OPINION
El golden boy del nazismo
Por Sergio Kiernan
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La
corte de High Court acaba de inscribirse, otra vez, en la historia.
Como con el caso Pinochet, este martes el tribunal inglés presentó
un fallo que sienta jurisprudencia para el mundo. Fue simple: el
historiador neonazi David Irving procesó por calumnias a la
académica norteamericana Deborah Lipstadt, que lo describió en un
libro como un negador del Holocausto. La extraña ley británica
obligó a Lipstadt a la ímproba tarea de probar que el Holocausto
efectivamente existió. La demandada lo hizo tan bien, que la corte
hasta llamó �racista� a Irving con todas las letras y afirmó que
negar el Holocausto es �insostenible�. Ya está, es oficial y es
un antecedente que se puede usar en todos los países y en nuestro
país para manejar a los neonazis. Uno puede preguntarse por qué es
tan grave negar el Holocausto. Primero, porque es el insulto final a
los millones de víctimas de Hitler, víctimas que no murieron en
combate ni como consecuencia de la guerra, sino que fueron
perseguidos, capturados y asesinados uno a uno por el hecho de ser
judíos. Segundo, porque el Holocausto es el gran crimen, el gran mal
del nazismo. Sin la masacre deliberada y planificada, sin el hecho de
que el nazismo tenía y tiene el objetivo último de �limpiar al
mundo� matando a los indeseables, las ideas de Hitler pasan a ser
apenas desagradables, algo extremas quizás, pero merecedoras de
respeto. Sus seguidores actuales, los neonazis de todo el mundo, saben
que si relativizan el Holocausto podrían exigir el espacio que las
democracias les deben a los disidentes. Es el hecho pesado y mortal de
esa masacre lo que los desnuda, lo que hace que detrás de los trajes
Armani del austríaco Joerg Haider, la sonrisa del americano David
Duke y el tono razonable del argentino Alejandro Biondini sepamos que
se viene la muerte como ideología. Los nazis piensan que hay que
matar, que matar es bueno, que matar es una tarea a cumplir para el
bien de Patria y Raza. Irving perdió mucho más que tres millones de
dólares en costas judiciales con este fallo. Perdió la chance de
darle a la negación del Holocausto un aura de historia respetable, de
estudio alternativo, de �otra verdad�. El era el golden boy, el
más presentable de los negadores, el que menos parecía un nazi, el
más sólido en sus conocimientos y, lejos, el mejor escritor. No fue
que una corte probó judicialmente que el Holocausto existió. Fue que
una corte determinó judicialmente que el negacionismo es una
ideología mentirosa, racista y neonazi. |
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