Por Ariel Greco
La
Selección pudo hacer en la cancha lo que prometen los nombres que la
integran y lo que suele pregonar su entrenador. El rédito no es menor:
arrancó muy bien las eliminatorias, fue el equipo que hizo la mayor
diferencia en la primera fecha, ratificó la paternidad sobre Chile (la
Roja nunca pudo ganar en Buenos Aires) y sobre todo recuperó la confianza
del público que despidió al equipo con una ovación infrecuente en los
tiempos de Marcelo Bielsa.
Juan Sebastián Verón demostró que, cuando quiere, cuando carga las
pilas, es casi insustituible. Javier Zanetti volvió a ser el volante de
área a área que se insinuaba en sus orígenes de Banfield y pocas veces
apareció en la Selección. Ortega fue una pesadilla para sus marcadores,
el goleador Batistuta apareció cuando debía y el resto no desentonó en
absoluto. Simeone y Claudio López pudieron aparecer en menor nivel, pero
con dos atenuantes. El Cholo quedó muchas veces solo en el medio porque
el sistema y las circunstancias así lo obligaron y López pagó sus
desatinos con la gran definición del cuarto gol que sirvió para poner
justicia en el marcador sobre lo que había sucedido en los 90 minutos.
Anoche fue una de las primeras veces que Bielsa pudo poner en la cancha lo
que pregona desde las palabras: tres defensores y no el verso de que luego
son cinco porque bajan los carrileros, tres delanteros definidos, los dos
extremos de extremos, la subida constante de los volantes y el ataque
sostenido con no menos de seis jugadores en cada avance.
El equipo salió decidido a demostrar que había cambiado su imagen, que
eso que decían en la concentración de Ezeiza iban a ratificarlo en la
cancha de River. Se notó especialmente en Verón, muy participativo y al
cabo la figura de la noche. De arranque nomás, con el circuito que
formaban Zanetti, Ortega y Verón, con ese triángulo que se formaba por
derecha, la Selección desnudaba todas las falencias que tenía el fondo
chileno por el lado de Contreras. Con ese panorama, la sensación de gol
era inminente. Parecía que en cuanto le llegara la pelota a Batistuta iba
a ser gol. Que tardó ocho minutos en tocarla porque jugó lejos del arco
y apenas alcanzó a hacer una descarga al Kily. La segunda fue el tiro
libre magistralmente puesto contra el palo izquierdo.
Cuando la Selección merecía largamente el segundo llegó el tan
sorprendente como inmerecido empate. Ayala se equivocó al querer saltar
sobre Salas en vez de dejarla pasar porque le llegaba a Bonano sin
problemas y fue tiro libre. Tello la colgó en un ángulo, quizá con
ayuda de la lenta reacción de Bonano. Argentina no sintió el golpe y
mantuvo la actitud. Ya entonces era decidida la elección de ir por
derecha porque López no sintonizaba el mismo ritmo. Cuando era larga la
jugaba corta y cuando era al segundo palo la tiraba al primero. En cambio
Verón jugó como nunca, manejó al equipo y los hilos y demostró su
categoría en la forma de definir en el segundo gol cuando después de dos
remates al bulto, eligió el lugar y la puso contra el palo.
Con la misma tónica, Argentina salió decidido a aumentar la ventaja.
Colocó mucha gente en campo chileno y por lo general el que tenía la
pelota disponía de tres o cuatro opciones de pase. Nunca especuló con
tirarse atrás y jugar de contra sino que siguió siendo protagonista.
Sinembargo, el dominio no pudo concretarlo y durante la baja de tensión
en el lapso de los 10 a los 25 minutos, Chile dispuso de dos claritas de
Zamorano, una bien resuelta por Bonano y la otra desperdiciada por el
delantero del Inter. El cambio táctico de Acosta también fue beneficioso
al cambiar a Contreras por derecha, retrasando a Tello, con lo que tuvo
más firmeza en la contención de Ortega-Zanetti.
