Por Horacio Bernades
Como si el azar o la programación se hubieran confabulado para ello, el II Festival de Cine Independiente de Buenos Aires desplegó el abanico completo de su registro, al presentar, en dos jornadas sucesivas, el más convencional de los films exhibidos (la italiana Come te nessuno mai) y la película más claramente de ruptura de la selección (julien donkey boy, que se escribe así, todo con minúsculas). Quedaron así definidos los extremos, y extremas fueron las reacciones del público frente a una y otra: abundaron las risas y aplausos para saludar a la película del romano Gabriele Muccino y se registraron fugas en masa de la sala donde se exhibía la de Harmony Korine. Todo un testeo de gustos que tal vez esté marcando los límites de la aceptación del cine independiente en Argentina, y que el reciente fracaso comercial de El río, de Tsai Ming-liang, parecería confirmar. En la recta final de la competencia se presentó también la argentina No quiero volver a casa. Con la proyección del film japonés Moonlight Whispers y del último de los créditos locales, Esperando al Mesías, hoy quedará cerrada la muestra. Después de ello, el jurado se retirará a deliberar hasta mañana a última hora de la tarde, cuando se anuncien los premios.
Segunda película de Gabriele Muccino, Come te nessuno mai tiene en su centro a un grupo de adolescentes romanos, estudiantes de un colegio secundario. Dentro de ese grupo se recorta la figura de Silvio, tímido con las chicas y deseoso (como el resto de sus compañeros y compañeras) de perder la virginidad. Muccino hace eje en el grupo de pares y plantea a su vez conflictos generacionales de los chicos con sus padres. Una escena desgajada del resto brinda el contexto social, mediante un apurado reporte de las distintas tribus que componen la juventud romana. Más integradas a la acción están las referencias a la generación del 68, representadas por varios de los adultos, todos ellos tradittori de aquellos sueños. �Nosotros teníamos algo por lo que luchar; ustedes sólo reclaman por cuestiones administrativas�, recrimina, no sin cinismo, el aburguesado padre de Silvio. Todo ello hará eclosión con la toma del colegio y posterior retoma a cargo de autoridades y policía.
Llena de simpáticos e inofensivos chicos de clase media y apelando a la nostalgia de cierto público por esos dorados años (los del 68 y los de la adolescencia), cargada con una música omnipresente y machacona, Come te nessuno mai nunca va más allá de lo complaciente. Por largos pasajes da la impresión de ser aggiornamiento italiano de Melody, cruzado con Las fresas de la amargura, aquella película estadounidense sobre tomas universitarias en los 70. Al público le encantó. Cosa que no es precisamente lo que ocurrió con julien donkey boy, que se exhibe con el título Julien el tonto. Segunda película dirigida por Harmony Korine, jovencísimo guionista de la revulsiva Kids (tiene sólo 25 años), julien ... es también la primera película estadounidense realizada de acuerdo a lo que estipula el controvertido Dogma danés. La preceptiva de cámara en mano, luces y decorados naturales y narración entrecortada se ve llevada aquí al límite. Hasta el punto de que, al lado de ésta, La celebración y Los idiotas parecen películas �normales�.
En términos visuales, el film no se diferencia demasiado de la filmación casera de un cumpleaños o casamiento. Y eso no le sienta nada mal, ya que julien donkey boy no es otra cosa que una serie de viñetas familiares. Si la imagen no es lo que en cine se considera normal es porque la familia de Julien tampoco se atiene a esa definición. Empezando por el retardado protagonista (excepcional composición de Ewen Brenmer, uno de los salvajes de Trainspotting) y siguiendo por los demás. Sobre todo, papá (Werner Herzog, a quien en más de un momento Korine le rinde homenajesexplícitos), tiránico pater familias que somete al otro hermano al más sádico de los entrenamientos, porque �alguien en esta familia tiene que ser un triunfador�. Y está la hermana arpista, patinadora y embarazada-nosabe-de-quién, papel a cargo de la preciosa Chloë Sevigny, la chica infectada de Kids y pareja del director.
