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LOS NOMADES DE LA POLITICA ARGENTINA 
El libro de pases

Bien vistos, saben cambiar y se pasan de partido según sus nuevas convicciones. Mal vistos, son �oportunistas�, �veletas� o hasta �traidores�. La historia de los que cambiaron de camiseta.


Por Romina Calderaro

t.gif (862 bytes) Para algunos, son �oportunistas�. Otros los llaman �traidores�. Ellos, afectando indiferencia a las críticas, hablan de la necesidad de entender �las nuevas prácticas políticas�, las �virtudes� de las alianzas, la �transversalidad� de los partidos. Alguno hasta se jugó con eso de �reinterpretar las ideologías�. Lo cierto es que un día decidieron cambiar de partido �algunos más de una vez� y les llovieron los palos. Ellos juran que la decisión fue dolorosa, pero necesaria. �Nos es que yo haya sacado los pies del plato, es que el plato se corrió�, define Jorge Telerman, actual dirigente de la Alianza, previas escalas en el menemismo, el duhaldismo y el belizismo. Gustavo Beliz, Pacho O�Donnell, José Octavio Bordón, Marta Oyhanarte, Patricia Bullrich y Dante Caputo son otros casos paradigmáticos de �desertores�. A continuación, sus historias y reflexiones después del gran salto.
�Hay una nueva forma de hacer política que está más allá de las izquierdas y las derechas, enfocada a la calidad de persona�, sostiene Marta Oyhanarte, que renunció a la UCR el año pasado. �El partido está enfermo�, decía la carta que le entregó a Fernando de la Rúa. Ella jura que el proceso fue �muy doloroso�, pero ya está primera en la lista de legisladores porteños de Encuentro por la Ciudad, la alianza que Domingo Cavallo integra con Beliz �No creo que hayan muerto las ideologías, pero hay que reinterpretarlas�, opina la candidata. 
La lista que integra Oyhanarte es una curiosa mezcla de belizistasperonistas �como la ex duhaldista María Laura Leguizamón�, peronistas del Peronismo que Suma �aliados a Cavallo� y �cavallistas puros�. La extraña convivencia es el resultado de las relaciones carnales que mantuvieron los candidatos en los últimos años. En 1993, el ex ministro del Interior de Carlos Menem dejó el gobierno denunciando que estaba parado �en medio de un nido de víboras�. Cavallo dio su portazo en 1996. Ambos fundaron sus propios partidos, se aliaron, se pelearon al punto que Beliz acusó a Cavallo de ser capaz de �vender a su madre por un poco de poder� y se volvieron a juntar para estar unidos antes que dominados por el candidato de la Alianza, Aníbal Ibarra.
El sociólogo Ricardo Sidicaro cree que los cambios de partido son tan frecuentes �porque las identidades políticas actuales son débiles y crean poco compromiso�. Sidicaro apunta que no es fácil pasarse de la extrema izquierda a la extrema derecha, pero que �el espectro de �centro razonable� se ha vuelto tan amplio que los sujetos se mueven con facilidad�. Patricia Bullrich, actual secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios de la Alianza, conoce el paño: dejó el menemismo junto con Beliz y Jorge Argüello, formó con este último Unión por Todos, gambeteó una oferta del cavallismo, trabajó con León Arslanian y terminó en el actual gobierno. �En el menemismo yo me sentía una cristiana que no estaba de acuerdo con la Inquisición�, explica Bullrich. Quien se sigue reconociendo �de formación peronista�.
Otra adquisición de la Alianza es Jorge Telerman, ex embajador en Cuba durante el gobierno de Carlos Menem. Que fue militante comunista, vocero de Antonio Cafiero, candidato de Eduardo Duhalde y, última posta, hombre de Beliz. Como Bullrich, Telerman jura que sigue peronista. �Siempre estuve en el PJ. Para el 24 de octubre del �99 conformé una lista por afuera del PJ Capital porque no nos sentíamos representados. Luego creí que esa renovación podía hacerla Beliz, pero me corrí cuando percibí que no iba para ese lado�, dice. Como prueba de su falta de ambición, advierte que no está en la lista de legisladores porteños de la Alianza y destaca que es �prematuro� hablar de un cargo en el eventual gobierno de Aníbal Ibarra.
El consultor Rosendo Fraga recuerda que �el cambio de partido no es un fenómeno nuevo en la política argentina�. El surgimiento del radicalismo a fines del siglo XIX se hizo sobre la base de dirigentes del mitrismo y elautonomismo, y el peronismo se inició �como una confluencia de socialistas, nacionalistas, radicales y ex conservadores�. Fraga aclara que no cuestiona los pases de partido: �En política, lo importante es el resultado. Si un candidato tiene éxito electoral, pasa a un segundo plano si se pasó o no de partido�.
Un precursor, Pacho O�Donnell, cree que �a veces, hay que cambiar para seguir siendo uno mismo�. O�Donnell fue radical hasta que, seducido por Carlos Menem �de quien luego fue secretario de Cultura� se pasó al peronismo. �Fue una sincera y durísima decisión. También la tuvo que tomar Chacho Alvarez cuando pasó del peronismo al Frepaso�, compara O�Donnell. El actual vicepresidente de la Nación, peronista de siempre, se rebeló en 1990 contra el menemismo y fue conformando primero siglas propias, más disidentes que otra cosa, hasta que en 1994 pasó al Frepaso. Junto con José Octavio Bordón, fue candidato en 1995 al mismo puesto que hoy ocupa. Bordón, ya se sabe, pasó también del peronismo al Frepaso, que abandonó en febrero de 1996 después de haber conseguido cinco millones de votos en la elección presidencial. Y volvió al PJ. Carlos �Chacho� Alvarez suele decir en la intimidad que Bordón cometió entonces �el error de su vida�, una opinión común en la clase política argentina... y entre muchos de sus votantes. El vicepresidente suele comentar que si �el Pilo� se hubiera quedado en el Frepaso, hubiera tenido grandes posibilidades de convertirse en el candidato de la Alianza y de ganar después el puesto que hoy ocupa Fernando de la Rúa. 
El caso de Dante Caputo, actual secretario de Ciencia y Técnica de la Alianza, es especial: es el único de nuestros �transmutados� al que se declaró oficialmente reo de traición. Expulsado de la UCR en mayo de 1995, el Comité Central del partido lo declaró �aleve� a la causa. �Aleve� es un vocablo jurídico en desuso que significa, justamente, �hacer traición�. �Caputo presta servicios a la fórmula Bordón-Alvarez, claramente enfrentada a la UCR�, argumentaron los miembros del Comité. Ya en el Frepaso, Caputo fundó su propia línea, Nuevo Espacio. Cosas de la vida, volvió a trabajar codo a codo con la UCR, su viejo partido del que había dicho: �Se ha vuelto autista: se desgrana luchando por cargos la mayoría de las veces inexistentes�. 


