Por Juan Castagnino
Cinco amigos de San Isidro recaudan casi un millón de dólares al año a partir de la creación de una sociedad llamada Northchamp, que se dedica a la organización de torneos de fútbol amateur en zona norte. Aunque la alta cuota de ingreso sea un signo de exclusividad, los más de 220 equipos que hoy participan demuestran que el auge de esta AFA paralela no se detiene y que su proyección no parece tener límites.
Los campeonatos se juegan en cuatro sedes, pero la meca es el predio que le alquilan al Patronato de la Infancia, en Benavídez, que cuenta con nueve canchas cuasiprofesionales bastante bien cuidadas. Allí se disputa el torneo más antiguo llamado Rincón de Luna que tiene tres divisiones (A, B, C) los sábados y otras tres los domingos absolutamente independientes, de doce equipos cada una, al igual que los otros dos torneos Rincón del Sol y Rincón del Norte. Estos últimos alternan entre las sedes de Benavídez si queda lugar, Pacheco (Panamericana y San Martín), Las Iguanas (km 45 del ramal Pilar de la Panamericana) y Escobar (anexo del Club Atlético San Isidro).
Para inscribirse, cada equipo debe pagar 800 pesos más un plus de 88 por cada partido disputado, es decir que cada uno de los once titulares abona 70 y 75 pesos de entrada y luego debe disponer de 8 pesos más por encuentro. Teniendo en cuenta que la inscripción dura medio año, a los chicos de Northchamp les entran 1600 pesos por equipo por año, o sea que sólo en concepto de matrículas la organización recauda 350.000 pesos cada doce meses. A esta cifra hay que agregarse los 172 pesos que deja cada partido disputado. Se estima que cada conjunto juega unas treinta veces al año entre campeonatos, liguillas, copa de campeones y amistosos de preparación, que suponen una entrada de casi 600 mil pesos anuales. Los árbitros se reparten anualmente 200.000 pesos que provienen de los 70 que percibe la terna de hombres de negro por partido. Sin embargo es factible que gran parte de los gastos que tiene Northchamp se cubran con los dos pesos que paga cada automóvil que ingresa al predio, como así también de las ganancias que genera el bar.
Por lo general los equipos nacen de grupos de amigos amantes de este deporte pasión, cuyo promedio de edad oscila entre los 25 y los 30 años, aunque existen excepciones como algún conjunto de veteranos que no bajan de las tres décadas, o de pichones que no superan los 22 pirulines y que corren hasta en el entretiempo. La condición general de los participantes es bastante predecible: estudiantes universitarios, jóvenes profesionales (de un tinte más bien yuppie), pero casi siempre de un nivel sociocultural alto.
Los visionarios y astutos organizadores están convencidos de que lo que hace que la gente acuda a ellos es una cierta exclusividad que ellos se preocupan por mantener. Es claro que a precios exclusivos el ambiente que se forma también lo será a corto plazo, y sólo basta con echar una mirada a la zona de estacionamiento de autos para comenzar a entender el nivel social elevado y muchas veces un tanto snob.
�La gente que viene acá es muy copada. Tratamos de mantener un cierto nivel que es el que la gente viene a buscar y por el cual nosotros cobramos una determinada suma acorde�, explica Luis Pascuet, uno de los jóvenes dueños, y agrega: �En los torneos de Macri también se busca mantener un cierto nivel, pero la selección es mucho más elitista. La gente que juega ahí busca eso y nosotros pretendemos lo mismo, pero un escalón por debajo. Movernos entre lo que se conoce como gente como uno�. Esto es cierto ya que los campeonatos que se juegan en la quinta de Mauricio Macri Los Nogales, en San Miguel, cuestan menos que los de Northchamp (900 pesos por equipo, pero sin plus adicional por partido), pero sólo se entra en el caso de ser expresamente invitado, �sino no entrás ni ahí�, asegura Pascuet. Los Nogales tiene dos canchas de once en perfecto estado y unos vestuarios dignos de un equipo grande de primera división. Existen dos torneos: el de Mauricio y el de Mariano Macri. En el de este último hay nueve equipos y juegan algunos personajes conocidos,pero el grueso de famosos se nuclea en la liga del presidente de Boca Juniors, quien juega de 9 y es capitán de uno de los conjuntos.
