El
martes 4 de abril murió Víctor Bulacio, el papá de Walter. Tenía
apenas 46 años. Dicen los médicos que Víctor se dejó morir, que no
hizo nada para pelear contra la muerte, que su corazón no quería
seguir latiendo.
Es que Víctor empezó
a morir hace nueve años, cuando la Policía Federal le quitó a su
hijo Walter. No pudo soportar el dolor. Lo golpeó el despido en la fábrica,
cuando sus patrones no toleraron tantas ausencias para ir a marchas y
movilizaciones. Compartió la lucha con su madre, la increíble
abuelita de Walter. Ella, cuando Víctor no pudo más, siguió acompañada
por otros familiares de víctimas de la represión y por los compañeros
de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional
(Correpi). Víctor se quedó nueve años solo con su dolor.
Varias veces, en
estos nueve años, la muerte lo rondó, alguna vez convocada por él
mismo. Esta vez se lo llevó. Víctor Bulacio nunca pudo sobreponerse
a la muerte de su hijo, ese pibe de 17 años que un viernes de abril
de 1991 salió de su casa sano y feliz para ir a un recital de rock, y
al que volvió a ver agonizando en un hospital. Víctor no pudo
sobrevivir nueve años de trámites judiciales sin respuestas. No pudo
soportar más que, aunque hace cuatro años la fiscal haya pedido 15 años
de prisión para el comisario Espósito, todavía ande suelto y se lo
presuma inocente. No pudo bancar esperar más a la Justicia, que no
viene nunca para los pobres.
Este 19 de abril, Víctor
no acompañará la marcha que --como todos los años-- hacemos en
repudio a la violencia policial e institucional. Víctor se fue,
buscando a Walter. Nosotros, desde otro lugar, volveremos a estar con
Víctor, exigiendo justicia por Walter y por todos. Por los 700 pibes
que desde 1983 mataron la Policía Federal, la Bonaerense, las otras
provinciales y la Gendarmería.
* Familiares de Víctimas
de la Represión Policial e Institucional (Correpi).
|