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ESTUPENDA ACTUACION DE ARGENTINA EN EL DEBUT DE LAS ELIMINATORIAS
La Selección fue una belleza americana

Jugó muy bien, vapuleó a Chile y debióhaber ganado por mayor diferencia. Verónhizo dos, Batistuta y López los restantes.

Batistuta saca el derechazo. La barrera chilena se desarma. La pelota entró contra el palo izquierdo. Una belleza.

Batistuta sale gritando su golazo de tiro libre, Verón se suma al festejo.
El delantero es el máximo goleador argentino en eliminatorias con 6 tantos.


Por Ariel Greco

t.gif (862 bytes) La Selección pudo hacer en la cancha lo que prometen los nombres que la integran y lo que suele pregonar su entrenador. El rédito no es menor: arrancó muy bien las eliminatorias, fue el equipo que hizo la mayor diferencia en la primera fecha, ratificó la paternidad sobre Chile (la Roja nunca pudo ganar en Buenos Aires) y sobre todo recuperó la confianza del público que despidió al equipo con una ovación infrecuente en los tiempos de Marcelo Bielsa.
Juan Sebastián Verón demostró que, cuando quiere, cuando carga las pilas, es casi insustituible. Javier Zanetti volvió a ser el volante de área a área que se insinuaba en sus orígenes de Banfield y pocas veces apareció en la Selección. Ortega fue una pesadilla para sus marcadores, el goleador Batistuta apareció cuando debía y el resto no desentonó en absoluto. Simeone y Claudio López pudieron aparecer en menor nivel, pero con dos atenuantes. El Cholo quedó muchas veces solo en el medio porque el sistema y las circunstancias así lo obligaron y López pagó sus desatinos con la gran definición del cuarto gol que sirvió para poner justicia en el marcador sobre lo que había sucedido en los 90 minutos. Anoche fue una de las primeras veces que Bielsa pudo poner en la cancha lo que pregona desde las palabras: tres defensores y no el verso de que luego son cinco porque bajan los carrileros, tres delanteros definidos, los dos extremos de extremos, la subida constante de los volantes y el ataque sostenido con no menos de seis jugadores en cada avance.
El equipo salió decidido a demostrar que había cambiado su imagen, que eso que decían en la concentración de Ezeiza iban a ratificarlo en la cancha de River. Se notó especialmente en Verón, muy participativo y al cabo la figura de la noche. De arranque nomás, con el circuito que formaban Zanetti, Ortega y Verón, con ese triángulo que se formaba por derecha, la Selección desnudaba todas las falencias que tenía el fondo chileno por el lado de Contreras. Con ese panorama, la sensación de gol era inminente. Parecía que en cuanto le llegara la pelota a Batistuta iba a ser gol. Que tardó ocho minutos en tocarla porque jugó lejos del arco y apenas alcanzó a hacer una descarga al Kily. La segunda fue el tiro libre magistralmente puesto contra el palo izquierdo.
Cuando la Selección merecía largamente el segundo llegó el tan sorprendente como inmerecido empate. Ayala se equivocó al querer saltar sobre Salas en vez de dejarla pasar porque le llegaba a Bonano sin problemas y fue tiro libre. Tello la colgó en un ángulo, quizá con ayuda de la lenta reacción de Bonano. Argentina no sintió el golpe y mantuvo la actitud. Ya entonces era decidida la elección de ir por derecha porque López no sintonizaba el mismo ritmo. Cuando era larga la jugaba corta y cuando era al segundo palo la tiraba al primero. En cambio Verón jugó como nunca, manejó al equipo y los hilos y demostró su categoría en la forma de definir en el segundo gol cuando después de dos remates al bulto, eligió el lugar y la puso contra el palo.
Con la misma tónica, Argentina salió decidido a aumentar la ventaja. Colocó mucha gente en campo chileno y por lo general el que tenía la pelota disponía de tres o cuatro opciones de pase. Nunca especuló con tirarse atrás y jugar de contra sino que siguió siendo protagonista. Sinembargo, el dominio no pudo concretarlo y durante la baja de tensión en el lapso de los 10 a los 25 minutos, Chile dispuso de dos claritas de Zamorano, una bien resuelta por Bonano y la otra desperdiciada por el delantero del Inter. El cambio táctico de Acosta también fue beneficioso al cambiar a Contreras por derecha, retrasando a Tello, con lo que tuvo más firmeza en la contención de Ortega-Zanetti.
Pasado el susto, Byron Moreno vio penal en el manotazo mutuo de Ortega y Tello y Verón liquidó el partido. Fue el tiempo del toque y la circulación para mantener la diferencia conservando el control de la pelota. Ya sobre el epílogo, cuando Chile suplicaba que llegara el final, Batistuta sirvió el cuarto al Piojo que definió con clase y abrió la puerta a la ovación de la despedida.


