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Juan Gelman ya sabe quien es su nieta nacida en cautiverio durante la dictadura militar 
�La persona que busco ha nacido en Uruguay�

La larga búsqueda del poeta terminó ayer: en una entrevista con el presidente uruguayo, Jorge Batlle, confirmó la identidad actual de la criatura de su hijo Marcelo y su nuera María Claudia, secuestrados en el campo de Automotores Orletti.Es una mujer de 23 años que nació en cautiverio en un hospital de Uruguay y vive en ese país. Batlle dio una respuesta precisa que Sanguinetti había esquivado. 

El presidente de Uruguay, Jorge Batlle, y el poeta y periodista de Página/12 Juan Gelman. Reunión de una hora y media. 


Por Martín Granovsky
t.gif (862 bytes) �La persona que busco ha nacido en el Uruguay y está en el Uruguay�, dijo Juan Gelman en Montevideo. Y no quiso decir mucho más, ni hacía falta: recién salía de una entrevista con el presidente en la que cambiaron información hasta coincidir en la identidad verdadera de �la nieta� de Gelman, según diría después Jorge Batlle, nacida en cautiverio en la dictadura tras el secuestro de sus padres.

Gelman eligió ser preciso, cuidadoso y seco, pero ni siquiera en la declaración, hablada un poco menos bajito que el volumen de siempre, consiguió esconder una euforia expresada en tono sencillo.

Dijo: �Yo le solicité al presidente Batlle una entrevista y él, dando muestra de una sensibilidad y una humanidad que se confirmaron plenamente hoy, aceptó inmediatamente verme. En esa entrevista intercambiamos información y se ha confirmado que la persona que busco ha nacido en el Uruguay y está en el Uruguay. Es querida esa persona por sus padres, a quienes también quiere. Hasta aquí llego porque quiero preservar la privacidad y la intimidad de esta persona. Ése no puede ser, y ustedes lo comprenden muy bien, un asunto público�.

La nieta de Gelman nació hace 23 años en cautiverio en un hospital uruguayo, donde fue trasladada la nuera del poeta, María Claudia Irureta Goyena, secuestrada en Buenos Aires junto a Marcelo Gelman por una patota que llevó a la pareja al campo de concentración de Automotores Orletti. Orletti fue el centro de operaciones de la pata argentino-uruguaya del Plan Cóndor, el mecanismo de coordinación represiva del Cono Sur en los años de plomo. El anterior presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, negaba la existencia del Plan Cóndor.

�Es curioso que el presidente Sanguinetti en un año no encontró nada, y que el presidente Batlle haya encontrado todo en menos de un mes �dijo anoche Gelman a Página/12.

Al asumir, Batlle encargó a su persona de mayor confianza en el Ejército, el jefe de la Casa Militar Ricardo González, que investigara por qué la presunta investigación encarada por Sanguinetti no había llegado a nada. La orden se combinó con la decisión de reunirse con los familiares de los desaparecidos �30 a manos de los militares uruguayos actuando en solitario, alrededor de 150 por el Plan Cóndor�, una iniciativa que tomaba por primera vez un presidente uruguayo desde la vuelta de la democracia.

Gelman recibió la invitación de Batlle no bien llegó a Uruguay. De la entrevista, que comenzó a las 14.30, también participaron su compañera, Mara Lamadrid, y su abogado, Gonzalo Fernández. Batlle estaba acompañado por el secretario general de la presidencia, Raúl Lago, y por su asesor personal Carlos Ramela. Hablaron una hora y media y acordaron que al salir Gelman no contestaría preguntas para preservar la identidad de su nieta.

