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-�En Roma la palabra
parricida era utilizada como un insulto muy común. Pero curiosamente,
durante los primeros seis o siete siglos de su historia, no existe
registrado ningún caso. No es que no los haya habido, sino que el crimen
era considerado increíble.
-�¿Qué representaba el
padre para que se considerara imposible matarlo?
-�Padre e hijo formaban una
unidad. El hijo no tenía derechos hasta después de la muerte del padre.
-�Entonces debía haber
infinidad de parricidios...
-�Es posible. Lo que ocurre
es que significaba ir contra una estructura jurídica en su conjunto, no
era sólo matar a una persona. A tal punto que en los juicios, antes de
considerar si fulano de tal había matado al padre o no, había un plazo
para discutir si ese crimen era posible. Hasta que se registra el primer
atentado, que lo realizó no sólo el asesino sino también el legislador,
que quebrantó el silencio. La ley introduce un orden pero también el
desorden y dice que eso que creían imposible existe. Pero también
establece un castigo para que ese desorden no anule toda la estructura.
Con la suposición de que ese castigo puede evitar la repetición del
crimen, siguiendo una línea jurídica que todavía existe y que dice que
cuanto más se castigue un delito menos delito va a haber.
-�Es un debate muy actual.
-�Sí, es muy interesante en
relación al debate de la "mano dura". Séneca le enseñaba a
Nerón que los crímenes son tanto más perpetrados cuanto más duramente
se los castiga. Y al parricida, después de evaluar si ese crimen era
posible, se lo castigaba de la forma más dura que se pueda imaginar. Lo
echaban dentro de un saco con serpientes y lo arrojaban al Tíber.
-�¿Cómo se llega a la
figura actual de parricida?
-�En nuestra legislación la
idea de que es increíble permanece, porque ni siquiera se lo puede
nombrar como un delito y se lo designa como un homicidio agravado por el vínculo.
Lo mismo pasa con el incesto, que se lo llama atentado al pudor o violación
agravada por el vínculo. Hay una tesis que enunció un psicoanalista y
jurista francés, Pierre Legendre, que yo comparto, que investigó un caso
ocurrido hace unos 20 años. Un cabo del ejército canadiense ingresó al
palacio legislativo dispuesto a asesinar al primer ministro. Pero no
estaba y el cabo se sentó en su sillón a esperarlo hasta que fue
dominado. Después declaró que él veía en el primer ministro el rostro
de su padre. Legendre llegó a la conclusión de que se trató de un
intento de parricidio. La ley es una de las figuras simbólicas del padre,
como cuando uno dice padre de la patria, o padre del aula para referirse a
Sarmiento, son padres simbólicos. Todo homicidio es un atentado a esa
referencia simbólica a la ley. Todo homicidio es un parricidio.
-�¿Qué hace que una persona
lleve la fantasía al acto, como podría ser el caso de las hermanas Vásquez?
-�Es difícil saberlo, hay
motivos diversos. Es el paso final de una situación que se hace
incontrolable. En el caso de las dos chicas es muy probable que haya sido
la precipitación final de una estructura delirante que se fue desplegando
durante los años. Hubo un caso, el de Iris Cabezudo, una maestra que en
el año 1935 asesinó a su padre en Uruguay. El caso se presentó en los
diarios como que la hija mató a su padre "desesperada por la vida de
martirio que el autor de sus días daba a la madre a causa de sus
celos". Después, lo que se vio fue que, si bien algo de eso había,
en realidad era toda una estructura delirante.
-�¿A qué se alude con ese término?
-�A una construcción a veces
lógica y racional, pero que generalmente implica la percepción en el
mundo de una serie de perseguidores que constituyen lo que se llama un
delirio persecutorio. La maestra fue detenida y consideraron el problema
de la imputabilidad o inimputabilidad, que es un tema para discutir en términos
jurídicos. Decir que alguien es inimputable es decir que pierde todos sus
derechos, desaparece como sujeto. Y ése es un tema en debate.
-�En el caso Vásquez, llama
la atención la sumisión del padre.
--Lo particular es que se da en
una situación familiar donde hay dos hermanas y es en conjunto que
asesinan al padre. Da para pensar que había una estructura delirante
compartida, lo que los viejos psiquiatras llamaban la folie à deux. Se
complementan y se sostienen mutuamente. Esa estructura de pasividad
supuesta en el padre da la impresión de que es posible en una estructura
familiar donde hay un delirio compartido. -�Se
habla de un brote psicótico. ¿Se manifiesta de golpe, se puede
detectar?, porque hasta ese momento parecían llevar su vida normal.
-�No es fácil detectarlo,
porque hay muchos delirios que permanecen encubiertos dentro de una vida más
o menos ordenada, y mucho más si hay un delirio compartido. A veces
transcurre silenciosamente para el mismo paciente y sus familiares. De
hecho, los viejos psiquiatras plantean una diferencia entre lo que ellos
llaman desarrollos insidiosos hasta que se precipitan, que es más típico
en la llamada esquizofrenia, y otros cuadros en los que es más lento, no
tiene un punto de ruptura tan claro, lo que tradicionalmente se llama
paranoia. Dos formas diferentes de la psicosis.
-�En este caso...
-�Parece ser el
desencadenamiento de una psicosis.
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