UNO POR UNO
Brilló Zanetti junto a Verón

Por Adrián De Bendictis

Bonano (6). No tuvo mucho trabajo en el primer tiempo. Pareció mal parado en el gol. En el segundo le sacó el empate a Zamorano y resolvió bien todo lo que le tiraron por arriba. No se complicó nunca.
Pochettino (6). Resolvió bien cuando esperó pero se equivocó al salir a la mitad de la cancha. Entonces fauleó de más �a Salas� y fue amonestado.
Ayala (5). Una falta innecesaria en el foul que derivó en el gol chileno. Inseguro en los cruces; no dio confianza con la pelota en los pies. Casi hace un gol de cabeza en el segundo: se le fue por arriba.
Samuel (7). El mejor del fondo. No se equivocó nunca. Controló a Zamorano durante todo el partido. Fue salida por izquierda, habilitó bien a los delanteros con pases largos; siempre a un compañero.
Zanetti (8). Se mostró siempre para recibir. Desbordó por derecha cuando y cuanto se lo propuso. No tuvo problemas a la hora de marcar y aportó mucho en la ofensiva. Casi hace un golazo llevándola en diagonal de derecha a izquierda y rematando desviado. Una de las figuras.
Simeone (5). Poca claridad, mucha fuerza. Demasiadas faltas, fue amonestado y lo mereció antes. No logró abrir la cancha hacia derecha e izquierda en los momentos indicados.
González (7). Tuvo gran movilidad por izquierda, marcó y atacó en la misma proporción, con grandísima entrega. Fue una salida clara por su carril a la hora de atacar. Pudo convertir de afuera.
Verón (8). Volvió al nivel de sus mejores momentos en Boca. Jugó a un toque pero sin displicencia y se juntó bien con Ortega; no fue egoísta y convirtió un muy buen gol, mirando el destino de la pelota entre muchos, y además convirtió con justeza el penal.
Ortega (7). Desequilibró siempre, tanto por izquierda como por derecha. No abusó de la tenencia de pelota. Aportó claridad y fue uno de los conductores del equipo. Le hicieron el penal.
Batistuta (7). Perfecto en la ejecución del tiro libre junto al palo. Se desmarcó siempre de los centrales chilenos, tuvo tiempo para bajar a buscar; se perdió un mano a mano en el primero pero asistió al Piojo en el cuarto. Crespo tendrá que esperar.
Claudio López (5). Lo salvó el gol. Hasta ese momento, no terminó una bien. Se perdió un gol increíble en el primero. Debería haber sido reemplazado. Pero en el último minuto resolvió perfecto en dos tiempos.

Muy bajo Chile. Se esperaba más algo más audaz. A Salas y Zamorano no les llegó la pelota. Acaso el mejor haya sido Tello, el del gol. Y algo de Reyes en el fondo.

 

 
Gracias, che

El secretario general de la FIFA, Joseph Blatter, anunció que, si Argentina se clasifica, sus partidos del Mundial 2002 se podrán ver en directo por televisión abierta, pero que el acceso al resto de los encuentros de la Copa del Mundo sólo será posible mediante el sistema pay per view. Blatter, que llegó ayer para presenciar el partido y hoy viajará a Montevideo para asistir al centenario de la asociación uruguaya, dio el dato durante la conferencia de prensa que ofreció por la tarde. �FIFA tiene los derechos del Mundial con una empresa alemana y otra suiza�, dijo y explicó que la única forma de rentabilizarlos es aplicar el sistema. Blatter también afirmó que �es imposible� que los clubes europeos cedan a sus jugadores cinco días antes de los partidos de selecciones y reiteró que la entidad está dispuesta a incorporar a Diego Maradona �a su gran familia�.

