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Por Raúl Dellatorre �Por obra de la casualidad�, la Justicia logró detectar un contrabando de prendas de vestir que, sólo en su primera etapa, ya permitió dar con 40 containers de mercadería que se encontraban estacionados en el Puerto de Buenos Aires a la espera de su ingreso en el circuito de distribución. El juez del fuero Penal Económico, Julio Cruciani, con un reducido grupo de policías federales y agentes aduaneros, lleva adelante la investigación �sin la colaboración de la Aduana ni de Carlos Silvani (titular de la AFIP), que ni siquiera me llamó�, se quejó ayer en conferencia de prensa. Dos de sus colaboradores fueron amenazados de muerte en el transcurso de la investigación. �Como ocurre con la mayoría de las investigaciones, ésta se inició por obra de un acto casual�, relató Cruciani a Página/12. �Se estaba investigando otro delito mediante escuchas telefónicas, y surge una puntita gracias a que un �Federico� (miembro de la Policía Federal), que estaba atento, se da cuenta de que la conversación se derivaba hacia un caso de contrabando. La causa cayó en mi juzgado y al empezar a desenrollar el carretel aparece esta cantidad de containers. Y sólo estamos en la primera etapa�, advirtió el magistrado. �La maniobra es bastante burda: se traía la mercadería desde Asia, ya etiquetada como de industria argentina. Es decir que, cuando entraba al mercado, ya no podía detectarse el contrabando. En el puerto, los containers estaban rotulados como conteniendo vidrio molido o rezagos�, describió el juez. �Esta es la punta del ovillo, y sé que en esta investigación se van a tocar grandes intereses. Yo diría que más que la aduana paralela, ésta es la aduana vertical, porque se empieza de abajo y se llega muy arriba en la cadena de responsabilidades�, describió Cruciani, tratándose de sacarse de encima el estigma del juez Guillermo Tiscornia, suspendido en sus funciones, que tuvo a cargo una aparatosa y mal resuelta investigación sobre contrabando. Dos de los colaboradores de Cruciani, el subcomisario Alejandro Ortega y la inspectora de Aduanas, Cristina Roveda, denunciaron haber recibido amenazas de muerte durante el transcurso de la investigación. Según señaló el magistrado, las amenazas telefónicas �fueron hechas desde un locutorio cercano al edificio de la Aduana, de Paseo Colón al 500�. �Es necesario proteger su seguridad física, pero también su estabilidad laboral, porque no sería el primer caso de un funcionario de Aduanas que colabora en una investigación judicial y es desplazado de su cargo�, denunció Cruciani. El juez se quejó, además, de que la Dirección Nacional de Aduanas �no aportó nada y, más aún, podría atreverme a decir que no hubo la colaboración que merece un juez de la Nación�. Describió que en la Aduana le negaron espacio para depositar la mercadería secuestrada. �Llegué a pensar en estacionar todos los camiones frente a la Casa Rosada�, señaló. Las declaraciones de Cruciani provocaron nerviosismo en el seno de la AFIP, que mantiene una antigua inquina con el magistrado. La orden recibida por los funcionarios del organismo fue no hablar con la prensa, pero en la tarde de ayer la AFIP emitió un comunicado (fechado el jueves 30) titulado �La Aduana detectó mercaderías de importación con etiqueta de industria argentina�. En el mismo se describen seis denuncias penales efectuadas desde diciembre a la fecha por �maniobras de importación de mercaderías que serían introducidas al país con el pie de Industria Argentina, violando las normas de comercio�. Entre ellas, se detalla una referida a �nueve contenedores detenidos, preparándose la denuncia en la que intervino el doctor Cruciani�. El comunicado también señala que �dada la intervención del juez Julio Cruciani, y el estado público que tomaron los hechos relacionados con este tipo de maniobras, la AFIP informa los procedimientos que se realizaron y se continúan haciendo, los cuales definen que la Aduana tenía total conocimiento y estaba actuando silenciosamente con el fin de no entorpecer las investigaciones�. En la causa no hay detenidos. �No voy a justificar una causa teniendo presos a perejiles�, advirtió el juez en su particular estilo dialéctico. Anticipó su intención de �llegar a los peces gordos, y buscar detrás de ellos al tiburón�. Aunque la causa está bajo secreto de sumario, este diario pudo saber que el juez ya dictó la primera orden de detención, y que en los próximos días ordenará nuevos allanamientos que alcanzarían a no menos de un centenar de containers involucrado en la misma operación.
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