Tampoco respondió preguntas Batlle, que dijo textualmente:

u �Naturalmente se podrán imaginar lo que significa para un ser humano cualquiera, y recuerden que yo soy también abuelo, lo que se puede sentir en un caso así, en una circunstancia tan especial como la que vive este ciudadano�.

u �Nosotros lo recibimos, nos pusimos a la orden para colaborar en todo aquello que necesitara para llevar adelante todo lo que entendiera conveniente en este tema, aportándole la información que nosotros también habíamos recabado, que está en la misma dirección de la información que él aportó. Por lo tanto puedo decir que todos los uruguayos, sin distinción de matices, de pensamiento, de clases sociales u otras diferencias de cualquier naturaleza, tienen que sentir que este es un día en el cual se ha logrado un hecho muy importante para la vida de cualquier persona. El reencuentro que parece que ser definitivo de un abuelo con su nieta fue logrado en función de los elementos con él ha manejado y que fueron confirmados por los que nosotros aportamos�.

u �Creo que si las pruebas naturales de carácter biológico que se harán de futuro así lo comprueban, ello determinaría un paso que no solo afecta enormemente a un grupo de personas, sino que es algo que le hace bien a toda una sociedad. El gobierno se siente complacido de poder colaborar en lo que sea necesario para, en forma definitiva, allanar esta situación�.
Gelman llegó a Uruguay en busca de su nieto o nieta, como insistía en decir hasta ayer, después de agotar la investigación en la Argentina. Aquí había iniciado públicamente la búsqueda en Página/12, con una carta abierta a Martín Balza, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército. En ella le informaba que un subordinado suyo, el entonces jefe del Segundo Cuerpo Eduardo Rodolfo Cabanillas, había sido el subjefe de Orletti cuando revistaba como capitán. Gelman citaba un expediente de la justicia militar que revelaba los lazos de Cabanillas con la patota de inteligencia, integrada entre otros por el ex miembro de la Triple Aníbal Gordon, dedicada a colaborar con los represores uruguayos. �A usted le será mucho más fácil que a mí averiguar el destino de María Claudia y su bebé�, escribió Gelman un año atrás. �Tiene acceso a todos los medios para ello. Si no lo hiciere, procure evitar el castigo del insomnio: el no sueño de la mala conciencia es un territorio devastado por la muerte�.

Balza contestó que, si la Justicia enviaba un oficio, el Ejército contestaría.

El expediente de la justicia militar terminó así en manos del juez Adolfo Bagnasco, que de todos modos nunca citó a Cabanillas. El general, hijo del coronel que después del golpe de 1955 trasladó el cadáver de Eva Perón, terminó pasando a retiro cuando su permanencia en el Ejército se hizo intolerable. Antes, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos había indicado que el pliego de ascenso de Cabanillas tenía misteriosos blancos justo después del golpe del �76 y este diario había informado que Cabanillas distribuía en Rosario un libro denostando a la Conadep y el Nunca Más.

Gelman siempre inscribió su búsqueda como parte del establecimiento de responsabilidades y como un paso en la reconstrucción de la verdad. �Tal vez Videla nunca haya visitado un campo, ni secuestrado/torturado/desaparecido/asesinado a nadie, pero eso no recortó ni un solo milímetro su responsabilidad como autor intelectual, mediato, del genocidio argentino�, escribió para descalificar argumentos de Cabanillas. Sobre la verdad, se preguntó si era justo que Cabanillas y otros antiguos oficiales que sirvieron a la inteligencia militar fuesen �propietarios exclusivos de un saber sobre el otro que no les pertenece. �¿Prolongan así el goce del ejercicio impune del poder? El silencio sobre el crimen, ¿no es una continuación del crimen?�.
Ayer, en Uruguay, cesaron un silencio y un crimen.

 

El Gobierno, sin urgencia

�No puedo rechazar lo que no tengo�, dijo el juez federal Gustavo Literas. El magistrado negó así haber desestimado el pedido de su par español Baltasar Garzón para detener y luego extraditar a 48 represores argentinos. El Ministerio de Relaciones Exteriores informó al juez Garzón �en base a una comunicación de Literas� que �podrían no encontrarse reunidos los extremos de urgencia exigidos� para encarcelar a los acusados. �El arresto se justifica por razones de urgencia�, manifestó el ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra. Estas explicaciones significan que Literas aún no tomó ninguna decisión en la causa y que los represores argentinos podrían tener la posibilidad de no estar arrestados de iniciarse un proceso de extradición. 


