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UNA SARGENTO DENUNCIO A UN SUBCOMISARIO POR ACOSO SEXUAL
La Bonaerense también acosa

El subcomisario le ofrecía mejoras en el trabajo a cambio de que tuvieran relaciones. Sus superiores en la comisaría no la escucharon; en la Departamental le tomaron la denuncia de mala gana. Finalmente, denunció el caso en la Justicia.

Risa: �Estaba acostumbrada a ver cómo los policías varones se reían de las mujeres que venían a denunciar que sus maridos las golpeaban�, cuenta María Cristina Rodríguez.

María Cristina Rodríguez pasó 23 de sus 44 años en la fuerza; su marido también es policía.
�Me pedía que me quedara a la noche, cuando él estaba de guardia, así me iba a dar más horas extra.�


Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) �Le dediqué mi vida a la policía y, cuando la necesité, me dejaron sola. Ahora no soy nada: me sacaron mi identidad�, dice María Cristina Rodríguez, sargento primero de la Bonaerense. Con 23 de sus 44 años en la fuerza, su carrera comenzó a trastabillar hace tres meses, cuando un subcomisario comenzó a acosarla �según denunció�, con propuestas de una relación sexual a cambio de favores laborales. La mujer recurrió a sus superiores. Pero nadie la escuchó en la comisaría 2ª de San Fernando, donde trabajaba. Y en la Departamental de la Zona Norte le tomaron la denuncia de mala gana. Harta de la indiferencia y la complicidad de sus pares, la mujer policía denunció el caso en la Justicia, aunque ahora el fiscal que interviene en la causa deberá desentrañar de qué delito fue víctima la mujer policía: el acoso sexual no está contemplado por el Código Penal.
Después de tantos años de uniforme, a la sargento Rodríguez le tocó estar del otro lado del mostrador. �Estaba acostumbrada a ver cómo los policías varones se reían de las mujeres que venían a denunciar que sus maridos las golpeaban�, relata a Página/12. En esas ocasiones, dice, ella trataba de acercarse a las víctimas para darles una palabra de aliento y un consejo: �Les decía que no perdieran el tiempo ahí, las mandaba a instituciones de mujeres golpeadas o a un abogado�, agrega.
La pesadilla de María Cristina comenzó hace tres meses, cuando llegó a la seccional, como segundo jefe, el subcomisario F. T. �Me pedía que me quedara a la noche, cuando él estaba de guardia, que si lo hacía me iba a dar más horas Cores (extra), me aliviaría el trabajo, y algunos días podría no ir a trabajar�.
El segundo capítulo de la pesadilla, según la mujer, fue cuando rechazó esa relación. �Empecé a tener más trabajo y menos extras. Entonces venía el subcomisario y me decía: �Vos podés evitar todo esto, si sabés que hay onda con vos��.
Y a ese capítulo le siguió otro: el momento de hacer la denuncia. El comisario José Torres, titular de la seccional, trató de minimizar la cuestión. �Lo que pasa es que (el subcomisario) arrancó de enamorado�, dice la mujer que recibió como respuesta. Pese a todo, Torres prometió hablar con el acusado. Pero el hostigamiento continuó.
�Entonces pedí un traslado, pero él dijo que no me iba a dejar ir. Cuando el comisario se fue de vacaciones, la cosa se hizo insoportable. Me fui a la Departamental, donde me trataron bastante mal: me hicieron ir dos veces, me pidieron que no hiciera la denuncia y, al final, me la tomaron de mala gana. Como vi que no iba a prosperar, al otro día fui a la Fiscalía: ahí sí me atendieron como a una persona�, relata María Cristina.
La mujer tuvo que combatir en varios frentes a la vez: el acosador, la indiferencia de sus superiores, y su familia. �No sabía cómo decírselo a mi marido�, reconoce. Es que su esposo también es policía y trabaja en una seccional cercana a la suya. �Tenía miedo de que hiciera una locura y arruinara su carrera�, confía. �Pero de tanto ocultarlo, yo venía de mal humor a casa, nos peleábamos, y hasta estuvimos separados durante diez días. Hasta que le hice jurar por la madre que no iba a hacer nada raro y le conté la verdad. El me apoyó en todo momento�. 
La denuncia fue presentada el 17 de marzo último en la Fiscalía Nº 6 de San Isidro, a cargo de Ariel Apolo. El fiscal confirmó a Página/12 que la denunciante propuso testigos que avalarían su presentación. �Se están investigando las acusaciones para determinar qué delito se cometió�, se limitó a informar el funcionario judicial.
Ahora, María Cristina está con licencia médica, y el subcomisario fue reubicado en una seccional de Boulogne, hasta que se resuelva la causa. A la mujer no le alcanza el desahogo de contar una y otra vez su historia. Aunque había perdido la ilusión del comienzo, se consolaba pensando: �Yo estaba en la parte buena de la policía�. �Pero eso para ellos no sirve:ahora me sacaron mi identidad, me dejaron vacía�, insiste, como si con el uniforme hubiera perdido el alma.
María Cristina ahora teme por su esposo y sus cinco hijos: el mayor tiene 21, la menor, 10. Dice que desde que hizo la denuncia ve autos que merodean por su casa, y escucha una fritura en el teléfono, como si estuviera pinchado. �A mí ya me destruyeron. Pero a ellos no quiero que les pase nada�, implora.
�¿Qué espera que haga la Justicia con su caso? �le preguntó este diario.
�Espero que cambie la Justicia, que no siga discriminado a la mujer, que las mujeres no tengan que pagar siempre el derecho de piso. Que si a mí me destruyeron, a otras no les pase lo mismo. Y que policías como éste no estén más en la fuerza.
�Cuando termine su licencia, ¿va a volver a su trabajo?
�No creo. Ya no puedo ni ver el uniforme. Si hasta mi marido me tuvo que parar para que no lo prendiera fuego...


