Por Esteban Pintos
El perrito se llama Cristian y su dueño está orgulloso. �Hoy salió en la tele�, comenta. El dueño se llama Roberto, viste bermudas y remera, y no está preocupado por nada de lo que pueda pasar. Los dos, Cristian y Roberto, están en la puerta de la cancha de River, que para ellos en realidad es un habitual punto de detención en el paseo diario. Roberto dice que ya tiene el certificado de domicilio �el salvoconducto necesario para circular por el barrio este fin de semana�, pero que no piensa usarlo para circular por su barrio, el mismo que permanecerá (casi) sitiado mañana y el domingo por el gigantesco operativo de seguridad montado a propósito de los dos recitales que Patricio Rey y sus Redonditos de ricota ofrecerán en el estadio Monumental: 2000 personas entre personal policial (1200, 100 más que un River-Boca) y seguridad privada (800). �Yo no les voy a mostrar nada, a mí me conocen todos por acá...�, comenta quien parece ser el único vecino despreocupado de Núñez, que además asegura paseará a su perro como todos los días. En total, unos 130.000 espectadores presenciarán estos shows, precedidos de más de una polémica.
Detrás de las vallas que un par de empleados del club están terminando de instalar en la puerta, dos pibes, los primeros adelantados ricoteros �venidos de Chascomús� esperan. Javier tiene una remera negra con el dibujo de tapa de Oktubre y una mochila con la cara del Indio Solari. Marcelo no tiene marcas distintivas de ese tipo. Dicen que llegaron �temprano�, porque quieren estar primeros en la fila. Al lado de ellos, apoyado en una valla y con una raqueta enfundada en una mano, está Felipe. Que tiene 12 años y los mira con una mezcla de extrañeza y asombro. Felipe, que vive en el barrio y ahora espera que lo pasen a buscar después de su clase de tenis, dice que le hubiera gustado ver el recital, pero que sus padres no lo dejan �porque puede haber lío�. Mientras tanto, la gente que hace todo lo que se hace en un club cualquier día de semana �tenis, fútbol, alumnos del colegio secundario� pasa caminando. Una señora que está por ingresar con sus dos hijos de la mano le advierte al mayor: �Ezequiel, te quiero decir que este fin de semana juega... Toca un grupo que se llama los Redonditos de ricota y no vamos a poder venir�.
A diez cuadras de la cancha, en Artilleros 2081, sede de la seccional 51ª de la Policía Federal, unas diez personas hacen cola esperando por su certificado de domicilio. Mientras esperan �se acabaron los formularios y hay que sacar más fotocopias�, comentan la �situación�. Beatriz, la última de la fila, antes que preocupada, está �enojada�. �No puede ser que tengamos que venir a pedir permiso para entrar y salir de nuestras casas�, dice. �Si siempre hubo problemas con esta gente, ¿por qué no va a pasar esta vez?�, afirma otra señora que también espera. Unos metros más allá, en su despacho adornado con una foto en donde luce sonriente y abrazado con Ricky Martin, el subcomisario Carlos Cheroni, uno de los tres máximos responsables del operativo policial, se muestra tranquilo aunque no pare de atender llamados de los medios. �Es por la mística del conjunto y especialmente de sus seguidores�, razona sobre el impacto informativo de estos recitales. �Es la primera vez que la policía se dirige a los vecinos para recomendarles qué hacer. La mayoría está de acuerdo y los que no... Por supuesto que es antipático que te pongan un vallado en la esquina de tu casa, pero preferimos ser los malos de la película ahora�, afirma.
Son unas 6000 personas en total las que tendrán que manejarse con este particular sistema de habilitación de circulación. Cheroni informa además que sobre la avenida Libertador habrá 6 policías por vereda y que el primer filtro de control �será obligatorio portar una entrada para superarlo� estará a cargo de la empresa privada contratada por la producción. Y brinda, sobre el final de la entrevista, un dato curioso. �Los productores del recital, que son dueños de la imagen del conjunto, han pedido que no se utilice el sistema de video que posee el estadio.�
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