Pasado el susto, Byron Moreno vio penal en el manotazo mutuo de Ortega y
Tello y Verón liquidó el partido. Fue el tiempo del toque y la
circulación para mantener la diferencia conservando el control de la
pelota. Ya sobre el epílogo, cuando Chile suplicaba que llegara el final,
Batistuta sirvió el cuarto al Piojo que definió con clase y abrió la
puerta a la ovación de la despedida.
UNO POR UNO
Brilló Zanetti junto a Verón
Por Adrián De Bendictis
Bonano (6). No tuvo mucho trabajo en el primer tiempo.
Pareció mal parado en el gol. En el segundo le sacó el empate a
Zamorano y resolvió bien todo lo que le tiraron por arriba. No se
complicó nunca.
Pochettino (6). Resolvió bien cuando esperó pero se equivocó
al salir a la mitad de la cancha. Entonces fauleó de más �a Salas�
y fue amonestado.
Ayala (5). Una falta innecesaria en el foul que derivó en el
gol chileno. Inseguro en los cruces; no dio confianza con la pelota en
los pies. Casi hace un gol de cabeza en el segundo: se le fue por
arriba.
Samuel (7). El mejor del fondo. No se equivocó nunca.
Controló a Zamorano durante todo el partido. Fue salida por
izquierda, habilitó bien a los delanteros con pases largos; siempre a
un compañero.
Zanetti (8). Se mostró siempre para recibir. Desbordó por
derecha cuando y cuanto se lo propuso. No tuvo problemas a la hora de
marcar y aportó mucho en la ofensiva. Casi hace un golazo llevándola
en diagonal de derecha a izquierda y rematando desviado. Una de las
figuras.
Simeone (5). Poca claridad, mucha fuerza. Demasiadas faltas,
fue amonestado y lo mereció antes. No logró abrir la cancha hacia
derecha e izquierda en los momentos indicados.
González (7). Tuvo gran movilidad por izquierda, marcó y
atacó en la misma proporción, con grandísima entrega. Fue una
salida clara por su carril a la hora de atacar. Pudo convertir de
afuera.
Verón (8). Volvió al nivel de sus mejores momentos en Boca.
Jugó a un toque pero sin displicencia y se juntó bien con Ortega; no
fue egoísta y convirtió un muy buen gol, mirando el destino de la
pelota entre muchos, y además convirtió con justeza el penal.
Ortega (7). Desequilibró siempre, tanto por izquierda como por
derecha. No abusó de la tenencia de pelota. Aportó claridad y fue
uno de los conductores del equipo. Le hicieron el penal.
Batistuta (7). Perfecto en la ejecución del tiro libre junto
al palo. Se desmarcó siempre de los centrales chilenos, tuvo tiempo
para bajar a buscar; se perdió un mano a mano en el primero pero
asistió al Piojo en el cuarto. Crespo tendrá que esperar.
Claudio López (5). Lo salvó el gol. Hasta ese momento, no
terminó una bien. Se perdió un gol increíble en el primero.
Debería haber sido reemplazado. Pero en el último minuto resolvió
perfecto en dos tiempos.
Muy bajo Chile. Se esperaba más algo más audaz. A Salas y
Zamorano no les llegó la pelota. Acaso el mejor haya sido Tello, el
del gol. Y algo de Reyes en el fondo. |
Gracias, che
El secretario general de la FIFA, Joseph Blatter, anunció que,
si Argentina se clasifica, sus partidos del Mundial 2002 se podrán
ver en directo por televisión abierta, pero que el acceso al resto
de los encuentros de la Copa del Mundo sólo será posible mediante
el sistema pay per view. Blatter, que llegó ayer para presenciar el
partido y hoy viajará a Montevideo para asistir al centenario de la
asociación uruguaya, dio el dato durante la conferencia de prensa
que ofreció por la tarde. �FIFA tiene los derechos del Mundial
con una empresa alemana y otra suiza�, dijo y explicó que la
única forma de rentabilizarlos es aplicar el sistema. Blatter
también afirmó que �es imposible� que los clubes europeos
cedan a sus jugadores cinco días antes de los partidos de
selecciones y reiteró que la entidad está dispuesta a incorporar a
Diego Maradona �a su gran familia�. |
opinion
Por Juan Sasturain |
No se entrenen, que es peor
En la semana, Marcelo Bielsa dijo, con su habitual deseo de ser
preciso, que en realidad su función ya no era la de entrenador sino
la de seleccionador: su trabajo, gracias a la FIFA, en un noventa
por ciento �o más, en proporción de días por año� consiste
en elegir a los jugadores y ponerlos en la cancha, porque lo que es
entrenar, en serio..., no los entrena. Y parece, sin ironía, que es
lo mejor que nos puede pasar: ganaremos jugando muy bien (como ayer)
o eventualmente perderemos sin poder atribuir las victorias al �trabajo
de la semana� porque no existirá; o las caídas, jugando bien o
mal, a la �falta de trabajo� porque esa carencia, si es tal,
será lo habitual. Una situación absolutamente saludable. Elegir
bien, pararlos sin miedo y después decir: cámbiense, vayan y
jueguen.
