OPINION
Adiós al
sueño argentino Por
Julio Nudler |
La
Argentina, sumando toda clase de organismos, entidades y empresas del
sector público y del privado, invierte anualmente en investigación y
desarrollo (I+D) 1400 millones de dólares. Transnacionales como
General Motors, IBM, Xerox o Boeing vuelcan a ese mismo fin entre 6000
y 9000 millones por año cada una. Este escueto dato, mencionado por
Bernardo Beni Kosacoff, economista de Cepal, ayuda a poner las cosas
en su sitio. Deja en claro, por de pronto, a qué sueños debe
renunciar el país. Pero todavía queda abierta la gran pregunta: de
qué va a vivir la Argentina, sobre todo si aspira a reducir la
desocupación y combatir la pobreza. Que se haya esfumado la fe
ultraliberal en el piloto automático y la sabiduría del mercado
sólo sirvió, hasta ahora, para generar la oportunidad de un debate
estratégico. Las ideas de Kosacoff, que marcan una de las
orientaciones posibles frente a la disyuntiva, pueden sintetizarse en
las siguientes diez píldoras.
En el mundo de
hoy gana plata quien es capaz de diseñar un avión o un satélite,
está en lo más avanzado de la biotecnología o tiene el sitio más
concurrido en Internet. Esta clase de cosas siempre ocurrió, y está
escrito por (Joseph) Schumpeter hace muchos años (la innovación como
motor del capitalismo). Lo importante es que nada de eso funciona de
forma independiente. Pensemos en el e-commerce (comercio vía
Internet) y los sitios: detrás de esos instrumentos tienen que estar
los contenidos y los aparatos productivos, de distribución,
etcétera.
Estar en esos
sectores dinámicos exige un gran esfuerzo. Los gastos de
investigación y desarrollo (I+D) tienen crecientes economías de
escala y son cada vez menos independientes porque necesitan
articularse. Esta es la razón básica de las fusiones y adquisiciones
en los países desarrollados. No son como las que tenemos en la
Argentina, donde sólo se busca adquirir una posición de mercado.
Allá se hacen para tener suficiente fuerza como para asumir los
riesgos de gastos de I+D por miles de millones de dólares.
Ninguno de los
países del Cono Sur hemos logrado entrar en los sectores más
diferenciados, salvo pequeñas excepciones, como Impsat en Argentina o
Embraer en Brasil. Tanto la argentina como la brasileña son
economías especializadas en productos primarios, commodities
industriales y bienes de poco valor agregado, que en el comercio
internacional actual no permiten ganar dinero y generar empleo. La
principal razón es que no tenemos la magnitud y calidad de gasto en
I+D que se necesita.
Hay que
abandonar, por tanto, la fantasía de que aquí descubriremos una
nueva droga medicinal o diseñaremos un satélite. Eso está fuera del
alcance de la sociedad argentina. Pero podemos avanzar hacia productos
diferenciados con las cosas que tenemos: cómo aprovechar nuestra
pampa orgánica, dándoles más valor agregado a nuestros productos, o
cómo dejar de exportar cueros crudos y ser capaces de añadir calidad
y diseño.
En la
negociación con las transnacionales, lo que el país tiene es su
mercado, y debe fijar reglas de juego que aumenten la propensión de
las corporaciones a generar valor agregado local. Hay que inyectar
competencia cuando sólo vienen a capturar mercado interno, y darle
preferencia a quienes produzcan aquí.
El hecho de que
la Argentina no se haya insertado en los sectores dinámicos limita
drásticamente la futura tasa de crecimiento de su economía. La
pregunta es qué patrón de especialización se dará el país. Una
cosa es si nos creemos capaces de hacer confecciones con alto diseño
para vender en el mercado europeo, y productos orgánicos asociados a
la pampa verde. Otra es si pensamos que aún tenemos chances de vivir
de fabricar bienes de capital, de volver a desarrollar el complejo
metalmecánico y los instrumentos de precisión, la química fina y
algunos alimentos para vendérselos al Mercosur. Brasil sería
obviamente el mercado más importante. En este caso debemos
plantearnos cómo lograr una coordinación macroeconómica con Brasil.
Si la Argentina se propusiera, encambio, un modelo a la chilena, pero
más amplio, apuntaría a los consumidores de los países
desarrollados.
Hoy la Argentina
sigue exportando recursos naturales, energía y commodities
industriales. Eso se lo podemos vender a cualquiera, no solamente a
Brasil. Nuestro drama es en los productos con mayor valor agregado.
Ahí sí Brasil es nuestro principal mercado. Si el país apostara a
eso, pensando que hay chance de fabricar algunos productos con mayor
valor agregado, necesitaría redefinir las reglas de juego con Brasil
y plantearse un esquema de cooperación. Si la decisión fuera otra,
Brasil perdería importancia.
Pero no es
simplemente cuestión de cambiar el Mercosur por el ALCA (propuesta
norteamericana de una zona de libre comercio hemisférica). Veamos
estos hechos. Uno: el mercado estadounidense fue el que más creció
en los últimos años. Dos: el arancel promedio para entrar a Estados
Unidos es de apenas el 3 ó 4 por ciento. Restricciones para el
ingreso de productos argentinos hay en muy pocos sectores (acero,
cueros). Entonces, ¿por qué no le vendemos a Estados Unidos, donde
ni siquiera tenemos el problema del dólar? Porque no tenemos qué
venderles, ni en volumen ni en calidad. No tenemos normatización, ni
acuerdos con redes comerciales.
Si nadie
invierte en la Argentina para producir con destino al mercado
estadounidense es porque, estáticamente, el país no ofrece ninguna
ventaja de localización. En términos dinámicos, la pregunta es si
la Argentina puede crear ventajas. En cualquier caso, de crearlas
depende la chance de que nos vaya mejor. El desafío es cómo generar
un posicionamiento estratégico para desarrollar tres o cuatro nuevos
sectores en la Argentina. Para lograrlo hacen falta esfuerzos
sistemáticos durante mucho tiempo.
Recién ahora
están apareciendo condiciones para que empiecen a debatirse esos
temas. Tras el cambio de gobierno, primero se hicieron los deberes
fiscales, y tras ello está comenzando un mejor acceso al
financiamiento. Pero la demanda de crédito no surge naturalmente. Lo
que todavía falta saber es a través de qué sectores se va a
reactivar el mercado interno. |
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