
aquí� y volvió para un par de bises, antes de que el techo del Luna
explotara en una lluvia de papelitos. La próxima meta dees el mercado
estadounidense, con un álbum en inglés que publicará antes de fin de
año. Puede quedarse tranquila: la conquista de América Latina, al menos,
ya es un hecho.
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