Rompiendo decididamente con cualquier resabio de narración tradicional, Korine narra de modo atomizado, a través de una serie de secuencias discontinuas, sin aparente vinculación entre sí. Abundan largas escenas en las que el realizador se dedica a contemplar a los personajes, mientras éstos celebran sus peculiares rituales personales y familiares. Con total autonomía, Korine no le hace asco a nada, ya se trate de desenfoques como digresiones, oscuridades y cortes bruscos. Sin embargo, julien donkey boy es una película de rara coherencia, en la que esos personajes y algunos otros (un grupo de cieguitos que se la pasa festejando, un hombre sin manos pero de insólita habilidad con sus pies) terminan impregnándose fuertemente en la sensibilidad del espectador.
Nada de eso ocurre en el film argentino No quiero volver a casa, ópera prima de la también muy joven Albertina Carri (27 años), filmada en 16 mm y blanco y negro. Aquí, la precariedad técnica sí que es un obstáculo. Son tan oscuras las imágenes del film de Carri que el espectador se ve obligado a un permanente esfuerzo visual para entender lo que pasa. Para peor, la realizadora parece empeñada en oscurecer deliberadamente el relato, con personajes a los que lleva un rato largo reconocer, nombres que se hace difícil saber a quiénes corresponden y encima unos saltos en el tiempo que no están presentados como tales. La anécdota plantea una oposición entre dos familias, una burguesa y la otra de clase media baja, ambas en decadencia e integradas por una buena cantidad de estereotipos sociales. Se vinculan a través de un secuestro y un crimen, que ocurren primero pero es después. Hay un distanciamiento tal con respecto a lo que se muestra, que más parece desinterés, y eso es lo que se transmite. Queda, como único aporte de No quiero volver a casa, la invención de una Buenos Aires que no se parece en nada a la que suele verse, en la calle o en el cine.
Recomendados de hoy
13.15: Opening Night, de John Cassavetes, no estrenada en Argentina y (¡atención!) en una copia más larga que la que suele darse en el mundo (Hoyts 12).
16.15: Fantômes de Tanger, de Edgardo Cozarinsky, reciente largometraje del argentino radicado en Francia, tras los pasos de Paul Bowles (Hoyts 8).
16.45: Un specialiste, de R. Brauman y Eyal Silvan, documento sobre el juicio a Adolf Eichmann que motivó la tesis de Hannah Arendt sobre la �banalidad del mal� (Hoyts 12).
17.00: julien donkey-boy, de Harmony Korine, primer film estadounidense filmado bajo las reglas del Dogma danés y seguramente el más radical del Festival (Hoyts 10).
19.30: Vive l�amour, de Tsai Ming-liang, premiada en Venecia, (Hoyts 9).
21.00: The Limey, de Steven Soderbergh, policial negro montado a la manera de la legendaria A quemarropa (Lorange).
23.00: Dead or Alive, de Miike Takashi, un thriller demencial para empezar a conocer a una revelación del cine japonés (Cosmos).
0.15: Sed de mal, de Orson Welles, última llamada para ver la versión restaurada de este clásico que ya convocó multitudes en el Abasto (Hoyts 12). |
Najwa Nimri, actriz, jurado y
embajadora del cine de España
El cine de la ex Madre Patria dijo presente con varios títulos interesantes, entre ellos
�Asfalto�, un film sobre un triángulo amoroso, con cocaína en el medio.
Najwa Nimri, de ascendencia jordana, está casada con un director vasco.
Es actualmente una figura emblemática del cine independiente español. |
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Por Martín Pérez
Que tuviera que ver dos películas por día y que no fuesen ni Gijón ni Cuenca. Esas fueron las razones por las cuales la bellísima Najwa Nimri �musa del nuevo cine independiente español� aceptó realizar en el Festival de Cine Independiente porteño una labor para la que antes siempre había dicho que no: formar parte del jurado. �Pero venir a Buenos Aires me apetecía mucho, y la verdad es que ver dos pelis por día no ha resultado un problema�, explica Najwa, que recibe a Página/12 en su habitación de hotel, a oscuras y con muchas velas. �Me siento en la primera fila todas las mañanas, y me veo muy cómoda las dos pelis. Si me duermo, pues me dormí. Y si me gusta, me gusta. Recién mañana, después de verlas todas, escogeré mi preferida�, agrega esta jurado muy particular, que llegó al Festival acompañada por Asfalto, el último de los cuatro films que protagonizó para su marido, el director vasco Daniel Calparsoro, uno de los nombres decididamente alternativos e independientes del último boom del cine español. �Tanto él como Medem se han despegado de la idea del argumento norteamericano, del cine como producto infalible y calculado. Por eso son realmente diferentes�, define.