Jorge Telerman
Juvenil militante comunista, fue vocero del gobernador Cafiero, embajador en Cuba de Carlos Saúl Menem, candidato de Eduardo Duhalde y hombre de Beliz. Ahora se sumó a la Alianza, donde celebraron su pase, aunque no es candidato.
Marta Oyhanarte
Entró en la política por la fundación Poder Ciudadano. Llegó a la UCR de la mano de Enrique Olivera. En 1999 renunció y ahora es cavallista. Está primera en la lista de candidatos a legisladores de Encuentro por la Ciudad.
Patricia Bullrich
Joven de la JP, fue menemista, fundó su propio partido, trabajó con León Arslanian cuando era ministro de Eduardo Duhalde, gambeteó una oferta del cavallismo y ahora es funcionaria de la Alianza UCR-Frepaso. 
Pacho O�Donnell
Fue secretario de Cultura de Raúl Alfonsín. Pasó al peronismo y ocupó el mismo cargo en el gobierno de Carlos Menem. Es primer candidato a legislador porteño del PJ Capital, la lista de Raúl Granillo Ocampo.
Jose Octavio Bordon
Fue militante del PJ. Dejó el partido en 1994 y se pasó al Frepaso. En 1995 le ganó una interna a Chacho Alvarez y fue candidato a presidente. Aunque salió segundo, decidió volver al PJ.
Juan Jose Llach
Empezó en la democracia cristiana. En los 70 se unió a la JP, en los 90 fue secretario de Programación Económica y número dos de Cavallo. En el 2000 es ministro de Educación de la Alianza.

 

 