 

 

opinion
Por Juan Sasturain

No se entrenen, que es peor

En la semana, Marcelo Bielsa dijo, con su habitual deseo de ser preciso, que en realidad su función ya no era la de entrenador sino la de seleccionador: su trabajo, gracias a la FIFA, en un noventa por ciento �o más, en proporción de días por año� consiste en elegir a los jugadores y ponerlos en la cancha, porque lo que es entrenar, en serio..., no los entrena. Y parece, sin ironía, que es lo mejor que nos puede pasar: ganaremos jugando muy bien (como ayer) o eventualmente perderemos sin poder atribuir las victorias al �trabajo de la semana� porque no existirá; o las caídas, jugando bien o mal, a la �falta de trabajo� porque esa carencia, si es tal, será lo habitual. Una situación absolutamente saludable. Elegir bien, pararlos sin miedo y después decir: cámbiense, vayan y jueguen.
A partir de ahora, terminemos con el argumento de la falta de entendimiento, de la necesidad de la mecanización táctica. Los jugadores se encontraron dos días antes, corrieron un poquito, se enteraron de quién entraba de titular y, básicamente, recibieron el impulso anímico y la confianza necesaria para entrar y hacer lo que saben ante un público que los esperaba ver ganar pero, sobre todo, jugar bien. Y al ataque, pensando más en el arco rival que en el rival y el arco propio. El resultado (no el 4-1 de la chapa sino el que decanta del juego) no pudo ser mejor. Jugando así, con esa actitud, se puede ganar o perder, clasificarse o no. Pero siempre quedará la sensación de que el camino elegido es el correcto, el saludable, el que recupera la esencia del juego. Hay que creer en eso. Partidos y actuaciones como el de anoche �más allá del rival y las circunstancias� nos dicen que es posible.

 

 

opinion
Por Daniel Lagares

El fútbol sin adjetivos

Jorge Valdano hizo su entrada al Centro de Prensa y dijo a los periodistas argentinos sentados frente a sus máquinas: �Paren con los adjetivos, que es Jamaica�. La Selección de Passarella acababa de golear 5-0 a los caribeños por la segunda fecha del Mundial �98. Tenía razón Valdano. Las luces suelen encandilar a los desprevenidos. Aquella frase en París debe extenderse hasta aquí. Estos jugadores del categórico e inapelable 4-1 sobre Chile son casi los mismos del Mundial; entonces conviene andar con cuidado. Las eliminatorias son largas y extenuantes, duran dos años y en dos años la gente cambia. Mejora, empeora, se estabiliza, vive, en definitiva. Sin embargo, es legítima la alegría de esos jugadores y de la serena �en apariencia� satisfacción del entrenador. El debut no pudo haber sido mejor. Contundente en el resultado, convincente en el juego. Casi en el equilibrio justo sobre aquella ecuación de rendimiento-belleza de la que se hablaba �se preguntaba si era posible� en la edición de Líbero de hace dos días. Ahora, con el partido jugado hay algunas comprobaciones en caliente, apuradas, cuando el 4-1 acaba de convertirse en recuerdo: lo más saludable fue ratificar que la idea de Bielsa no es tan loca ni tan difícil de entender por quienes tienen que llevarla a la práctica. Y que esa idea no es ajena al gusto histórico de los argentinos, sino que apareció rejuvenecida y acorde a los tiempos modernos de movilidad constante. Desde la tenencia de la pelota, de esa idea original partió la Selección. Y con el dominio de la pelota manejó tiempos, espacios y velocidades. Jugó bien aun en ese lapso del segundo tiempo en que Chile tuvo las dos de Zamorano. Estableció una superioridad aplastante en los 90 minutos. Rindió y deleitó. Pero el camino es largo. Por eso, adjetivos no. Ojalá estos datos de la realidad se mantengan en el tiempo. Y eliminen la necesidad de los adjetivos.

 

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