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Se derrumba Wall Street y hay temor a otra crisis

Caída histórica en la Bolsa de Nueva York, que arrastró a toda la región. En Buenos Aires, las acciones  bajaron un 6 por ciento. 


Por Claudio Zlotnik
t.gif (862 bytes) Los mercados se derrumbaron y hubo pánico entre los financistas. La Bolsa de Nueva York vivió uno de sus peores días. El índice Dow Jones, que agrupa a 30 grandes compañías estadounidenses, cayó 616 puntos (5,6 por ciento), el declive más importante de su historia. Al Nasdaq, el panel de acciones tecnológicas, no le fue mejor: perdió 355 puntos (9,7 por ciento), algo nunca visto desde que fue creado hace tres décadas. El efecto contagio sobre los recintos latinoamericanos fue implacable. El índice de acciones líderes MerVal cayó 6 por ciento; en Brasil, el derrape llegó al 4,6 y el Banco Central tuvo que vender dólares para estabilizar la cotización del real. En México, la caída fue del 7,9. También hubo pérdidas en Europa, donde sobresalió París, con un retroceso del 3,2 por ciento. El ajuste iniciado en los sobrevaluados papeles de Internet ya salpicó al resto de los mercados. Y, en la city, hay analistas temerosos de que se desate una nueva crisis financiera internacional.
La jornada bursátil de ayer se pareció bastante a aquéllas de octubre del �97 o agosto del �99, cuando los financistas se sobresaltaban ante las noticias sobre la caída de las economías del sudeste asiático o la cesación de pagos de Rusia. En todo caso, la diferencia es que ahora la huida en masa de los inversores se precipitó en el mercado estadounidense, el más importante del mundo. En un principio, el castigo recayó sobre los sobrevaluados papeles tecnológicos (de Internet y telecomunicaciones). Pero desde hace un par de sesiones, el fuerte ajuste incluye a las acciones del Dow Jones, en donde están listadas las compañías más importantes de los Estados Unidos. Entre ellas, Kodak, Gillette, Coca Cola, Citigroup y la petrolera Amoco.
El �viernes negro� ocurrió no bien el gobierno estadounidense anunció que la inflación de marzo había alcanzado al 0,7 por ciento, por encima a las previsiones de los analistas, el nivel más alto en un año. El dato, que se suma al 0,5 por ciento de febrero, hizo presumir a los financistas que, tras casi una década de crecimiento sostenido, podría haber un rebrote inflacionario que ponga fin de manera abrupta a la bonanza.
En medio de la caída en picada de los mercados, Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense), dio un alerta. Pidió que los bancos tomen precauciones, aumentando el nivel de reservas, para evitar que las turbulencias en la Bolsa resquebraje el sistema financiero. Precisamente, un dato que no pasó desapercibido para los inversores fue que en la rueda, los papeles bancarios cedieron entre 5 y 6 por ciento. Esa caída fue interpretada por los operadores como un preanuncio de que las entidades financieras podrían verse en problemas si continúan las turbulencias. �La economía estadounidense está sólida y sana�, declaró Larry Summers, secretario del Tesoro, intentando calmar los ánimos de los inversores.
La espiral bajista en Wall Street encuentra una explicación también en el siguiente mecanismo: los inversores se ven obligados a vender sus papeles para poder hacer frente a las deudas que tomaron para comprar acciones. Esa deuda, de unos 260.000 millones de dólares, está garantizada por esos mismos activos, y la pérdida de valor de éstos lleva a los bancos a exigir un �refuerzo� del aval en efectivo.
�La película no está del todo clara. Sabemos que se pinchó la burbuja de las acciones tecnológicas y que existe una gran desconfianza de los inversores. La situación es complicada, y no descarto que desemboque en una severa crisis internacional�, comentó a Página/12 José Siaba Serrate, analista y experto en mercados internacionales. A su vez, Siaba Serrate advirtió que, a diferencia de lo ocurrido hace dos años, cuando Greenspan enfrentó la crisis disminuyendo la tasa de interés internacional, esta vez el banquero no tendría demasiado espacio para hacerlo, precisamente, porque hay indicios de un brote inflacionario.
Pese a los problemas, Juan Arranz, economista jefe del Banco Río, tiene una visión optimista. �Creo que la fuerte baja en las bolsas quedará acotada y que no habrá un impacto sobre la Argentina. Los países de la región muestran fortaleza, y una prueba de ello es que los títulos públicos argentinos están resistiendo las turbulencias�, apuntó. En promedio, los bonos cayeron ayer en torno del 1 por ciento.

 

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