Por Eduardo Fabregat
Desde Antártida Argentina
León Gieco hizo todas las que todos conocen. La gente lo acompañó. Las cámaras no se perdieron detalle. Pero hubo algo absolutamente extraordinario en el recital que anoche cerró el ciclo �Argentina en vivo�: fue en la mítica Base Antártica Vicecomodoro Marambio, con una temperatura exterior de... 40 grados bajo cero. Cómo la televisación de ATC no pudo transmitir el frío, ésa es una historia que contará, acaso por año, el puñado de valientes que llegó hasta aquí para participar de una ceremonia que era histórica de hecho: el primer recital de la historia en el sur del sur de todo. Hasta llegar al momento de los bises, hubo una larga y fría historia, iniciada 48 horas antes.
�Esta es una costumbre que permanece desde hace treinta años, y por lo tanto es un honor para el elegido. Como en este caso los visitantes son demasiados, e incluso superan a la dotación de la base, vamos a tener que hacer el bautismo de nieve con un solo invitado.� Antes de que el jefe de la Base Antártica, vicecomodoro Fernando Klix, terminara sus palabras, ya todos los ocupantes del salón comedor sabían quién iba a ser el elegido. �Maestro...�, pidió humildemente el militar, y León Gieco se levantó entre aplausos. Inmediatamente fue llevado en andas y a un cuarto con salida al exterior, cercano a la cocina, donde recibió un generoso baldazo de nieve. Claro que, cuando después se realizó el mismo rito con un nuevo integrante de la dotación militar y pudo apreciarse el carnaval de nieve que significa el bautismo antártico, quedó claro que el músico había recibido un tratamiento por demás respetuoso.
La escena fue una de las tantas muestras de buen ánimo que rodearon el cierre del ciclo �Argentina en Vivo� en medio del inmenso desierto blanco al sur del paralelo 60. La comitiva llegó aquí luego de un demoledor viaje de nueve horas en un Hércules de la Fuerza Aérea, que tuvo no pocos momentos graciosos. Ver a Gieco, organizadores y gente de prensa viajando como soldados disparó más de una broma, pero todo símil quedó desvirtuado cuando, después de una escala técnica en Río Gallegos, el personal del avión distribuyó los trajes aislantes de la base. Luchando contra unos armatostes naranja que parecían tener vida propia, todos los foráneos dejaron claro que eran cualquier cosa menos soldados. Todo ello, sin embargo, quedó en el plano de la anécdota menor cuando finalmente se avistó la isla Marambio. O, como dijo el mismo Gieco a Página/12 ayer poco antes de una prueba de sonido: �Desde arriba me preguntaba dónde íbamos a comer, dormir, se veían dos o tres casitas rojas..., pero cuando entrás te das cuenta de que es todo un mundo, con salón de juegos, dormitorios, comedor, salón de conferencias, escenarios, lugares donde conectar los equipos�.
La base Marambio es un mundo. La XXXI Dotación se compone de 36 hombres que llevan adelante una vida de trabajo riguroso, pero los adelantos tecnológicos hacen que la conquista de la Antártida no signifique lo mismo que hace 25 años. Y es posible salir a dar un paseo matinal con una sensación térmica de 42 grados bajo cero sin que eso implique exponer la vida. En la base es posible llamar a la Capital desde un teléfono público con sólo 25 centavos, e internet hace el resto. El único detalle imbatible es el clima, que cuando desencadena tormentas deja a Marambio como una especie de oasis perdido en el medio del blanco interminable. Ayer, la delegación que llegó de Buenos Aires consideraba que había tormenta, y los hombres curtidos en los rigores antárticos se reían: es que soplaban vientos de �sólo� 80 kilómetros por hora, es decir, poca cosa para ellos. Y lo único que produce real incomodidad en la dotación es la imposibilidad de recibir las visitas de sus familiares, lo que hace al invierno excepcionalmente largo.
En este congelado pedazo de territorio argentino, además, se produce un curioso efecto que nada tiene que ver con la nieve; sólo las señales derango recuerdan que la población es militar. La constitución del grupo humano diluye la pesada mochila que cargan desde los �70 los uniformados en Argentina, e incluso ofrece una paradoja sumamente atractiva. �Este no es sólo un lugar original por la geografía y las cosas que se estudian. En este lugar no hay armas, el dinero no existe y nadie usa llaves�, definió Gieco, quien fue recibido con mucha calidez, y lo mejor de todo, conocimiento de su obra. �Todos me conocen, conocen mis canciones. Eso quiere decir que no se han negado a lo que yo significo. Yo hago canción social y soy un representante de los derechos humanos. Y clavo esa bandera en el lugar donde estoy. Creo en la vida, no en la muerte, y por eso no creo en esos tipos que mataron a 30 mil personas. En Argentina existió durante mucho tiempo el vicio de pagar impuestos para que te vengan a reprimir. Los tiempos, por suerte, han cambiado.�
Los tiempos sí han cambiado. A la noche, toda la dotación está expectante en el salón comedor, frente al pequeño escenario especialmente iluminado para la transmisión televisiva. Todos esperan a León Gieco, quieren escuchar sus canciones, no encuentran mayor contradicción en disfrutar del arte de �Hombres de hierro�. Al llegar y descubrir dos guitarras y un bombo, León se enteró de que la base cuenta con su propio grupo folklórico, Yacansan, uno de cuyos integrantes es el mismísimo vicecomodoro Klix. Y, fiel a la costumbre de �Argentina en Vivo� de presentar grupos soporte locales, se esforzó en convencerlos de tocar para alguien más que los integrantes de la dotación. El grupo ofició de introducción para una primera parte en la que León desempolvó viejos clásicos (�Maturana�, que Gieco dedicó a Cuchi Leguizamón, �que también está en la Antártida�, aclaró el músico, �A Don Sixto Palavecino�, �Soy un pobre agujero�, �La historia está�, �Quien ama sufre� --donde nombró a Leda Valladares-- y �La Francisca�), con la idea de que el disco en vivo en la Antártida tenga material diferente al que editará en mayo con su grupo y al que está editando Víctor Heredia. Fue particularmente conmovedora su versión a capella de �Cinco siglos igual�, y muchos de los presentes se emocionaron con canciones que demostraban conocer al dedillo, sobre todo cuando, en la segunda parte, sonaron títulos como �Carito�, �Cachito campeón de Corrientes�, �La colina de la vida� y, sobre el final �Sólo le pido a Dios� (que aquí encuentró una resonancia especial) y �El señor Durito y yo�.
