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DECISION DE BAGNASCO EN LA CAUSA DEL ROBO DE BEBES
Otro general con arresto

 

En su declaración, el general (R) Jorge 
Olivera Rovere deslindó responsabilidades
hacia Otto Paladino y Rafael Videla.

General (R) Jorge Olivera Rovere, ex sujefe del I Cuerpo.


Por Adriana Meyer
t.gif (862 bytes) El ex subjefe del I Cuerpo de Ejército, general retirado Jorge Olivera Rovere, quedó detenido �aunque con arresto domiciliario� luego de prestar declaración indagatoria en la causa sobre la práctica sistemática de apropiación de los hijos de desaparecidos. El represor aseguró que durante la dictadura ignoró la existencia de Automotores Orletti, pero señaló que los responsables de ese centro clandestino eran el ex jefe de la SIDE, el fallecido general Otto Paladino y el ex presidente de facto, Jorge Rafael Videla. El caso se encamina hacia el final de la etapa de instrucción que culminará con la pronta elevación a juicio oral.
Olivera Rovere declaró durante casi dos horas y negó tener conocimiento de los casos ocurridos en Orletti, el de la nieta del poeta Juan Gelman y el del hijo de la uruguaya Sara Méndez, secuestrado junto a su madre cuando tenía dos meses. El general retirado aseguró que recién se enteró de que allí había funcionado uno de los campos de concentración de la represión ilegal cuando se inició el juicio a las juntas militares, en 1985. También deslindó responsabilidades en su superior inmediato, el ex general Carlos �Pajarito� Suárez Mason, quien ya está procesado en la causa. Y afirmó que sólo �cumplió tareas administrativas como secretario ante las juntas militares�.
Pero sus argumentos no fueron suficientes para exculparlo. El juez federal Adolfo Bagnasco ordenó su detención, aunque le concedió el beneficio del arresto domiciliario porque los informes médicos señalan que padece una arritmia cardíaca severa y una hernia inguinal. Permanecerá en su vivienda de Barrio Norte a la espera de que el juez resuelva su situación procesal. Había sido citado para el 24 de marzo pero su estado de salud no permitió que se concretara la indagatoria. Ayer, una ambulancia del SAME permaneció en las afueras de la sede judicial para atender una eventual emergencia. Su abogado, Juan Aberg Cobo, presentó varios recursos en los que invocó la �cosa juzgada� y la prescripción de los delitos que se le imputan a su defendidos, y la incompetencia de la justicia federal para juzgarlo.
Cuando era general de brigada, Olivera Rovere ocupó el cargo de segundo comandante del I Cuerpo de Ejército y fue el responsable de los centros clandestinos que funcionaron en la Capital Federal. Estuvo procesado y detenido por graves violaciones a los derechos humanos. No fue beneficiado con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, pero en 1989 obtuvo el indulto firmado por el ex presidente Carlos Menem. Está procesado por el juez español Baltasar Garzón en la causa por genocidio.
Bagnasco ya procesó a los integrantes de la última Junta Militar, Reynaldo Bignone, Cristino Nicolaides y Rubén Franco por su responsabilidad política en la práctica sistemática de sustracción de menores. También procesó a Emilio Massera, Antonio Vañek, Héctor Febres y Jorge �Tigre� Acosta por los nacimientos que ocurrieron en la maternidad clandestina que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada. Y ahora está a punto de finalizar la instrucción del denominado capítulo �Ejército� que abarca los nacimientos ocurridos en la Zona I. Si Bagnasco procesa a Olivera Rovere sólo quedará pendiente la situación del represor Riveros que �por ahora� logró evitar la indagatoria. Su abogado, Florencio Varela, planteó ayer la nulidad de la causa. Ya había recusado al juez, lo denunció por prevaricato y cuestionó su competencia. Además, logró que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas pida la competencia en el caso que iniciaron en 1996 las Abuelas de Plaza de Mayo (ver aparte).

PRESENTACIÓN DE PEDRONCINI ANTE LA ONU
Los peligros del Consufa

Por A.M.
El abogado Alberto Pedroncini denunció ante el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas el intento del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (Consufa) de sacar de la Justicia civil la causa que investiga la práctica sistemática de apropiación de menores durante la dictadura. El letrado --que representa a cinco querellantes en ese proceso-- calificó la iniciativa del Consufa como "un nuevo peligro contra la continuidad" del caso.

  Tal como adelantó Página/12, Pedroncini formalizó su presentación ante el Grupo de Trabajo sobre Desaparición Forzada de Personas de las Naciones Unidas. A través de una carta dirigida a Miguel de la Iama --quien está a cargo de la Oficina de la Alta Comisionada, la ex presidenta de Irlanda Mary Robinson--, el letrado pidió una audiencia para desarrollar "en forma más actualizada" su denuncia.

  "El Consufa es un órgano dependiente del Poder Ejecutivo y no un Tribunal de Derecho --explicó Pedroncini--. Ha resuelto que corresponde la jurisdicción militar para los delitos imputados en el proceso del juez Bagnasco, por lo cual ha dispuesto dirigirse al juez constitucional requiriéndole que se desprenda del proceso y lo remita al Consejo Militar". El abogado sostuvo que "para llegar a esta conclusión, el Consejo niega el carácter de delito permanente de la sustracción de menores (pese a que la gran mayoría de ellos no ha sido hallada), niega por lo tanto que se hayan transformado en desaparecidos luego de dejar de ser menores para la ley penal, y rechaza en consecuencia la aplicación de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas".