Pascuet reconoce que el campeonato mismo los llevó a ir postergando las actividades de cada uno a causa del tremendo crecimiento que obtuvieron, principal razón por la cual en estos momentos se dedican exclusivamente a la organización de los torneos que hoy los mantienen. Los excelentes resultados y un aparato que en algún momento creyeron que se les iría de las manos los obliga a tomarse su trabajo como verdaderos dirigentes de fútbol que deben analizar cada partido con minuciosidad y tomar decisiones en materia disciplinaria. Se constituyó entonces un tribunal de conducta formado por los mismos dueños, quienes se basan en los informes de los veedores de cada encuentro para determinar advertencias y sanciones, aunque ellos también se turnan para hacer cancha. Los voyeurs de partidos son contratados por 35 o 45 pesos (depende del turno que cubran) diarios para informar al detalle las razones de cada amonestación y de cada expulsión, y también deben observar el desempeño de los jueces. Es habitual que un jugador reciba una dura sanción si su falta fue grave, y más allá de los pataleos de los clientes, el pulso no tiembla. Sin embargo, muchas veces los reclamos justificados pueden servir para reducir penas, fenómeno desconocido en el tribunal de la AFA donde los descargos de los jugadores no son tenidos en cuenta para evaluar un caso. Es probable que Pascuet y sus socios tengan en cuenta que el nivel de los árbitros está considerado como lamentable por la mayoría de los participantes.
Lejos quedaron los inocentes comienzos de estos amigos que un día de 1993 decidieron armar su propio torneo alquilando canchas en Parque Reconquista, donde jugaban un campeonato. Arrancaron con un capital de 100 pesos cada uno �para comprar pelotas, una mesa, planillas para anotar las instancias de los partidos, biromes y... a la cancha�, recuerda Pascuet con cara de ¿te acordás qué humildes éramos?
Lograron juntar doce equipos y al año siguiente tuvieron la satisfacción de duplicar el número de inscriptos. En el tercer año pasaron de 24 a 60 equipos, luego a 100, 150, hasta llegar a los más de 200 que hoy tienen (ya se está creando un nuevo torneo que agrupe a los últimos que ingresaron). Cada aspirante a entrar debe jugar un mínimo de cuatro o cinco partidos amistosos en los cuales se analiza la conducta y actitud del equipo. El nivel de juego no les importa tanto a los organizadores como sí el grado de aceptación de los fallos arbitrales por parte de los jugadores, más allá de si tienen razón o no. Lo que convence a los organizadores es notar en ellos ganas de divertirse entre amigos y lo que los espanta son las reacciones díscolas y agresivas. �Todos los años nos proponemos no crecer más para tratar de mantener en orden lo que ya tenemos, pero siempre nos pasa que hay muchos que quieren entrar y pocos que se van. En marzo te encontrás con que probaste a 80 equipos de los cuales 60 responden a las exigencias de conducta que pretendemos y no los podemos dejar afuera�, comenta Pascuet con un notorio dejo de orgullo. Se jacta además de haber hecho publicidad sólo antes de la primera temporada con unos simples cartelitos que alcanzaron para acercar a los doce equipos pioneros. Después de eso, todos los que llegaron lo hicieron por recomendación, lo que explica que se mantenga el alto nivel social. El noventa por ciento de los más de 5000 jugadores que se calcula que participan o han participado vive entre Palermo y los countries de zona norte que cada vez se pueblan más. Cualquiera puede consultar los fixtures, las tablas de posiciones, goleadores y suspendidos en la página web que Northchamp posee (www.Nortchamp.com).
Pascuet se acomoda en una silla y observa cómo el verde predominante se prolonga desde el césped de las canchas hasta la pareja arboleda que marca con exactitud el perímetro del amplio predio de Benavídez. Disfruta sin dudas de la contemplación de la criatura que creó y mantiene junto a sus amigos. Tiene el mismo entusiasmo al hablar que los fanáticos de losjuegos de computadora en donde uno es un manager que toma las decisiones de un club. Es consciente de que su trabajo despierta envidias: �Mi laburo es el sueño del pibe de mucha gente�.
Los dueños del negocio
Los cinco amigos que se juntaron para armar su propia liga de fútbol amateur tuvieron que postergar sus vocaciones profesionales de manera progresiva con el crecimiento del torneo. Luis Pascuet y Juan Cruz Granillo coinciden en sus 29 años y en sus títulos de diseñadores industriales que hoy parecen encontrarse en el arcón de los recuerdos. La misma edad tienen Germán Coles y Enrique Vitale, quienes estudiaron contaduría y trabajaron en asuntos vinculados con la Administración Federal de Ingresos Públicos. Ellos son los dueños formales de Northchamp, pero Rafael Vitale, de 28 años y productor agropecuario, es una especie de quinta columna en la que se apoya la organización. Es un empleado contratado, pero con las mismas atribuciones y responsabilidades que los otros. En definitiva, todo queda entre amigos. |
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