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La retirada unilateral del sur del Líbano que Israel anunció para antes del fin de julio siempre fue riesgosa. Especialmente, para las perspectivas de una paz duradera con Siria (el poder real en el Líbano). Pero el ministro de Defensa libanés, Ghazy Zaitar, sugirió que la consecuencia del repliegue podía ser la guerra. El ministro planteó la posibilidad de que se desplieguen tropas sirias lado a lado con las libanesas en la nueva frontera con Israel. El premier israelí Ehud Barak reaccionó duramente ayer ante la perspectiva de un segundo frente con Siria: �No pongan a prueba nuestra firmeza�. �Israel responderá con toda su fuerza ante un ataque�, agregó su canciller David Levy. El canciller sirio Faruk al-Shara intentó aplicar paños fríos ayer mismo: �No esperamos la guerra, ni queremos la guerra. Hablar de conflicto es equivocado porque estamos hablando de paz�, dijo en la capital libanesa de Beirut. La clave de la crisis está en el hecho de que a Siria no le agrada para nada la idea de una retirada unilateral. Damasco desea que el repliegue se efectúe en el marco de un acuerdo de paz general, que resuelva antes que nada la disputa de las Alturas del Golán, ocupadas por Israel en 1967. Al retirarse, Israel le estaría quitando una importante baza de negociación. Y eso tiene un precio. Si no hay un tratado, Siria no tendría ningún motivo para impedir eventuales ataques terroristas al norte de Israel, la causa original de la invasión israelí de 1982. Por ahora, el gobierno israelí deposita sus esperanzas en que la Fuerza de Interposición de la ONU para el Líbano (FINUL) actúe como barrera en la �zona de seguridad� luego de la retirada. Pero el ministro de Defensa libanés Zaitar planteó otra posibilidad. �El gobierno libanés podría pedir al Ejército sirio, ya presente en la mayor parte del territorio libanés, que se despliegue junto al Ejército libanés en las regiones en las que ingresará en caso de retirada israelí�, declaró en un discurso difundido el sábado. Los sirios actuarían así de garante contra una posible segunda invasión desde Israel, motivada quizá por ataques terroristas contra el norte del país. La reacción israelí no tardó en llegar. Y fue unánime. �Un despliegue sirio en el sur del Líbano sería inaceptable, ya que crearía un nuevo frente, lo que significaría que cualquier incidente fronterizo traería a soldados israelíes y sirios frente a frente�, advirtió el ministro de Telecomunicaciones, el general (R) Binyamin Ben Eliezer. �Israel no autorizará un despliegue que ponga en peligro su seguridad�, enfatizaron por su parte portavoces del Ejército. El ministro de Seguridad Interior, Shlomo Ben Ami, estimó que Zaitar temía �la reacción del Ejército israelí en caso de que se ataquen localidades en el norte de Israel�. Ante este embate Líbano dio marcha atrás. �Zayter no hizo más que expresar un punto de vista personal�, explicó un alto funcionario libanés. El mismo Zayter aseveró que había sido �malinterpretado�. El canciller sirio Al-Shara aprovechó ayer una visita a Beirut para distanciarse de la posibilidad de un despliegue de sus tropas en el sur del Líbano. Pero también aseguró a sus anfitriones que �las posturas hacia medidas unilaterales israelíes serán considerada a su debido tiempo�.
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