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Conocidas las proyecciones que
le daban provisionalmente la victoria, Toledo apareció brevemente ante la
prensa y sus primeras palabras fueron "este Perú nuestro sí es
posible", en un juego de palabras que aludía al nombre de su
agrupación política: Perú Posible. "La gente ha votado con fe y
esperanza", fue la frase con la que definió la jornada electoral,
que se inició bajo una pesada atmósfera de fraude y un clima cargado por
la tensión de lo que pudiera ocurrir si el temido fraude se confirmaba y
Fujimori resultaba triunfador en primera vuelta. "Sólo me falta un
punto y medio para ganar en primera vuelta", dijo, aludiendo al
sondeo que le daba un 48,5 por ciento. "Si es así --agregó
enseguida--, no quiero ser triunfalista, les extenderé la mano a todos
los peruanos, repito, a todos los peruanos". Rodeado de su esposa
belga, Eliane Karp, y de su hija Chantal, de 17 años, Toledo dijo que
prefería esperar a que la agrupación de observadores Transparencia diera
a conocer los resultados de un conteo rápido hecho en una muestra de
mesas en todo el país, y que tiene un margen de error menor al uno por
ciento.
Pero sus partidarios salieron a
festejar desde muy temprano. Apenas conocidas las primeras proyecciones,
los seguidores de Toledo salieron a las calles a celebrar la victoria. Había
un ambiente de euforia. En la Plaza Mayor de Lima, donde se reunieron
también los seguidores de Fujimori, hubo una breve, pero intensa guerra
de botellas, no demasiado violenta pues se trataba de botellas de plástico
vacías. En Lima, los seguidores de Toledo se concentraron frente al Hotel
Sheraton, en el centro de la ciudad, donde su líder seguía los
resultados que daba la televisión. En ese mismo lugar, tres días antes,
el presidente Fujimori había cerrado su campaña electoral celebrando lo
que sus seguidores anunciaron como la fiesta de la victoria. Y en ese
mismo lugar, los partidarios de Toledo gritaban ahora una victoria que no
fue, pero que puede ser. Portaban retratos de Toledo y agitaban banderas
mientras exigían a los gritos "Juicio a Montesinos", en
referencia al tenebroso asesor de Fujimori y jefe de facto del servicio de
inteligencia acusado de violaciones a los derechos humanos, ataques a la
prensa y enriquecimiento ilícito.
En su suite del Hotel Sheraton,
hasta donde se colaba el entusiasmado griterío de la multitud aglomerada
en las puertas del hotel, Toledo recibió las llamadas de felicitación de
Alberto Andrade y Luis Castañeda, candidatos presidenciales que en un
momento lideraron el voto opositor, pero que el día de la elección
quedaron muy rezagados con porcentajes que rondaban el 3 por ciento. Otros
candidatos como Máximo San Román, de UPP, Abel Salinas, del Apra, y Andrés
García Belaúnde, de Acción Popular, también lo felicitaron y le
anunciaron su respaldo. El alcalde de Lima, Alberto Andrade, a pesar de su
aplastante derrota, mostró públicamente su satisfacción. "El
triunfo de Toledo es el triunfo de la democracia sobre el fraude. Se acabó
la era de Montesinos", dijo ante sus partidarios, que celebraban la
victoria de Toledo casi como si fuera propia.
Al otro lado, en el campo de la
derrota, los dirigentes políticos del oficialismo desaparecieron de la
escena. El presidente Fujimori no daba señales de vida. Tampoco las dio
cuando comenzó a conocerse el vuelco de la tendencia, ahora a su favor.
El analista y columnista de la revista Caretas, Fernando Rospigliosi, dijo
que "en momentos de crisis Fujimori suele ir a la residencia del
embajador de Japón o al local del servicio de inteligencia. Tal vez esté
en uno de esos dos lugares preparando algún pronunciamiento".
Las proyecciones de los resultados de la votación al Congreso
adelantan que, sea quien fuere el triunfador, ninguna agrupación tendría
mayoría. El oficialista Perú 2000 tendría entre 41 y 44 bancas en el
Parlamento unicameral de 120 miembros, Perú Posible entre 29 y 30, el
Frente Independiente Moralizador (FIM) --que no presentó candidatura
presidencial--, entre 11 y 13; Somos Perú del alcalde Andrade colocaría
11 parlamentarios y el Apra, siete. En este panorama, Toledo tendría
mayores posibilidades de construir alianzas para formar un bloque
mayoritario con el respaldo del FIM, Somos Perú, el Apra y otras
agrupaciones menores. Esto sería una ventaja para Toledo en una segunda
vuelta electoral, al poder ofrecer al electorado mayores posibilidades de
un gobierno estable que las que ahora puede ofrecer Fujimori.
A pesar de la falta de igualdad
entre los candidatos en una campaña electoral en la que Fujimori gozó de
todo el apoyo del poder, Alejandro Toledo ha logrado forzar al presidente,
que hasta ayer se creía invencible, a una segunda vuelta. Y Toledo lo ha
logrado aglutinando en su figura a todo ese sentimiento antifujimorista
creciente. Aunque haya sido derrotado ayer, Toledo tiene mucho por ganar
con vistas a la segunda vuelta. Y Fujimori, hasta hace muy poco tiempo
seguro de su victoria, deberá afrontar una cuesta que se le presenta muy
arriba.
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