Abuelas, contra el Consejo Supremo
La segunda apropiación

El dictador Emilio Eduardo Massera no quiere ser menos que el represor Santiago Omar Riveros. Sus abogados pedirán el lunes que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas también se haga cargo de la participación del ex marino en el plan sistemático para apropiarse de hijos de desaparecidos durante la última dictadura. Las Abuelas de Plaza de Mayo, por su parte, rechazaron las intenciones del órgano castrense.

�Repudiamos la intención del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de apropiarse, como antes lo hicieron de nuestros nietos, de las causas judiciales donde se investiga el plan criminal que permitió la desaparición forzada de menores junto a sus padres y en las cuales logramos reencontrarlos�, afirmaron en un comunicado Estela Carlotto y Alba Lanzillotto, presidenta y secretaria de Abuelas.

El jueves, el Consejo se consideró competente para juzgar a los militares por el robo de bebés, cosa que está haciendo el juez Adolfo Bagnasco, que ya encarceló a nueve militares. La actitud fue repudiada por organismos de derechos humanos y cuestionada por integrantes del gobierno. �Ese organismo no pudo ni quiso juzgar a sus pares cuando debió hacerlo, tratando en ese entonces de otorgar impunidad para los autores de crímenes de lesa humanidad, dado que es obvio que no se puede ser juez y parte�, afirmaron las Abuelas.

Seguramente Bagnasco rechazará el pedido de apartamiento, ya que en varias oportunidades reafirmó su competencia en la causa. El expediente, pasará a la Cámara Nacional de Casación Penal, que será en definitiva el tribunal que decidirá la suerte del expediente sobre el secuestro de niños.

 

