Testigo en peligro
Por Miguel Bonasso |
Esta no es una nota periodística. Es un S.O.S. dirigido a la Justicia
federal de Mar del Plata y al Ministerio de Justicia de la Nación. En
este mismo instante hay un hombre que corre peligro de muerte y es
responsabilidad de ustedes, señores jueces y funcionarios, que no acabe
en una zanja con un tiro en la cabeza. No hay exageración. Veamos:
El 5 de marzo pasado Página/12 contó la historia kafkiana del falso
José Velázquez, el �primer testigo de identidad protegida� (TIP) de
la República Argentina. Allí relaté que este hombre, ex policía
bonaerense, había logrado la captura de cuatro narcotraficantes de Mar
del Plata y que por esa colaboración con la Justicia fue asimilado al
flamante régimen de los �testigos de identidad protegida�, una copia
vernácula del sistema norteamericano. Por diversas razones que se
explicaban en la nota el TIP Nº 1 terminó con una identidad �trucha�
que no le sirve para trabajar, sin casa, sin dinero y sin posibilidad
siquiera de recuperar su antigua identidad. Lo que lo convierte en un
muerto civil. En una entrevista con el nuevo titular de la oficina de
testigos de identidad protegida, Esteban Marino, que actuó con celeridad
y cortesía, Velázquez logró que le prometieran restituirle su antigua
identidad, pero ningún otro amparo porque su caso había quedado �cerrado�
por el tribunal federal de Mar del Plata que lleva la causa.
Siete días después de publicada la nota, cuando salía de una entrevista
periodística �esta vez con el diario marplatense La Capital� el falso
Velázquez sufrió un intento de secuestro. En la puerta del diario
observó con aprensión a un hombre que le pareció �un policía de
civil� que simulaba leer los avisos clasificados, pero no lo perdía de
vista. Velázquez se dirigió hacia la avenida Luro y el desconocido se le
adelantó, caminando despacio y mirando a través de las vidrieras para
controlarlo. Al llegar a la primera esquina el desconocido desapareció y
el TIP Nº 1 pensó que todo había sido una falsa alarma, pero enseguida
tuvo un golpe de adrenalina cuando irrumpió un Renault 18 con los vidrios
polarizados que se le vino encima. El desconocido iba a bordo y sacaba
medio cuerpo por la ventanilla en el lugar del acompañante. Velázquez
comenzó a correr y se metió de contramano en la avenida para eludirlo,
pero el auto dio la vuelta en U y tomó el carril por el que corría el
testigo. El perseguidor se bajó del Renault con el evidente propósito de
capturar a Velázquez, pero regresó rápidamente al auto al advertir la
presencia de un patrullero que pasaba por el lugar. Los perseguidores
arrancaron a toda velocidad y se perdieron.
El TIP Nº 1 presentó de inmediato la denuncia ante el tribunal
departamental (causa número 48.838, a cargo del fiscal número 5). Le
asignaron una custodia, pero ésta fue levantada tres días después, el
lunes 13 de marzo. Desde entonces quedó sin protección y así continúa,
convencido de que los sujetos que intentaron secuestrarlo conocían su
concurrencia a La Capital, porque su teléfono está pinchado. Tres días
más tarde, José Velázquez me envió por Correo Argentino fotocopias de
la denuncia y otros documentos referidos a su triste historia. El sobre no
llegó nunca. Anteayer hizo un reclamo en el Correo Argentino y, tras
consultar la computadora, la empleada que lo atendió le informó que el
sobre había sido �robado en la localidad de Martínez, el 20 de marzo�.
Lo cual fue una nueva confirmación de que su teléfono está intervenido
y alguien �poderoso� sigue sus pasos y sus envíos postales. Alguien
que escucha cuando llama a un periodista en busca de la protección que
debe darle el Estado. A un periodista que sólo puede hacer lo que está
haciendo: amplificar su mensaje de náufrago para que el poder se haga
cargo antes de que sea demasiado tarde.
|