Una conducta sin pena

La legislación argentina presenta un vacío en torno al acoso sexual. En el ámbito privado, no hay ninguna ley específica que sancione este tipo de conductas. En la ciudad de Buenos Aires, los estatutos laborales de las dependencias oficiales prevén sanciones contra los acosadores. De todas maneras, como la figura del acoso sexual no está claramente definida, es muy extraño que éstas se apliquen. Además las penas, en el ámbito porteño, no tienen alcance sobre el personal jerárquico. Las estadísticas demuestran que las víctimas muy difícilmente denuncian el acoso por temor a perder su puestos de trabajo.
Ante este déficit en la regulación, los abogados de personas acosadas sexualmente prácticamente descartan la posibilidad de realizar una denuncia penal y recurren a figuras alternativas para encuadrar las defensas de las víctimas. Para ejemplificar, la abogada Carmen González, titular de la Comisión de la Mujer de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, señala que �en el Derecho laboral existe la figura de injuria laboral. El empleador debe cuidar el ámbito laboral, debe proveer la seguridad y el bienestar del trabajador y, si no lo hace, está incurriendo en una injuria laboral y la persona afectada puede reclamar una indemnización. El acoso sexual puede encuadrarse en esa figura�.
La especialista advierte que �es importante para llevar adelante una denuncia por acoso sexual que la persona afectada le comunique la situación que vive a sus compañeros de trabajo, que le diga al acosador delante de los testigos que no la moleste más y, fundamentalmente, que recolecte pruebas que reflejen lo que está padeciendo: grabaciones, cartas, regalos, intimaciones escritas, para que cese el acoso�.

 

TRECE POLICIAS CON PREVENTIVA
Horas extras en prisión

Un juez de Garantías de San Martín dictó ayer la prisión preventiva contra trece oficiales y suboficiales de la Delegación de Policía Científica de ese partido que habían sido detenidos a principios de marzo bajo la acusación de integrar una banda que defraudaba al Estado provincial mediante la facturación fraudulenta de horas extras y de servicios de policía adicional (Polad) que nunca habían prestado.
La investigación se inició el 27 de noviembre de 1998 a partir de una denuncia judicial de una ex compañera de los detenidos, quien aseguró que en esa dependencia policial se cometían actos de corrupción. La denuncia involucró, incluso, al titular de la delegación, el comisario Gabriel Rodríguez Duffau, y a otros funcionarios de alto rango, como los subcomisarios Sergio Cremona y Daniel López. La investigación, a cargo del fiscal de San Martín Rubén Moreno y de las fiscales adjuntas Diana Maico y Verónica Pérez, llegaron a la conclusión de que entre los implicados se había constituido una �asociación ilícita que se dedicaba a facturar horas de servicio adicional que nunca cumplían�. Los adicionales son servicios de custodia que la policía presta a empresas o instituciones fuera del horario de trabajo.
Ayer, el juez de garantías Oscar Quintana �convirtió la detención en prisión, por considerar que existían elementos para suponer que los implicados habían cometido el crimen�, señaló a Página/12 Hernán Suazo, de la Fiscalía 6 de San Martín, quien agregó que �esto significa que durante todo el juicio van a permanecer detenidos�. A los tres detenidos ya mencionados se agregan Enrique Chiojna, Angel Trento, Adolfo Nieva, Arnaldo Melo, Alejandro Estévez, Guillermo del Mazo, María Fules, María Di Nunzio, Juan José Torres y Analía Negrón. Una de las integrantes de la banda, la policía Laura Oviedo, aún permanece prófuga. De acuerdo a las investigaciones de la fiscalía, Oviedo habría sido trasladada al Ministerio de Seguridad bonaerense.

 

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