OPINION

Por Horacio Verbitsky

Juan y el cuñadísimo

Juan murió tres veces y tres veces resucitó, porque no podía dejar inconclusa esta tarea. La localización de su nieta, confirmada ayer en Montevideo por el poeta y por el flamante presidente oriental Jorge Batlle, es conmovedora en muchos sentidos. En primer lugar, por lo que Juan ha sufrido desde que una dictadura tenebrosa que no pudo dar con él se ensañó con los suyos y secuestró a sus dos hijos y a su nuera embarazada de siete meses, en agosto de 1976. Luego de ser torturada, su hija recuperó la libertad a los pocos días, pero Marcelo Ariel y María Claudia nunca reaparecieron con vida. �Hasta que no vea sus cadáveres, o a sus asesinos, nunca los daré por muertos� informaba Gelman en una noticia final para la �Carta Abierta� a su hijo, editada en España en 1980. Son 25 poemas de una tristeza y una dulzura sin límites, una Iliada interior sin par en nuestras letras. Uno de ellos decía:te destrabajo de la muerte comopuedo/ pobre de vos/ la alma caminadentro de sí/ y ojalá resplandezcanpiedras que pulo con tu respirar/niñísimo que munda/ o trista/ o cómoserán las obras que te traigan/vos/por mi desfuera solo/compañerode los creídos/ de los afligidos/por tu pobrear se alzan los soles que iluminaban rostros/sufrideras/para que nadie se humillara/fueraternura que estuvieras/vivo/vos.Desde el exilio durante doce años y ya en la Argentina durante otros doce, no hubo paso que no diera para saber qué fue de su hijo y de esa criatura nacida en cautiverio, carne de su carne. Un sacerdote de la Secretaría de Estado del Vaticano le notificó en 1978 que el bebé a quien Marcelo y María Claudia pensaban llamar Juan o Ernesto o Ana había nacido en un indefinido campo de concentración. Luego supo que el lugar era Automotores Orletti. La comunicación pontificia estaba en inglés y no permitía inferir el sexo. En 1989 recuperó lo que quedaba de Marcelo, asesinado a quemarropa con un disparo cerca de la nuca, que destrozó su rostro de 20 años, y arrojado al río dentro de un tambor hormigonado de doscientos litros. Juan no sucumbió a ese horror porque lo sostuvieron su compañera Mara Lamadrid, de pelo colorado como las hojas de un liquidambar en otoño, y la incógnita de esa persona, como la llamó ayer en Montevideo, y cuya intimidad no quiere perturbar con la publicidad de detalles superfluos. Ahora podrá cumplir el legado de su hijo. En segundo lugar, por lo que Juan ha hecho con esa pena abrumadora, además de poemas maravillosos que perdurarán aun entre quienes nada sepan del país y del tiempo que los inspiraron. Con la ayuda de amigos argentinos y orientales, mientras recorría las estaciones del horror fue reconstruyendo y comunicando todas sus circunstancias, con fechas, nombres y lugares. Su empecinada marcha dejó huellas profundas en las dos orillas del Río de la Plata. Aquí precipitó la última crisis de la cúpula militar, con el relevo del general Eduardo Cabanillas, y en Uruguay reabrió el capítulo que el ex presidente Julio María Sanguinetti creía haber cerrado para siempre. Las cartas que envió al ex jefe del Ejército argentino Martín Balza y al ex mandatario oriental son admirables por la precisión de los datos que contienen y por la sobriedad de la escritura con que a ambos les transmitió la persistencia de una voluntad indoblegable, que haría inútil cualquier subterfugio. Las adhesiones que suscitó en todo elmundo enseñaron a los asesinos y a sus encubridores que además de las mezquinas conveniencias políticas existe una conciencia civilizada universal a la que no pueden ignorar. Nada más patético que el hombrecito de las cejas en rama tratando de explicarle al escritor alemán Gunther Grass que estaba mal informado, y gestionando doctorados honoris causa en universidades europeas como si así pudiera restaurar su evaporado y dudoso prestigio. Un nuevo presidente uruguayo, respaldado por una nueva mayoría parlamentaria, demostró cuánto puede hacer un Estado nacional, cuando se propone llegar a la verdad, con prescindencia de las definiciones ideológicas. Pero un nuevo presidente en la Argentina ilustra las consecuencias del camino inverso. La insistencia en el ascenso de asesinos y torturadores pese a las fundadas denuncias de los organismos de derechos humanos; el cobijo en la Central Nacional de Inteligencia de un general que mintió al Senado sobre los antecedentes de los pliegos que enviaba el Poder Ejecutivo; la promoción al ministerio de Defensa de un economista que ignorando casi dos décadas de acuerdos bipartidarios para excluir a las Fuerzas Armadas de la seguridad interior anunció la revalorización del poder militar �al tener que asumir nuevos roles y compromisos en el orden nacional� para enfrentar lo que llamó �nuevas amenazas�; la convocatoria de los Jefes de Estado Mayor de las tres fuerzas a una reunión de la CNI, antes de ayer, en la que se trataron cuestiones de política interna con el pretexto de la �transnacionalización de los delitos�, fueron pasos que alentaron a la nueva cúpula del Ejército a ordenar al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas la interferencia con las causas de la justicia federal por el secuestro y substitución de identidad de otros hijos de detenidosdesaparecidos. Fernando de la Rúa fue vicepresidente de la Comisión de Defensa del Senado. Como tal no asistió a una sola reunión y la única actividad que cumplió fue una conferencia pronunciada en la Escuela de Defensa Nacional ante mandos castrenses, en la que propuso reformar las leyes de Defensa y de Seguridad, aquellas que impiden a las Fuerzas Armadas la actuación en cuestiones de política interna. El cuñadísimo integraba por entonces la cúpula de la Armada, bien a la derecha de la conducción del almirante Carlos Marrón, lo cual no es poco decir. No fue la única vez que De la Rúa habló con las palabras sugeridas por el almirante Basilio Pertiné. En 1997, luego de la ceremonia de retiro de Pertiné como comandante de la Aviación Naval, el entonces jefe de gobierno de Buenos Aires dijo que la Armada no podría participar en la defensa del mar y ser reaseguro para la paz con las restricciones presupuestarias que padecía, y que no eran mayores que las que ahora le impone su gobierno. El camino que el presidente argentino ha emprendido, por la senda que le señala su pariente, conduce al mismo lugar que la historia reserva a Sanguinetti y presagia serios conflictos con una sociedad que no está dispuesta a desandar los pasos que tanto le costó dar hacia una reformulación civilizada del rol castrense. Por todo eso, junto con la alegría por las noticias de Juan, es preciso recoger su ejemplo, señalar estas claudicaciones del poder civil y comprometerse a persistir en la demanda hasta que sean rectificadas. 

 

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