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Por Sergio Moreno El papel mutuamente funcional que tuvieron el establishment y las administraciones de Carlos Menem actuó como un oscuro fantasma para la Alianza desde que accedió al poder en 1999, y alimentó más de un temor por la cercanía del desenlace electoral porteño. Tal inquietud se transformó en nerviosismo cuando, hace un mes, algunos grupos representantes de este sector sugirieron al presidente Fernando de la Rúa por diversos canales que no se involucre en la campaña electoral porteña y que, ante un eventual triunfo de Domingo Cavallo, ellos utilizarían sus artes para que no se descalabre el poder gubernamental, presentando una derrota de Aníbal Ibarra como un traspié sostenible. Mucha agua corrió en treinta días; un caudal impulsado fuertemente por la negativa de De la Rúa a dar un paso al costado en la campaña �con argumentos exactamente antitéticos a los expuestos por el establishment�, a la performance de Ibarra en las encuestas y a que los hombres de negocios comprendieron que podrán seguir haciendo negocios en la ciudad de Buenos Aires con una administración aliancista. La maniobra pro-Cavallo quedó desinflada y los pinchazos finales al globo fueron dados en dos reuniones realizadas esta semana por la fórmula oficialista con el Frente Productivo y los 55 más importantes banqueros del país. Un influyente miembro de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), que prefirió no revelar su identidad, contó a Página/12 la historia de esta manera: �Algunos pesos pesado del sector financiero �y no financiero� dieron señales a De la Rúa a favor de Cavallo, haciéndole saber que si llegaba a ganar no habría grandes problemas de gobernabilidad, ya que ellos (los pesos pesado) ayudarían a ambos (Cavallo y De la Rúa)�. �De cualquier forma, no fue una acción organizada: fueron algunos por iniciativa propia�, aclaró el hombre de negocios. El terreno para el lobby pro-Cavallo se comenzó a preparar tras la definición de la interna telefónica en la que el ex ministro de Economía se impuso a Gustavo Beliz. La �espuma� de la interna puso a Cavallo en una ola mediática que fue acompañada por la avanzada de los hombres de negocios sobre el propio Gobierno. El consultor Rosendo Fraga expuso la teoría en tres seminarios organizados durante el mes de marzo por la Fundación Gobierno y Sociedad que conduce Miguel Angel Broda (a quien nadie puede acusar de cavallista). Fraga �tal como adelantó Página/12 en su edición del martes pasado� decía que un hipotético triunfo del ex ministro de Menem podría significar un visto bueno del electorado para aplicar políticas más ortodoxas en materia económica. Tanto en el Gobierno como en el resto de la Alianza comprendieron claramente estas señales. Fue entonces cuando tomó la lanza el ex presidente Raúl Alfonsín y, en un discurso fragmentario �que rondó el tema de fondo, pero nunca lo abordó claramente� reveló las presiones y los �fuertes lobbies� del establishment al Gobierno aliancista, y lo mezcló con las elecciones porteñas y la catástrofe que acarrearía una supuesta victoria de Cavallo. Días después, el propio De la Rúa, aprovechando un viaje a Córdoba, dio su mensaje al establishment: dijo que su candidato Ibarra ganaría por 10 puntos las elecciones del 7 de mayo y cerró sus oídos a los cantos de las sirenas de la city. El mensaje también llegó hasta el último rincón del Gobierno: una derrota de Ibarra los comprometería seriamente. Se puso en marcha la maquinaria oficial para desarticular el lobby. Fernando de Santibañes, Enrique Nosiglia y Adalberto Rodríguez Giavarini levantaron sus teléfonos machacando los tímpanos de los hombres de negocios con los argumentos expresados por el Presidente. Paso siguiente, los empresarios del denominado Frente Productivo solicitaron una reunión, que se realizó el lunes pasado, con los candidatos de la Alianza. Allí estuvieron las 15 cabezas más poderosas dela UIA, la Cámara Argentina de la Construcción y del Consejo Empresario Argentino, escuchando los planes de desarrollo que expuso Ibarra, secundado por Cecilia Felgueras, Rodríguez Giavarini, Nosiglia, Enrique Olivera, Beatriz Nofal, Darío Alessandro y Abel Fatala, entre otros. Ayer, también a pedido de los businessmen, los 55 banqueros más importantes del país �Eduardo Escasany, Roque Maccarone, Guillermo Stanley, Amadeo Vázquez, Carlos Etcheverrigaray, Carlos Martínez, Akira Hacede, etcétera� se sentaron a escuchar a los candidatos que fueron acompañados por De Santibañes, Nosiglia, Arnaldo Bocco y Chrystian Colombo, entre otros. En esta reunión �donde Ibarra se dio el gusto de explicar la inviabilidad de la promesa de Cavallo sobre la eliminación de impuestos�, los banqueros se fueron con un regalo: ante una pregunta sobre el proyecto de Melchor Posse para que, por un año, se abra la incorporación de aportes a la jubilación estatal, Felgueras dijo que el martes que viene, en la reunión de gabinete, De la Rúa dará por tierra con dicho proyecto y reafirmará que el sistema seguirá como hasta ahora. Los banqueros que manejan las AFJP aplaudieron. El banquero consultado por este diario, que se citó anteriormente, ensayó un corolario: �Aquella inquietud de esos grupos que apostaron a Cavallo se aplacó. Digamos que han decidido no hacer jugadas que favorezcan a ningún candidato. Ya no hay lobbies, al menos electorales�.
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