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ESTALLO UN CORDOBAZO BOLIVIANO CON EPICENTRO EN COCHABAMBA
Siete días de revolución permanente

Comenzó el lunes como un bloqueo de carreteras por los campesinos aymarás y quechuas, pero ayer se transformó en una insurrección en pleno contra Banzer. La policía se niega a reprimir y ya hay tres muertos.

Un grupo de policías amotinados del cuerpo de elite Grupo Especial de Seguridad monta guardia en La Paz.


Por Oscar Guisoni
Desde La Paz

t.gif (862 bytes) La ciudad de Cochabamba amaneció ayer por la mañana invadida por el ejército boliviano. A medida que pasaban las horas, la población se lanzó a las calles, construyendo barricadas y haciendo retroceder a las Fuerzas Armadas. El presidente Hugo Banzer dictó el estado de sitio a las 10 de la mañana del sábado, mientras el país se encuentra sacudido por protestas de todo tipo y en La Paz la policía se ha declarado en rebeldía, negándose a reprimir o a aplicar las medidas que implica el estado de excepción, en protesta por sus bajos salarios. Los principales dirigentes sindicales y políticos del país que apoyaron la protesta se encuentran detenidos y serán enviados a campos de confinamiento. Bolivia vive la situación social más conflictiva desde 1984, y ayer circulaba con fuerza el rumor de una renuncia inminente de Banzer ante el estado de descontrol.
Nada hacía suponer el lunes, cuando comenzaron las protestas de los campesinos indígenas en todo el país, que en Bolivia iba a desatarse un estado de violencia y protesta social que hasta anoche dejaba un saldo de tres muertos y al menos nueve heridos. Nucleados en la poderosa Central Sindical Unica de Trabajadores Campesinos Bolivianos (CSUTCB), dirigida por ex guerrillero Felipe Quiste, alias �el Malku� (el cóndor), los campesinos aymarás y quechuas bloquearon todas las carreteras del país, provocando el desabastecimiento y la incomunicación de todas las grandes ciudades. Vestidos con sus tradicionales trajes andinos, los habitantes del campo abandonaron sus pueblos perdidos en las montañas y se instalaron a vivir, los últimos cuatro días, en las rutas del país, reclamando la promulgación de una Ley de Reforma Agraria y el fin de la aplicación de las políticas económicas neoliberales del gobierno Banzer. Las Fuerzas Armadas reconocieron el miércoles que no contaban con los medios para impedir el bloqueo, ante la masividad de las protestas en todo el territorio.
Para complicar aún más las cosas, las mujeres de los policías nacionales comenzaron una huelga de hambre en la sede de la Central Obrera Boliviana (COB) en reclamo por los bajos salarios de sus maridos, impedidos de realizar medidas de protesta. Pero la protesta se disparó y algunos policías se incorporaron al paro.
Mientras tanto, en la ciudad de Cochabamba, la población se sumó a la revuelta nacional, decretando una huelga general en contra de un polémico megaproyecto de agua potable que les está costando a los cochabambinos las tarifas de agua más altas del país, y probablemente del mundo. Cien dólares mensuales promedio en concepto de pago por el servicio de agua en un país donde la mayoría de la población sobrevive con menos de 80 dólares mensuales es el principal motivo de la revuelta que estalló en la ciudad el martes. 
Pero el jueves, un rumor, proveniente del prefecto de la ciudad, Hugo Galindo, que afirmaba que el contrato con la empresa norteamericana Aguas del Tunari, que es la licenciataria del absurdo proyecto, sería rescindido, hizo que la población se lanzara a las calles, festejando una victoria que se volvió impotencia en horas de la madrugada, cuando se supo que el rumor era falso. El propio arzobispo de la ciudad, Tito Solari, solidarizado con los manifestantes, anunció desde el balcón de la municipalidad cochabambina que la fiesta podía comenzar porque el infierno del agua había acabado. A partir de ese momento, la ciudad se volcó a las calles en forma masiva, en lo que fueron las mayores manifestaciones callejeras de la historia de la villa andina.
Al despuntar la madrugada del sábado el gobierno negó que el contrato con la empresa yanqui fuera a ser rescindido y comenzaron a correr rumores de que se iba a declarar el estado de sitio. Los periodistas de losdiferentes medios de comunicación de la ciudad de La Paz montaron guardia toda la noche en la sede de la COB, donde se encontraban los huelguistas policiales, porque del Ministerio del Interior habían salido rumores de que la primera medida del estado de excepción iba a ser la intervención de la Central Obrera.