A partir de ahora, terminemos con el argumento de la falta de
entendimiento, de la necesidad de la mecanización táctica. Los
jugadores se encontraron dos días antes, corrieron un poquito, se
enteraron de quién entraba de titular y, básicamente, recibieron
el impulso anímico y la confianza necesaria para entrar y hacer lo
que saben ante un público que los esperaba ver ganar pero, sobre
todo, jugar bien. Y al ataque, pensando más en el arco rival que en
el rival y el arco propio. El resultado (no el 4-1 de la chapa sino
el que decanta del juego) no pudo ser mejor. Jugando así, con esa
actitud, se puede ganar o perder, clasificarse o no. Pero siempre
quedará la sensación de que el camino elegido es el correcto, el
saludable, el que recupera la esencia del juego. Hay que creer en
eso. Partidos y actuaciones como el de anoche �más allá del
rival y las circunstancias� nos dicen que es posible. |
opinion
Por Daniel Lagares |
El fútbol sin adjetivos
Jorge Valdano hizo su entrada al Centro de Prensa y dijo a los
periodistas argentinos sentados frente a sus máquinas: �Paren con
los adjetivos, que es Jamaica�. La Selección de Passarella
acababa de golear 5-0 a los caribeños por la segunda fecha del
Mundial �98. Tenía razón Valdano. Las luces suelen encandilar a
los desprevenidos. Aquella frase en París debe extenderse hasta
aquí. Estos jugadores del categórico e inapelable 4-1 sobre Chile
son casi los mismos del Mundial; entonces conviene andar con
cuidado. Las eliminatorias son largas y extenuantes, duran dos años
y en dos años la gente cambia. Mejora, empeora, se estabiliza,
vive, en definitiva. Sin embargo, es legítima la alegría de esos
jugadores y de la serena �en apariencia� satisfacción del
entrenador. El debut no pudo haber sido mejor. Contundente en el
resultado, convincente en el juego. Casi en el equilibrio justo
sobre aquella ecuación de rendimiento-belleza de la que se hablaba
�se preguntaba si era posible� en la edición de Líbero de hace
dos días. Ahora, con el partido jugado hay algunas comprobaciones
en caliente, apuradas, cuando el 4-1 acaba de convertirse en
recuerdo: lo más saludable fue ratificar que la idea de Bielsa no
es tan loca ni tan difícil de entender por quienes tienen que
llevarla a la práctica. Y que esa idea no es ajena al gusto
histórico de los argentinos, sino que apareció rejuvenecida y
acorde a los tiempos modernos de movilidad constante. Desde la
tenencia de la pelota, de esa idea original partió la Selección. Y
con el dominio de la pelota manejó tiempos, espacios y velocidades.
Jugó bien aun en ese lapso del segundo tiempo en que Chile tuvo las
dos de Zamorano. Estableció una superioridad aplastante en los 90
minutos. Rindió y deleitó. Pero el camino es largo. Por eso,
adjetivos no. Ojalá estos datos de la realidad se mantengan en el
tiempo. Y eliminen la necesidad de los adjetivos. |
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