Todo en este último viaje del �Argentina en Vivo� 2000, en rigor, tuvo el sabor de una oportunidad única, de algo que será recordado por todos los participantes. Por Gieco, que con esta movida al sur extremo completa su derrotero artístico por todas las provincias de la República. Por la gente de la base, y por aquellos que viajaron para la ocasión, poniendo en pie aquello que ninguna agencia de turismo puede proporcionar. La Antártida. Todo lo que se diga, todo lo que se escriba, será muy poco frente a lo que realmente significa. Gieco ahora también le cantó a ella, y la emoción que puede producir una canción quizá sea el mejor resumen de esta inolvidable aventura antártica.
Un sueño cumplido
Está claro que para Gieco el show en la Antártida significa llevar el concepto de De Ushuauaia a La Quiaca a su última expresión. Incluso aquí le sucedió lo que en tantos lugares del interior, sólo que en condiciones aún más sorprendentes: poco después de llegar, en una recorrida con los trajes térmicos que sólo dejan ver los ojos, uno de los integrantes de la dotación lo vio entre un grupo de personas y le dijo: �Vos sos Gieco... maestro�. Pero Gieco no era el único que en Marambio estaba más que satisfecho. Alejandro Gómez y Pity Iñurrigarro, organizador de �Argentina en Vivo� y manager de Gieco respectivamente, se mostraban más que conformes por �un sueño realizado�. �Muchas veces se estuvo a punto de, pero siempre algo sucedía y no se daba�, puntualizó Pity a este diario. Como aporte, León donó su cachet a la producción, para facilitar cuestiones como el transporte, para lo cual se debió fletar especialmente un Hércules fuera de los vuelos regulares desde el continente. |
DARIO LOPERFIDO TRAZA UN BALANCE DEL CICLO DE SHOWS
�Ya no existen más los lugares imposibles�
Para el secretario de Cultura y Comunicación de la Nación, Darío Lopérfido, el show de León Gieco en la Antártida, en el cierre del ciclo Argentina en vivo tuvo �un alto valor simbólico, entre otras cosas porque coincide con que se cumplen 30 años de la existencia de la base Marambio, pero fundamentalmente porque fue cumplir con una máxima de nuestra gestión, que es decir que mientras haya un argentino en cualquier lugar del país, por lejos que esté, a él debe llegar el brazo de la gestión cultural del Estado�. En declaraciones a Página/12, Lopérfido remarcó anoche que no deja de sorprenderse por la amplificación de un hecho semejante de parte de los medios masivos de comunicación. �No había muchos antecedentes de una transmisión así, en donde al mismo tiempo que se está haciendo el concierto, se lo pueda ver por televisión, escuchar por radio o, desde cualquier parte del mundo, vivirlo por Internet. Creo que el nivel tecnológico de los medios puede tener un buen uso para esto: las 35 personas de la dotación de la base son argentinos que merecen una oferta cultural, pero también hubo otros millones de personas que pudieron acceder a lo mismo. Está claro que ya no hay más lugares posibles e imposibles para la cultura. Eso lo que queríamos mostrar y creo que lo conseguimos.� El balance de Lopérfido continuó así:
u �Obviamente cuando se hace una cosa así y sale todo bien, es una satisfacción. Pero con un valor adicional, que es el concepto federal con que encaramos la realización de estos recitales. Al mes de haber asumido, ya estábamos en marcha con esto y el desafío era grande: poder organizar recitales con grandes artistas populares como Charly García, Fito Páez, La Mona Jiménez, León Gieco, Mercedes Sosa, Julio Bocca y otros tantos. Así pudimos explicitar un concepto de política cultural netamente federalista. Hasta ahora, los últimos espectáculos que había organizado la Secretaría de Cultura de la Nación habían sido todos en Buenos Aires.�
u �También se demuestra que la mano del Estado puede llegar a lugares en los que está claro que no se soluciona la vida de la gente, pero sí que todos pueden acceder a la misma oferta. Redoblamos la apuesta y paralelamente se produjo un renacer de ATC, para que sea integral, que no sólo se haya hecho en todo el país sino que además fuera televisado a todo el país. Para nuestra gestión es muy importante que cultura y comunicación vayan juntos, porque juntos deben ser la herramienta idónea a la hora de la distribución de la producción cultural de un país.�
u �Lo de Charly García en Mendoza creo que debe ser visto en dos planos. El show fue impecable, uno de los mejores del ciclo, con el estadio a full y Charly divino. Ese es un capítulo. Después lo demás, sucedió cinco horas después. El jura y perjura que no hizo nada, en todo caso el juez está investigando. Sólo me asusté cuando se tiró a la pileta. Pero él me tranquilizó. Me dijo: �No te asustes, porque yo me sé tirar así...��
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