Por Mariano Blejman
El doctor Nelson Castro dice que a esta altura de su carrera siente que ha llegado al punto que siempre anheló: que lo distingan por creíble. Detrás de su credibilidad, especula, no debe ser menor el dato de que hay 25 años de ejercicio ininterrumpido. Puso por primera vez su voz en el aire el 11 de marzo de 1975 en Radio Del Pueblo, hoy Radio de la Ciudad, en un tercer piso destartalado de la calle Uruguay 1237. Fue cronista deportivo durante 10 años, hasta que en 1984, con la vuelta a la democracia hizo periodismo general. Luego volvió a Estados Unidos para hacer un Master en periodismo político y una especialización en Medicina �de ahí lo de doctor� que duró hasta 1987. Cuando volvió, pasó por El Mundo, Del Plata, hasta desembocar en La Red de 6 a 9 am con �Puntos de vista�. �Me gustaría hacer una radio más federal�, le dice a Página/12.
�¿Por qué cree que muchos de sus colegas insisten en elogiarlo como un periodista radial en que se puede confiar?
�No sé, será que los colegas conocen mis posiciones en el micrófono y en mi conducta de vida, porque uno debe tener una coherencia. Yo creo que se basan en eso y en el afecto. De todas maneras es un gran compromiso y hay que mantenerlo. Además, creo que las posiciones son de momento, lo importante son las trayectorias. Pero uno debe dar examen todos los días.
�¿Cómo se siente haciendo periodismo general en una radio deportiva?
�Bueno, a mí siempre me gustó mucho el periodismo general, pero durante la dictadura era muy difícil hacerlo.
�¿Encuentra relación entre la medicina y el periodismo?
�Sí. Las dos tienen como centro al ser humano. Pero a la medicina ya no la ejerzo más...
�¿Y se puede hacer medicina con el periodismo?
�El periodismo me llevó a dejar la profesión médica. Me di cuenta de que la gente venía verme a mí, pero no al médico sino al periodista que está en la radio que también es médico. Y creo que esa zona gris es muy peligrosa y para mí era imposible continuar al menos por principios éticos.
�¿Se puede curar con el periodismo..?
�No sé, no es la función del periodismo. Su función es reflejar lo que sucede y permitir que la sociedad tome conciencia de lo que está pasando e interactúe con el poder, para que se puedan producir medidas tendientes a solucionar los problemas. Lo que ocurre es que en países con sistemas institucionales no consolidados, como éste, el periodismo representa un valor muy importante y a veces nos hace aparecer imbuidos de alguna otra facultad que no tenemos. Ni debemos tener.
�¿A qué se refiere?
�A que no significa que no podemos opinar, pero que los oyentes deben saber que nuestra opinión es opinable y no tiene la fuerza de una decisión judicial o un mandato ejecutivo.
�¿El periodismo de hoy es menos creíble que el de los primeros 90?
�Hay periodistas más creíbles y menos creíbles...
�El presidente Carlos Menem llegó a dedicarles la reelección a los periodistas.
�Durante el menemismo, sobre todo en los primeros años, el periodismo cumplió tareas que lo exceden. Fue muy importante, porque ante el déficit de otras instituciones y la falta de justicia, algunas cosas que se publicaron terminaron generando ciertos frenos a una concepción hegemónica y expansiva del poder. Para la sociedad significó el poder de reclamar determinadas cosas que debían modificarse. Pero es difícil mantener ese perfil tan alto porque es una excepcionalidad. Por lo tanto, la meseta me parece buena. Nuestra credibilidad está sometida a prueba todos los días.
�¿Y cómo observa a los medios con la llegada al poder de la Alianza?
�Todo cambio de poder tiene un tiempo de espera. Aunque hoy no nos acordamos, también lo tuvieron Alfonsín y Menem. Esta actitud la tomamosaquellos que opinamos independientemente. Un gobierno al comenzar tiene crédito. Pero uno debe ser inflexible cuando observa determinados hechos que no tienen nada que ver con el crédito. Nosotros tuvimos una controversia con Cecilia Felgueras por la denuncia de la revista Veintidós y actuamos de la misma manera que con el gobierno de Menem, independientemente del período de crédito. En cuanto a la decencia de comportamientos no hay tiempo de espera.
�Su situación es atípica, porque está en dos grupos mediáticos aparentemente distintos, en La Red que es de TyC más ligado al CEI y en TN del Grupo Clarín con �El juego limpio�...
�Y antes estaba con Eurnekian y en TN. Yo lo vivo con total libertad porque no podría ser de otra manera. Cuando a mí me llaman, contratan esto. Mi capital es la credibilidad de la gente.
�¿No se aburre después de un cuarto de sigo en la radio?
�No. Es un medio de comunicación excepcional. Tiene una enorme llegada y una pluralidad que no tiene la televisión. La radio es el medio más democrático y participativo. Me siento feliz de ser parte de la radio.
-¿Qué momentos radiales recuerda con mayor intensidad?
�Cuando se levantó Rico, yo estaba en Radio el Mundo y tuve una discusión con un segundo suyo, con los móviles en la puerta de Campo de Mayo. El tipo ponía argumentos muy fuertes que uno tenía que rebatir y desentrañar. Había una cosa muy bien preparada que uno tenía que destruir con rapidez. En ese entonces se escucharon cosas que no se habían escuchado nunca.
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