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Ya hay un De la Rúa metido a full en la campaña de Aníbal Ibarra

Es Antonio, el hijo del Presidente, que fue quien lo propuso. Antonio aporta su experiencia de la campaña del �99 y lavinculación con Dick Morris. Su relación con Ibarra y la dirigencia frepasista.


Por Santiago Rodríguez
t.gif (862 bytes) Antonio de la Rúa es �depende de quién lo mire y según sea su concepción acerca de lo que es una campaña electoral� �el verdadero jefe� del equipo que está detrás de la candidatura de Aníbal Ibarra a la Jefatura de Gobierno porteño. Los radicales que lo rodean no tienen dudas y aseguran que �hoy las elecciones se ganan en televisión�. En el estrecho círculo de frepasistas que acompañan al candidato, las opiniones están divididas entre los que adhieren a esa suerte de fundamentalismo mediático y los que sostienen que eso no es suficiente para garantizar el éxito electoral. En lo que todos coinciden es en que Ibarra �discute todo y no se deja imponer las cosas�.
El ingreso de Antonio a la campaña porteña y el equipo de imagen con el que apuntaló la carrera de su padre a la presidencia es anterior al lanzamiento de Cecilia Felgueras como candidata. �Todo lo que suma, bienvenido sea�, era el latiguillo al que recurrían en los primeros tiempos en el entorno de Ibarra para no admitir que, en realidad, lo de Antonio había sido un ofrecimiento de Fernando de la Rúa que no se pudo rehusar. Contra lo que se podía suponer en un principio, la sintonía entre ambos no es mala.
Antonio es todo en esta campaña para los profesan los postulados que el norteamericano Dick Morris �a quien el hijo del Presidente ya juntó personalmente con Ibarra� repite cual si fuera su religión: que la televisión es el ring en el que se pelean los votos. Para dar esa batalla es que Antonio cuenta con el equipo en el que sobresalen los publicistas Ramiro Agulla y Carlos Souto y al que aporta como asesor el también publicista David Ratto. �Mirá, Cecilia visitó los otros días un geriátrico y un par de hogares de chicos y eso no salió en ningún lado. Lo que no aparece en los medios no existe�, razonó ante Página/12 uno de los pragmáticos radicales puestos a manejar la campaña de Felgueras.
Entre los frepasistas que conviven en el búnker de campaña de Rivadavia 611 hay quienes adhieren a la línea �Morris� y mantienen un diálogo más que fluido con el hijo del Presidente, a tal punto que lo tratan de �Tony�. Otros, en cambio, aclaran que hay ámbitos en los cuales Antonio no tiene el menor manejo. �Hay dos áreas en las que se resuelven asuntos diferentes. La agenda de Aníbal se decide acá y también cuándo, cómo y en qué medio aparece�, sostienen los que están convencidos de que el éxito de un candidato depende también de cuestiones como los actos o el trabajo territorial de la fuerza a la cual pertenecen.
Esa disparidad de criterios se hizo evidente tras la aparición del último spot de Ibarra. Para aquellos que no creen en la televisión como la única arma para seducir al electorado, la referencia del candidato al miedo de sus hijos lo ubicó en el límite de la ruptura con su tradicional discurso garantista. La denuncia de la cavallista Marta Oyhanarte acerca de que Ibarra mentía al decir en el mismo aviso que había encarcelado a los secuestradores de Sivak les dio otro argumento a su favor. Desde la otra vereda aplacaron cualquier cuestionamiento con los resultados de un testeo, que demostró la eficacia del spot entre el común de los porteños.
�Ibarra discute todo y participa en cada una de las decisiones�, coinciden, eso sí, unos y otros. �No es para nada un candidato al que se le puedan imponer las cosas�, reconoció un radical que suele discutir con el ex fiscal. Como prueba de la firmeza con que se planta ante el hijo del Presidente, los frepasistas exhiben el hecho de que Ibarra haya parado más de una vez la grabación del primer spot para cambiar el libreto.
La filmación de ese spot y toda la estrategia de comunicación se decide en una mesa a la cual se sientan Ibarra; Verónica Torras, la frepasista encargada de fijar la línea de su discurso; Antonio; Felgueras y Agulla. A veces, también se suman el segundo de Felgueras en el MinisterioDesarrollo Social, Daniel Siciliano, y el subsecretario de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior, Lautaro García.
Otros trazos políticos y el día a día se resuelven en el equipo de campaña. El jefe allí es Marcelo Vensentini, cuya tarea se decidió apuntalar con otros dirigentes de peso dada la imperiosa necesidad de la Alianza de ganar la elección porteña. Así, en los últimos días Ariel Schiffrin se hizo cargo de la agenda política de Ibarra y del área operativa; Raúl Fernández del manejo político y territorial, y Abel Fatala sirve de nexo con el gobierno porteño, además de oficiar de nexo entre la campaña y el vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez.

 

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