¿CHANTADA O MODERNIDAD? DOS REFLEXIONES

Por Enrique Zuleta Puceiro.
Un jubileo político

La pregunta por las causas y proyecciones del trasvase partidario de un grupo de dirigentes del justicialismo capitalino corre el riesgo de desenfocar el núcleo del problema. La pregunta realmente importante correcta será más bien la opuesta: ¿cómo explicar que el fenómeno de realineamiento partidario no haya todavía alcanzado la magnitud y proyecciones que la crisis de la política tradicional permitía esperar?
El fenómeno no es nuevo ni exclusivo de la Argentina. Tiene que ver con cambios profundos en los modos de producción de la política y con la profunda metamorfosis sufrida por los propios partidos. Escribe bien Joseph Ramoneda en su estupendo ensayo Después de la pasión política (Madrid, 1999) que �el siglo de la política terminó en 1989�. Despojada de utopías, promesas salvacionales e ingredientes pasionales, la política pierde nervio y vocación. Se mimetiza en el nuevo paisaje de las sociedades mediáticas y sus técnicas se reducen a una suma de ejercicios de adaptación estratégica y táctica a escenarios inciertos y cambiantes. El compromiso se desdibuja porque el poder pasa a ser un fin en sí mismo. La militancia pierde espacios y oportunidades. La acción política pasa a ser una profesión difícil y exigente, sólo accesible a quienes cuenten con los medios y las dosis de ambigüedad moral indispensables para hacerlo.
En el caso argentino el fenómeno se circunscribe por ahora al peronismo. La crisis final del menemismo ha abierto una suerte de jubileo general. ¿Por qué reprochar a Telerman, Argüello, Iribarne o Bullrich que sigan el camino de legítima autorrealización personal antes abrazado por Chacho Alvarez, Juan Pablo Cafiero, Gustavo Beliz, Domingo Cavallo y tantos otros? En las provincias, el fenómeno no sorprende a nadie porque, al menos desde los años 60, las diversas camadas de dirigentes renovadores fueron emigrando del reducto cada vez más enrarecido y corrupto de las oligarquías caciquiles enquistadas en el poder desde la época del primer peronismo.
Desde este punto de vista, el supuesto �transfuguismo� debe ser visto más bien como un síntoma de salud del sistema político. La que ha cambiado �y a una velocidad vertiginosa� son los valores, preferencias y coordenadas ideológicas de la propia sociedad. Las dirigencias tradicionales �partidarias y sindicales� persisten en ignorar esta realidad y pugnan por retener el control de maquinarias vacías, difícilmente adaptables a las nuevas demandas y necesidades de una ciudadanía que premia actitudes de flexibilidad, autocrítica y realismo, aunque sin dejar de castigar en cada caso la incoherencia personal, el cinismo y la falta de sentido del ridículo de algunos audaces practicantes del nuevo culto colectivo.
Lo más probable es que el fenómeno de realineamiento partidario prospere. Las reformas electorales en ciernes �apertura de listas, sistemas �mixtos�, voto de preferencia, internas abiertas� estimularán este proceso, ampliamente generalizado en países como España, Italia o Francia. Su impacto sobre los partidos será positivo. Los depurará de falsas ortodoxias, incentivará la competencia y destrozará la �ley de hierro� de las oligarquías partidarias.

Por Luis Alberto Quevedo*.
Saltar el charco

Nadie está seguro de que hayamos entrado en el siglo XXI, pero podemos estar seguros de que abandonamos el XX. Sin embargo, este limbo en el que vivimos tiene algunas seguridades: la política actual nada tiene que ver con la democracia de partidos que conocimos en los últimos 100 años. La nueva política se caracteriza por el desapego a las ideologías y los principios, por la preeminencia de la imagen sobre los programas y por la aparición de candidatos que surgen de la televisión, el deporte o las ONGs más que por su trayectoria y liderazgo en los partidos políticos.
El que inauguró los saltos en los años noventa fue el Grupo de los Ocho, liderados por Germán Abdala y Chacho Alvarez, que se fueron del peronismo al peronismo. Y luego, muy lentamente, formaron una organización política alternativa al menemismo, pero que rescataba los valores que habían guiado al movimiento durante algunas décadas. Se fueron para ser fieles a sus principios y convicciones y por eso fueron los últimos hombres románticos del siglo XX.
El caso de María Julia Alsogaray se ubica casi en el otro extremo. Siendo una mujer exitosa en el campo del liberalismo argentino de los ochenta, su salto al menemismo fue pragmático, ambicioso, desencarnado y con un ingrediente de negocios que hoy se ventila en la Justicia. Muy diferente fue el salto patético de Adelina de Viola (la otra mujer estrella de la UCeDé en aquellos tiempos), que saltó del liberalismo al peronismo, previo aprendizaje de la marcha peronista, que a todos los liberales les sigue costando digerir. La lista es enorme y sus variantes también, y además de los que se fueron, están los que se deberían ir, como Granillo Ocampo, que debería finalmente saltar del peronismo de la Capital a un partido conservador de La Rioja, de donde nunca debió partir.
Lo que es seguro es que antes se rompía �por derecha� o �por izquierda� y ahora se rompe por interés personal, por acuerdos económicos, por un mejor puesto en la lista de legisladores de la ciudad, o simplemente por encontrar un lugar bajo el sol.
Carlos Menem no inventó el fin de la política moderna, pero colaboró fuertemente al deterioro de la fidelidad a los principios y al valor de la palabra política en nuestro país. Por eso resultó patético cuando el 17 de octubre de 1998, Menem intentó reponer el principio de Lealtad, para convencer a sus propios hombres de que dejaran de saltar de grupo en grupo y de partido en partido y que lo acompañaran en sus delirios de rereelección.
Justamente Menem, que saltó de caudillo del siglo XIX a político liberal, de heredero de Perón a admirador del almirante Rojas, del Islam al catolicismo, de Zulema al harén, de presidente de la Nación a hombre de negocios, de aliado incondicional de EE.UU. a protector de sospechados traficantes y terroristas del mundo árabe... y así sucesivamente. Entonces, luego de estos 10 últimos años de saltos mayúsculos y de profundas deslealtades que aún no terminamos de digerir, ¿qué puede sorprendernos algún que otro saltito de Marta Oyhanarte, Néstor Vicente o Pacho O�Donnell?

* Sociólogo, profesor-investigador de la UBA y Flacso.

 

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