A los 28 años, esta actriz medio vasca y medio jordana, además de estelarizar los films de Calparsoro, participó de la exitosísima Abre los ojos, de Alejandro Amenábar, a partir de la cual ha logrado meter un pie en el mercado norteamericano. �No sé si tanto�, se ataja Najwa, que trabajó en dos films que aún no se han estrenado: The Citizen, de Jay Anania, y When the night falls, de Julian Schnabel, con Javier Bardem y Johnny Depp. �No sé como llegué hasta ahí. Es un papel pequeñito. Yo no quería llegar, a mí me daba lo mismo. Pero sí sé que una vez allí hubo gente fijándose en mí, y supongo que es cuestión de trabajarme y trabajarme... y al final te sacas tanto brillo que te terminan eligiendo. Aunque yo más que a trabajarme me dedico a vivir mucho el día a día, así que supongo que el brillo vendrá por otro lado.�
Bella y enigmática, monosilábica y decididamente sin la gentileza profesional del actor que atiende a la prensa pero en realidad sólo quiere irse, Nimri no deja sin embargo de ser buena anfitriona a la hora de contestar sobre Asfalto, su último trabajo con Calparsoro. �Es una historia de amor criminal, con una chica y dos chicos�, dice de un film seco y pasional, pero no apasionado. Un film sobre un triángulo amoroso y amistoso con cocaína en el medio (�perico�, según el slang español), y la familia y la calle separando a sus protagonistas. �¿Es un film sobre la imposibilidad del amor de tres?�, le preguntaron a Najwa en la presentación del film, el sábado pasado. �Es más bien un film sobre la imposibilidad del amor�, respondió la actriz, que opina que las películas de Calparsoro �son increíbles, films de atmósfera y movimientos de cámara�. (Asfalto se exhibe mañana a las 19 en Abasto 7; repite el domingo a las 21.30.)
Además de su personaje en Abre los ojos y sus protagónicos en los films de su marido, Nimri es conocida por su papel de Ana en el film Los amantes del Círculo Polar, del también vasco Julio Medem, un director cuya obra es presentada en su totalidad dentro del festival. �Cuando filmo con Daniel no me importa con quién o dónde estoy, ni a dónde voy a llegar. Me importa que la paso genial y la experiencia como actriz es increíble�, cuenta Najwa. �Con Amenábar, en cambio, lo que importa es que sabes que están haciendo una película que va a funcionar si haces lo que te han pedido hacer. Pero con Medem es más complicado: no te dice lo que quiere, sino lo que no quiere. Y después espera que tú le lleves hacia el destino correcto.� Presentándose sorprendentemente a sala llena en todas las funciones programadas �la sorpresa es porque sólo Los amantes... tuvo estreno local, y no fue precisamente un éxito�, las películas de Medem fascinan por su apasionada técnica y un clima onírico que jamás deja de ser cinematográfico. Al personal cine de Medem le gusta mirar, y también juega con la fascinación del que mira. Su histórica y muy vasca ópera prima Vacas (1992) se exhibe el sábado a las 21.30 en Abasto 7, su éxito La ardilla roja (1994) va hoy a las 24 en Abasto 6 y 7, la fallida pero sorprendente y ambiciosa Tierra (1996) está programada para mañana a las 24 en las mismas salas y el romance perfecto y triste de Los amantes del Círculo Polar (1998) va hoy a las 19 en Abasto 7.
Además de Najwa Nimri, y los films de Calparsoro y Medem, el contingente español del Festival de Cine Independiente se completó con Un banco en el Parque, debut con aliento de Rohmer del catalán Agusti Vila (en competencia), y la magistral Muertos de Risa, del desopilante Alex de la Iglesia. Pero la frutilla sobre la torta española es Mis vacaciones, cortometraje incluido en el programa �El Cortometraje Español�. Responsabilidad de Juan Antonio Bayona, Mis vacaciones es un hilarante corto de 12 minutos que cuenta la visión del mundo desde el punto de vista de un niño que sabe de la existencia de John Woo y la película Xanadú, y se va de vacaciones al campo de sus abuelos. Muy recomendable, en particular porque es ahora o nunca: con los cortos nunca se sabe. (Mis vacaciones forma parte de �El Cortometraje Español�, que se exhibe hoy a las 20 en el Cosmos, y repite el domingo a la misma hora)
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