Por Silvina Friera
El cantor José Angel Trelles fue uno de los intérpretes preferidos de Astor Piazzolla. De su maestro aprendió que la música es visceral. �Lo primero que hay que hacer con el tango es sacarle el estereotipo�, afirma Trelles, que todos los viernes, desde hoy, presentará En secreto, un viaje por las etapas más importantes de su vida artística, en el teatro Margarita Xirgu, recientemente restaurado. Lo acompañan su grupo orquestal dirigido por Daniel Berardi, con Vicky Buchino como invitada especial. Trelles tiene una larga trayectoria que comenzó en los 70, cuando protagonizó El diluvio que viene, una comedia musical que batió records de taquilla. En los primeros días de abril cantó por tercera vez en el Carnegie Hall, en Nueva York. �Fue la primera vez en la historia en que, en el teatro más importante del mundo, un artista como Gary Burton tocó a Piazzolla�, cuenta en una entrevista con Página/12. �Horacio Ferrer, María Graña y yo cantamos, en ese marco, temas de Gardel y Lepera�, subraya.
�¿Por qué decidió repasar su carrera artística?
�Los que hacemos música nacional trabajamos en secreto. En el concierto se da cierta complicidad con el público, como cuando les anuncio que voy a cantar un tema de Eladia Blázquez, o Alberto Cortés y les pido que no lo cuenten. La música que para mí es digna, escrita con pasión y calidad, tenía un espacio y lo perdió. Es de viejo calentón que me agarran estas cosas. Trabajo mucho en el exterior. Gracias a Piazzolla y a Dios que canté con él. Con llevar el disco del año �75, se me abren muchas puertas.
�¿La música nacional es más reconocida en el exterior que en la Argentina?
�Absolutamente. Sobre todo Piazzolla y Ferrer. Le hacés a un japonés un Gardel y Lepera y se tiran de cabeza, se enloquecen. Con los músicos italianos tenía más afinidad idiomática. Se morían cuando les cantaba algo de Manzi, Expósito, Mores, Discépolo. Acá hicieron un manejo siniestro de la profesión, con grupos que tocan música que no te sirve para nada, con los equipos desenchufados, haciendo playback. Empezaron a nivelar tan para abajo que el estado de la música nacional es patético. Trato de cantar mucho en la Argentina, para devolver lo que el país me dio.
�¿Qué cuestiones personales se anima a contar frente al público?
�Cosas que me pasaron con Piazzolla, que me hicieron crecer pero que en su momento padecí mucho. De cantar en un boliche para 25 personas, a la vuelta del Automóvil Club, me enfrenté con 3500 en Río de Janeiro. En esa época tenía diarrea diaria y el viejo estaba bastante duro conmigo. Yo lo quería como a mi papá, tuvimos una relación filial, que no dejaba de pasar por el rigor. Levantarse a las 8 de la mañana, correr cuatro kilómetros, desayunar, estudiar, almorzar, dormir la siesta, a las seis vocalizar y finalmente el concierto. Piazzolla sentía un profundo respeto por el que paga la entrada. El me enseñó aquello de que el marido va a buscar el jueves las entradas, la señora va a la peluquería, dejan a los chicos con alguien, hacen un despelote bárbaro para ir a verte. Astor decía que el error era natural, en cambio la desidia era imperdonable.
�¿�En secreto� se permite alguna autocrítica?
�Sí y son graciosas. Me equivoqué al aceptar cantar algunas cosas que no me las creía. No debería haber hecho El Principito, con María Leal, un espectáculo para chicos que fue un fracaso absoluto y un mal trabajo mío. Yupanqui una vez me dijo que el artista que se creía más importante que el repertorio estaba perdido. �Si usted en 30 años de carrera tiene 15 temas que cuando los empieza a cantar la gente aplaude, se recibió de artista popular�. Y a mí me pasa eso. Soy un artista popular y eso me enorgullece. No estaría feliz con la trellesmanía, me haría daño.
�Piazzolla y el personaje del padre Silvestre en El diluvio que viene ¿marcaron un antes y un después en su carrera?
�Sí, especialmente Piazzolla cuando me dijo: �Vos no le tenés que tener miedo a nada. Te subís a un escenario y sos Sinatra, cuando te bajás te ponés décimo en la cola�. Esa es la actitud. Ahora, cuando me ofrecieron El diluvio... no quise aceptar porque soy un tronco, no puedo bailar. Finalmente me convencieron pero trabajé 16 horas por día durante tres meses, de domingo a domingo. Tenía dos horas para comer. Me ofrecieron hacer muchas comedias musicales pero con la condición de ensayar 20 días y estrenar. En 20 días no estreno ni un tema. Lo que decido cantar lo tengo meses, le busco la vuelta, desde qué lugar lo voy a contar y a veces hasta me invento un personaje. Una canción es una obra de teatro en tres minutos, no es un jingle. En 20 días ni sé decir la mesa está servida.
Hoy, una milonga de protesta
Tango sí, pero en vivo
Un reclamo musical y danzante tendrá lugar hoy, de 18.30 a 21, en la plaza seca del Centro Cultural San Martín, en Sarmiento y Paraná. Los promotores demandan que, finalmente, se haga realidad un prometido programa municipal para fomentar la presencia de músicos en vivo en las milongas porteñas, y así al menos complementar la utilización de discos de Tanturi o de Di Sarli. La iniciativa, acogida por el Centro de Divulgación Musical del Gobierno de la Ciudad, prevé subvencionarles a los locales el módico cachet de los ejecutantes. Sin embargo, pese a la aprobación de la idea, el dinero para plasmarla nunca apareció.
Este atardecer en la explanada del Cultural la música correrá por cuenta del Cuarteto Almagro Argentino, la Orquesta Fernández Branca (conjunto juvenil que funciona como un semillero, a partir del cual surgen nuevas agrupaciones de tango), la Orquesta Típica Imperial (con músicos formados en la Escuela de Música Popular de Avellaneda), el Quintino Gotanova y el Dúo Las Pibas.
La demostración, apoyada por numerosos músicos, desde Rodolfo Mederos hasta Beba Pugliese, cuenta también con el aval de varias milongas que acordaron participar del hasta ahora teórico programa, en la medida en que no les represente un costo adicional. Son ellas Niño bien, Glamour, La Casa del Tango, Gricel, La Viruta, Ivonne, El Viejo Correo, Sin rumbo, La glorieta, El Parakultural y Sunderland, entre otras.
Que haya tango en vivo en las milongas no sólo requiere que se les pague a los músicos y a los técnicos de sonido, sino también, cuando sea preciso, que haya un piano para el pianista, y que además sea acústico, tal cual reclaman orquestas como Gente de Tango o la Fernández Branca. Como quiera que sea, hoy se podrá bailar gratuitamente al compás de estas reivindicaciones y contribuir así a que se abran fuentes de trabajo para los músicos actuales.
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