  Pedroncini recordó que la apelación de "esta grave decisión" ante la Cámara de Casación Penal no fue sostenida por el fiscal Pedro Narvaiz, por lo cual quedó firme. Y destacó que la resolución del Consufa se produce a más de tres años de iniciado el proceso ante el juez federal.

  El otro hecho remarcado como "peligro" fueron las declaraciones del jefe del Ejército, teniente general Ricardo Brinzoni, quien en una entrevista con este diario afirmó que "no había existido una práctica sistemática de sustracción de menores durante el gobierno militar".

  Sin embargo, Pedroncini también señaló los "importantes resultados" obtenidos en el proceso. En primer lugar, describió la elaboración de una "nueva jurisprudencia penal que ha declarado aplicables a los delitos imputados (cuya comisión comenzó en 1976) convenciones internacionales aprobadas muy posteriormente a esa fecha". Es decir que esos delitos no están prescriptos y tampoco juzgados. Por último, el abogado destacó la prisión preventiva dictada por Bagnasco en diciembre de 1998 contra ocho altos jefes militares.

OPINION

¿Dónde está la valija?

Por Adriana Calvo y Anabel Alcaide *

La saga acerca de los destinos de la documentación que el juez Baltasar Garzón envió a Gustavo Literas, a pedido de éste, llega a límites que resultan increíbles si no fuera porque detrás de ella se ve una intención muy clara: continuar con la impunidad.

  Garzón lleva adelante un proceso contra los genocidas argentinos en función del cual pidió la captura internacional con miras a extradición de 48 represores por la vía habitual: Interpol. Ésta --también como es habitual-- envía a la Argentina y al resto de los países del mundo un resumen (8 hojas) del pedido original (244 hojas).

El gobierno argentino pasa este resumen al juez Literas, sin privarse de hacer comentarios sobre un tema que el magistrado debe resolver: lo rechazará, es un dislate, etcétera, etcétera.

  El juez Literas solicita a Garzón --a través de Cancillería-- que complete la información. Entiende que en este caso el resumen que recibió no es suficiente para expedirse. El gobierno (a través de los ministros de Justicia y del Interior) interpretan esta solicitud como un rechazo. Literas lo desmiente públicamente. Garzón cumple con lo solicitado y envía --en tiempo y forma-- la documentación completa más la información complementaria sobre datos de filiación de los requeridos. Todo esto viene, como es habitual, cuidadosamente guardado en una "valija" que llega a Cancillería el miércoles 5 de abril con un destinatario claro: el juez Literas.

  Mientras tanto, en marzo, el Gobierno (ministro de Justicia) inventa un segundo rechazo de Literas, quien por segunda vez lo desmiente. A 9 días de llegar, la valija sigue en Cancillería y han circulado las más disparatadas versiones acerca de su destino, todas a cargo de prominentes funcionarios del gobierno: que llegó tarde, que no trae lo prometido, que se rechazará el pedido, que se le preguntó a Literas si le interesaba recibirla, que no saben que hacer con ella. Al menos esto último es lo que nos informaron ayer en una reunión el doctor Mariano Maciel, director de Asuntos Jurídicos de la Cancillería, y el doctor Hernán Plorutti, de Derechos Humanos. Literas, a su vez, nos sigue diciendo que no recibió la documentación que él solicitó. Si uno lograra abstraerse del drama que encierra esa valija, el episodio resultaría sólo patético. Lo cierto es que a esta altura parece una perversa campaña de desinformación montada por el Gobierno para intentar convencer a los crédulos de que cumple con su deber y sus promesas preelectorales.

  Lo cierto es que el Gobierno sigue con su política de asegurar impunidad a los genocidas. No sólo los asciende: resucita la competencia del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para que se juzguen a sí mismas, sigue impidiendo que se los procese y castigue aquí y, además, pretende impedir que los juzgue un juez extranjero.  

  * Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y Liga Argentina por los Derechos del Hombre.

OPINION

La reciprocidad pedida

Por Horacio González y Juan Carlos Capurro *

El ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, acaba de presentar queja ante el gobierno español por el pedido del juez Garzón de detener a 48 argentinos acusados de genocidio.

  Dice el ministro que exigirá "reciprocidad" a España, pudiendo entonces el Estado argentino juzgar con sus leyes a los genocidas españoles. De esta manera, se postularía para reclamar la extradición de los asesinos del GAL o de los crímenes imprescriptibles del franquismo.

  De acuerdo al derecho internacional, esto es legítimo y posible, ya que los tratados sobre genocidio, tortura y desaparición forzada de personas --firmados por Argentina-- habilitan a cualquier Estado del mundo a enjuiciar crímenes contra la humanidad.

  El problema es que el doctor Gil Lavedra, si es consecuente con su afirmación, deberá primero resolver la nulidad absoluta e inconstitucionalidad manifiesta de las leyes de punto final y obediencia debida, aún vergonzosamente vigentes en Argentina. De acuerdo a ellas, los genocidas españoles, de ser juzgados hoy aquí, seguirían en libertad, por imperio de las citadas leyes de impunidad. Esos genocidas pedirían más que gustosos ser "juzgados" bajo este régimen jurídico.

  Exigimos entonces, señor ministro, una vez más, la nulidad completa de esas leyes, para juzgar aquí, allá y donde sea necesario, a todos los genocidas de la Tierra.

  * Abogados del Comité de Acción Jurídica (CAJ).

 

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