A las 4 de la madrugada, sin declarar formalmente el estado de sitio, el gobierno dio la orden al GES (Grupo Especial de Seguridad) de la Policía, de irrumpir en el local de la COB. Pero los efectivos del grupo boliviano más preparado para intervenir en conflictos sociales de gran intensidad se rebelaron y no quisieron �ir a reprimir a las mujeres de nuestros compañeros�. La situación estaba fuera de control.
Mientras tanto, en Cochabamba el ejército comenzaba a entrar en la noche a la ciudad. Pero el Comité Cívico, la entidad que agrupa a la población cochabambina y que viene manifestando violentamente contra el proyecto
Aguas del Tunari desde hace meses, había decidido mantenerse en estado de alerta y los habitantes no abandonaron las calles a pesar de la farra.
El día amaneció con la noticia de la declaración del estado de sitio, anunciado oficialmente a las 10. La irrupción de las Fuerzas Armadas en Cochabamba fue volviéndose cada vez más violenta. El ejército cortó la energía eléctrica de los barrios donde se encuentran los principales canales de televisión de la ciudad como un modo indirecto de censurar a la prensa (algo que no está contemplado legalmente en la declaración del estado de sitio) e intervino las radios que estaban difundiendo proclamas llamando a la población a salir a las calles. Los habitantes de la ciudad, mientras tanto, comenzaron a construir barricadas en las esquinas, obligando a las Fuerzas Armadas a emprender la retirada hacia la periferia.
A primeras horas de la tarde, los militares iniciaron la contraofensiva, disparando esta vez a mansalva contra los manifestantes, con un saldo de tres muertos y una cantidad indeterminada de heridos de bala. La medida, de todos modos, no fue suficiente y las FF.AA. no han podido todavía recuperar el control de la villa. La totalidad de los partidos políticos de la ciudad firmaron en horas de la tarde del sábado un comunicado pidiendo al gobierno que retire al ejército de la ciudad, rescinda el contrato con la empresa norteamericana y respete los derechos humanos. Reclamaron además la inmediata liberación de los dirigentes comunales detenidos en horas de la noche, solicitando calma a la población para evitar más derramamientos de sangre.
En La Paz, a pesar de que las calles amanecieron tranquilas, la rebelión del GES comenzó a sumar solidaridades. Otra división del mismo grupo especial de la policía se sumó en horas de la mañana al motín y a mediodía la totalidad de los departamentos policiales y de bomberos de la ciudad se declararon solidarios con la protesta nacional y opuestos a reprimir a la población bajo cualquier concepto. A media tarde los paceños comenzaron a abandonar las calles ante los rumores de que el ejército entraría a la capital del país para controlar la situación.
El ministro del Interior, Walter Guiteras, trató durante toda la jornada del sábado de bajarle los decibeles al conflicto con la policía paceña, prometiendo incluso un inminente aumento de salarios; mientras confirmó la detención de los dirigentes políticos y sindicales y su confinamiento en sitios alejados. �No soy partidario �dijo� de usar la fuerza.� Las calles de Cochabamba demuestran exactamente lo contrario.


Claves

  Los disturbios comenzaron el lunes. Su foco fue la ciudad de Cochabamba, donde la protesta era contra un aumento del precio del agua a 100 dólares mensuales. Otro disparador fue el alza del combustible.
  Rápidamente se cortaron muchas rutas del país. Hasta ayer las grandes ciudades estaban prácticamente aisladas. 
  El gobierno de Hugo Banzer respondió ayer declarando el estado de sitio. El ejército inició un operativo para restaurar las comunicaciones. Los militares también reprimieron en Cochabamba. Hasta el momento habría un total de tres muertos y al menos nueve heridos. Los arrestos ascenderían a 62.
  Pero el ejército parece ser el único elemento fiable con el que cuenta Banzer. Ayer varias unidades de policía se amotinaron por sus bajos salarios. Y la inacción policial ha caracterizado al �cochabambazo�. 

 

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