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El paquete compite, pero con la restricción fiscal

El plan procompetitivo no interesó mucho a los economistas, que lo ven muy constreñido por la marcha de la recaudación y las duras metas con el FMI.

Débora Giorgi, secretaria de Industria.
El plancito pondrá a prueba la capacidad de fiscalización.


Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) �Perdón, no tuve tiempo de analizarlo. Estuve muy ocupado. ¿Podría llamarme mañana?� Varios de los economistas que Página/12 intentó consultar ayer sobre el llamado �plan procompetitivo� habían dado por descontada la poca importancia del paquete, creyendo poco productivo desmenuzarlo. Por lo demás, la demora en anunciar el modesto paquete de medidas de estímulo a la inversión y a las exportaciones, conocido anteayer, determinó que finalmente fuera lanzado a comienzos del segundo trimestre ya en curso, un tramo del año que en términos fiscales se le presenta más que peliagudo al equipo de José Luis Machinea. 
El acuerdo suscripto con el Fondo Monetario admitía, para el lapso enero-marzo, un déficit presupuestario de más de 700 millones de pesos mensuales, pero entre abril y junio el desbalance debe bajar drásticamente a unos 150 millones. Los economistas de la Alianza creían que, a esta altura, la reactivación estaría en plena marcha, y se dejaron ganar por el optimismo. Pero fue un error. Como para no dejar dudas sobre la restricción fiscal que le cortó las alas al plan, éste fue difundido el mismo día en que se daba a conocer la caída de la recaudación tributaria en marzo.
Que Machinea haya apelado al argumento de la deflación para explicar tanto la merma en los recursos impositivos como en las ventas en supermercados refleja una encrucijada fiscal más compleja. Con precios en baja, el Estado recauda menos por el peso decisivo de los impuestos al consumo en la estructura tributaria, pero los costos del sector público no bajan con igual facilidad: sueldos y jubilaciones permanecen constantes, y los intereses de la deuda externa no caen en lo inmediato, y por el contrario pueden subir en el mediano plazo por la creciente proporción de crédito voluntario dentro del total de endeudamiento.
Entonces, aunque sorprenda, hoy no le disgustaría a Economía un poco de inflación, que le permitiría mejorar la relación entre gasto y recaudación. Sin embargo, es difícil esperar que los índices de precios se entonen si la economía no se reactiva. De hecho, aunque hace ya rato que se revirtió la caída de precios en el mundo, que fue notoria entre 1997 y 1999, la prolongada recesión argentina está provocando una reducción en los márgenes de comercialización para conservar mercado. Sobre este panorama, el paquete impositivo indujo expectativas pesimistas entre los consumidores y terminó conspirando contra el cierre de las cuentas fiscales.
En lo esencial, el plancito anunciado por Machinea y Débora Giorgi intenta mejorar, a través de medidas fiscales y financieras �que también tienen costo fiscal� el tipo de cambio efectivo. En este aspecto, la llamativa debilidad del euro frente al dólar vino empeorando la competitividad argentina, aunque otras monedas, como el yen, el won y particularmente el real, repuntaron contra el dólar. Con un Brasil que reacciona mientras en su mercado baja el dólar, y mejores precios mundiales para las commodities, pocos dudan de un rebote de alrededor del 15 por ciento en las exportaciones argentinas este año 2000. Podrá discutirse luego si el aumento hubiese sido menor sin este paquete, pero mientras las ventas al exterior suban, nadie podrá demostrar que fracasó.
Como primera puesta en práctica de las prometidas políticas activas, las medidas anunciadas pondrán a prueba la capacidad de fiscalización por parte de los organismos estatales para evitar que los estímulos se desvirtúen. El paquete está lleno de matices y distinciones �como en el caso de la importación de conjuntos de bienes de capital a arancel cero, o la devolución automática de los derechos de importación por insumos incorporados a bienes exportados�, que pueden aplicarse como pensaron Economía e Industria, o causarle fuertes perjuicios al fisco y a las industrias instaladas.


Deflación en marzo

El índice de precios al consumidor registró en marzo una caída del 0,5 por ciento, acentuando el proceso deflacionario que se registra desde principios de 1999. En los últimos doce meses, el costo de vida descendió 1,1 por ciento. Esta vez, la baja estuvo influenciada por una disminución del 7,1 por ciento en el rubro �esparcimiento�, dentro del cual se destacó un merma del 13,9 en el área �turismo�. También hubo una merma importante en el rubro �educación�, del 0,9 por ciento. En cambio, �indumentaria� subió 0,9 y �alimentos y bebidas�, 0,6. �Por primera vez en el índice de precios se observa un alza en el valor de los bienes contra una merma en el sector servicios�, indicó el subsecretario de Programación Económica, Osvaldo Kacef, lo cual consideró como un signo que muestra una leve salida de la recesión. En tanto, el índice de precios mayoristas subió 0,5 por ciento.

 

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